Cuando el dólar se devalúa globalmente, los países dependientes del dólar, como República Dominicana, no siempre se benefician, y más aún si el peso dominicano se devalúa localmente con relación al dólar. En vez de fortalecerse, sus monedas locales también pueden debilitarse por otras presiones estructurales (déficit comercial, deuda en dólares, fuga de capitales). En la economía global, el dólar estadounidense (USD) actúa como moneda de referencia para transacciones internacionales, reservas, comercio de materias primas y deuda externa. Por tanto, su devaluación genera efectos profundos a nivel macroeconómico y financiero en todo el mundo. En países de economías pequeñas y abiertas como República Dominicana (RD), este fenómeno adquiere una dimensión más compleja cuando se combina con una devaluación interna del peso dominicano.
1. Causas de la devaluación del dólar
La devaluación del dólar puede originarse por múltiples factores: política monetaria expansiva de la Reserva Federal (bajas tasas de interés, inyecciones de liquidez), déficit fiscal y comercial elevado, pérdida de confianza en la economía estadounidense o por una transición hacia monedas alternativas (como el yuan, el euro o incluso criptoactivos en ciertos entornos).
En los momentos actuales, la FED sigue manteniendo altas tasas de interés desde el año 2022 para controlar la inflación. En este contexto, la inflación sigue alta pero más controlada, y existen signos de desaceleración económica, por lo que los agentes económicos pueden tener la percepción de que en la revisión de septiembre se podría reducir la tasa de interés, salvo que la inflación no crezca. Además, debemos considerar que se ha debilitado la confianza del consumidor, las ventas minoristas, los indicadores de producción manufacturera y el mercado inmobiliario de EE. UU., en un ambiente de fortalecimiento del euro.
Debemos tomar en cuenta que el déficit fiscal de EE. UU. sigue siendo elevado, en torno a un 6 % del PIB, y existen serios temores sobre la sostenibilidad fiscal y de la emisión de bonos del Tesoro y demás instrumentos de deuda por el gobierno federal.
A esto se le agrega que países como China, Rusia, India, Brasil y otros del grupo BRICS+ están promoviendo el uso de monedas alternativas al dólar para el comercio internacional y las reservas monetarias internacionales. Afortunadamente, se han debilitado las expectativas alcistas de los precios del petróleo, los cuales contribuyen a moderar la pérdida de valor del dólar de Estados Unidos. No obstante, existe mucha incertidumbre en el mundo, marcada por la pronunciada volatilidad, que podría generar una tendencia a la desvalorización internacional del dólar.
La devaluación del dólar en los mercados internacionales está determinada por múltiples factores, los cuales son de carácter monetario, fiscal, comercial, geopolítico y de influencia asociada a las expectativas.
En el plano monetario, se destacan las expectativas de la tasa de interés. Y la pregunta es: ¿se mantendrá la tasa de política monetaria trazada por la FED en el mismo lugar? ¿Subirá? ¿Bajará? Menores tasas conducen a una desmotivación de los inversionistas internacionales en la demanda de activos expresados en dólares, ya que tendrían menos rentabilidad. Esta situación entra en contraste con la política del Banco Central Europeo, que busca fortalecer el euro utilizando tasas de interés que atraigan inversionistas a demandar activos expresados en su moneda.
En general, las expectativas de crecimiento económico de EE. UU. influyen en el apetito por demandar dólares a nivel local e internacional. Si hay crecimiento económico en Estados Unidos, los inversionistas globales se sienten motivados a estructurar sus portafolios hacia mercados con mejores perspectivas de crecimiento, reduciendo la demanda de dólares y disminuyendo su fortaleza.
Los determinantes de carácter fiscal tienen que ver con: a) el elevado déficit, estimado en un 6 % del PIB para 2025, y b) el aumento de las expectativas de mayor oferta de instrumentos de deuda para financiar dicho déficit.
Por otro lado, el déficit comercial implica que Estados Unidos tiene que pagar su brecha externa aumentando la cantidad de dólares en circulación en el mundo, mediante la inyección de su moneda, provocando mayor oferta y debilitamiento del dólar. A esto se le agrega la necesidad de abordar mecanismos para pagar las deudas que se vencen.
La situación descrita va generando una percepción de debilitamiento global del dólar y hace que los inversionistas decidan diversificar sus portafolios en otras monedas, oro u otros activos financieros, incluyendo los derivados financieros.
Además, se está produciendo el impacto de desdolarización originado en la formación de bloques y acuerdos comerciales como parte de las respuestas geopolíticas y geoeconómicas de algunos países. Un caso de evidente conducencia es el uso de monedas locales, por ejemplo el euro, en el comercio internacional, especialmente para pagar energía y materias primas por parte del bloque BRICS+ y aliados. Además, otro aspecto importante son los acuerdos bilaterales (China–Brasil, China–Rusia, Rusia–India), los cuales reducen la demanda estructural de dólares para transacciones y habilitan la demanda de activos en monedas nacionales, diferentes al dólar y al euro.
Si apostamos al dólar, se demanda más esta moneda, pero si se apuesta más a otra moneda fuerte, se demanda más la otra moneda. En la actualidad, el mundo de los inversionistas está mirando relativamente hacia otras monedas fuertes. Un segundo elemento es que si los inversionistas buscan más rentabilidad, los cuales son activos de mayor riesgo, compran más acciones, commodities y demandan menos bonos del Tesoro de EE. UU. Un tercer elemento tiene que ver con el mercado cambiario y la influencia de los bancos centrales, los cuales venden dólares para fortalecer sus propias monedas. Mayor oferta de dólares deprecia el dólar.
En síntesis, estos y otros elementos contribuyen a la pérdida de valor del dólar en los mercados internacionales
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