Hace algunos años publiqué un artículo titulado “Un Haití saudí” donde en un ejercicio de imaginación pretendía que en el vecino país apareció tanto petróleo como en Arabia Saudí, y que al igual que allí sus ciudadanos decidieron no trabajar, sino vivir de su enorme presupuesto. En el caso haitiano agregué que su diáspora, incluyendo la ubicada en nuestro país, toda retornaba a su patria para también vivir del presupuesto. Un tema parecido fue tratado en un libro sobre qué pasaría en California si todos los mexicanos retornaban a su país. Aunque lo recién ocurrido en Guyana con sus grandes yacimientos de petróleo podría repetirse en el área, mi especulación sobre Haití no deja de ser simplemente eso.
Pero si ocurriese, ¿qué pasaría entonces en un Santo Domingo sin haitianos? Inmediatamente subirían los sueldos, tratando de estimular a los dominicanos para que efectúen las labores que hoy hacen los haitianos, pero también habría un enorme cambio estructural en la economía pues muchos bienes agrícolas bajarían en su producción, como es el caso del azúcar, el arroz, el guineo y el café. También se aceleraría el proceso de mecanización agrícola como también el del sector de la construcción.
Pero dejemos de especular y preguntémonos cuántos haitianos necesita nuestra economía hoy día. Si no lo ha hecho hasta hoy nuestro Ministerio de Trabajo debería contestar esa pregunta determinando cuántos necesitaría el sector azucarero después de maximizar la mecanización, cuántos en el resto de la agricultura como también en la construcción ya mecanizada. A esos obreros necesarios se les entregarían permisos de residencia, pero en muchos casos serían por algunos meses por estar trabajando en cosechas.
Los haitianos sin documentos y no necesarios serían deportados, pero eso no deja de ser hoy día un gran problema dada una guerra civil en Haití cada día más acelerada. En más de una ocasión hemos planteado que dada la incapacidad de las tropas de varios países bajo los auspicios de Naciones Unidas, como también de la policía y el ejército haitiano, para eliminar las bandas, así como la abierta negativa de Estados Unidos de enviar tropas o suplir más dinero, la solución sería contratar a mercenarios tal y como ocurrió cuando los americanos lucharon en Afganistán e Irak y como se lucha hoy día en algunos países africanos.
También plantee que, así como Trump determinó que los cárteles mexicanos están constituidos por terroristas y el presidente Abinader determinó lo mismo para las bandas haitianas, Trump debería clasificar a las haitianas también como terroristas. Me satisface tomar nota que en días recientes el presidente Trump está por hacerlo. También la semana pasada en el principal periódico de Puerto Príncipe se planteó la idea de contratar mercenarios.
Mientras más rápido termine el conflicto armado en Haití, más rápido podríamos los dominicanos determinar cuántos haitianos de verdad sobran.
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