Sus primeros años
Francisco del Rosario Sánchez nació en Santo Domingo, en la calle del Tapado, hoy 19 de Marzo, el 9 de marzo de 1817. Fueron sus padres, Francisco Sánchez Alfonseca, conocido como Siño Narcisazo; y Olaya del Rosario de Belén. Estos eran conocidos como mulato y ´parda´ libre, lo cual indica que guardaban parentesco cercano con antiguos esclavos. No obstante, lograron cierto posicionamiento social con el paso del padre de mayoral a tablajero o carnicero, actividades que le facilitaron atender a los nueve hijos procreados entre 1815 y 1834.
Como la mayoría de sus compañeros trinitarios, Sánchez nació en la época de la España boba y llegó a la adultez durante los años en que Santo Domingo, conocido entonces como la parte Este de la isla, estaba dominado por autoridades haitianas dirigidas por Jean Pierre Boyer. Conoció el rechazo a esta dominación desde sus inicios, pues en 1823, su padre conspiró contra la misma junto a Silvestre Aybar y Juan Vicente Moscoso, y en el movimiento conocido como la Conspiración de los Alcarrizos, donde administraba un hato. Ante el fracaso de ambos intentos, Siño Narcisazo se alejó de la participación en los asuntos políticos.
Sánchez fue un autodidacta aventajado que, haciendo honor a la tradición, recibió las primeras enseñanzas de su madre, Olaya del Rosario, reforzadas con esmero por su tía, María Trinidad Sánchez. Como no se contaba con la educación superior formal, tomó lecciones de latín y filosofía con Nicolás Lugo, venezolano febrerista; y junto a Duarte, recibió las orientaciones en los espacios de la iglesia Regina Angelorum, de Gaspar Hernández, sacerdote peruano, separatista y realista. Gracias a su interés por el cultivo del intelecto, y por el arte, pues tenía cierto dominio en la interpretación de la mandolina y la flauta, destacó entre los mejor formados de los trinitarios que acompañaron a Duarte en sus afanes por la independencia.
Lucha por la independencia
Gracias a su relación con Juan Pablo Duarte, fortalecida al coincidir en la toma de las lecciones ofrecidas por Gaspar Hernández probablemente entre 1838 y 1839, Sánchez se incorporó a la lucha por la independencia desde los inicios de la Trinitaria, por lo que Félix María Ruiz lo sitúa entre sus fundadores. Su debut como figura pública resultó del movimiento de la Reforma, que provocó el derrocamiento de Boyer por Charles Herard en marzo de 1843. En esa fecha firmó la proclama que anunciaba la formación de la Junta Popular, compuesta por trinitarios y reformistas haitianos. Como resultado de esta alianza, los trinitarios lograron avances importantes para la causa de la independencia, lo que provocó que fueran perseguidos y atropellados por el nuevo presidente haitiano. Tan persuasivas fueron sus medidas, que Duarte, Juan Isidro Pérez y Pedro Alejandrino Pérez salieron al exilio, mientras que, otros trinitarios operaron desde la clandestinidad. Sánchez logró se propagara la noticia de que había muerto.
Entre agosto de 1843 y febrero de 1844, Sánchez asumió la coordinación de las acciones revolucionarias, junto a Mella, Vicente Celestino Duarte y a otros trinitarios. Estos lograron una alianza con los hermanos hateros Pedro y Ramón Santana, y con un sector de los conservadores de la Capital, representados por Tomás Bobadilla. Con esta alianza se buscaba impedir que Francia tomara el control del país mediante el protectorado defendido por Buenaventura Báez y sus seguidores. Contra ese propósito, Sánchez y Vicente Celestino Duarte, en noviembre de 1843, en carta que termina con el lema: Dios, Patria y Libertad; solicitaron a Duarte, así fuera al costo de una estrella, el envío de 1000, 2000 o al menos 500 fusiles, 400 cartuchos, 2 o 3 quintales de plomo y 500 lanzas; y su regreso por el puerto de Guayacanes para hacer de diciembre un mes memorable. Se interpreta que se contemplaba la proclamación de la independencia en ese mes.
Otra medida contra los afrancesados es el documento conocido como el Manifiesto del 16 de Enero de 1844, en el que se plantea el trabajo por la libertad plena, no por el protectorado. Esta especie de proclamación de la independencia fue redactada por Sánchez y, por instancia de Mella, enviada a Bobadilla para revisión.
Proclamación de la independencia
El 26 de febrero de 1844, los trinitarios de la común de los Llanos rechazaron la continuidad de la dominación haitiana en Santo Domingo. Al día siguiente, los patriotas dominicanos se reunieron en las puertas de la Misericordia y del Conde, que bien podrían llamarse las puertas de la libertad; con el fin de proclamar la independencia. Mella lideró el encuentro en la Misericordia al disparar con arrojo su trabuco. Mientras que, apunta Rufino Martínez, Sánchez, con el silencio de Martín Girón, oficial custodia en el baluarte de San Genaro o puerta del Conde; izó la bandera dominicana en la madrugada del 28 de febrero. A este acto siguió la instalación de la Junta Gubernativa Provisional presidida por Sánchez, quien renunciara horas después para que Bobadilla tomara la presidencia de la entonces llamada Junta Central Gubernativa. La vicepresidencia fue ocupada por Manuel Jimenes; como secretario se designó a Silvano Pujols, y como vocales: Manuel María Valverde, Francisco Javier Abreu, Félix Mercenario, Carlos Moreno, Mariano Echevarría, Francisco Sánchez, José María Caminero, Ramón Matías Mella y Juan Pablo Duarte, a su regreso de Curazao.
Pugnas por el poder
Como resultado de las pugnas por el poder político, que dominaban los conservadores, en agosto de 1844, Sánchez fue declarado traidor a la patria por la Junta Central Gubernativa y expulsado del país junto a otros trinitarios. Saint Thomas y Curazao fueron su refugio para la conspiración y la práctica de sus dotes de educador. Permaneció en el exilio hasta la amnistía general concedida en 1848 por el presidente Manuel Jimenes.
A su regreso, ocupó la comandancia de armas de Santo Domingo y, en 1849, la procuraduría fiscal, muestra de superación si se toma en cuenta su condición de peinetero o barbero durante la mocedad. Como procurador se vio forzado a dar curso a la acusación que hiciera Santana a Antonio Duvergé, entre otros casos delicados.
Conocedor de los padecimientos del exilio, en 1853 elogió a Santana al ponderar en un artículo su decisión de conceder una amnistía a los perseguidos políticos. Sin embargo, dos años después fue perseguido y desterrado por Santana. En esta ocasión consolidó sus relaciones con Buenaventura Báez y lo apoyó en su confrontación con Santana. Así actuó al regresar al país en agosto de 1856 acogido por el presidente Manuel de Regla Mota, al aceptar el nombramiento de Báez como gobernador y comandante de armas de la provincia Santo Domingo y al estallar la Revolución del Cibao en julio de 1857. Para entonces, Matías Ramón Mella estaba con los liberales, quienes aceptaron el apoyo de Santana sin imaginar que los usaría para ocupar de nuevo la presidencia. Inconsistencias de la política.
Regreso al ideal trinitario
Interesado en controlar sus planes de anexión del país a España, Santana desterró a Sánchez a mediados de 1859. En medio de limitaciones, esta vez permaneció entre Saint Thomas y Curazao, donde retomó el sentimiento patrio al formar el Movimiento de Regeneración Dominicana acompañado de figuras del baecismo que aceptaban su liderazgo. Como primeros pasos, en enero de 1861 dio a conocer su rechazo a la anexión definiéndose en una proclama como la bandera nacional, y en marzo, como paso estratégico, procuró la colaboración de Fabré Geffard, presidente de Haití, para la entrada por territorio haitiano de sus tres frentes de ataque comandados por él, José María Cabral y Fernando Taveras.
Por traición de Santiago D´Oleo, Sánchez fue capturado en El Cercado el 20 de junio de 1861 y trasladado a San Juan, donde fue juzgado y condenado por la ley de Santana. Allí fue fusilado junto a Félix Mota, Juan Erazo, Benigno del Castillo, Domingo Piñeyro, Rudecindo de León, Julián Morris y otros. Los comandantes Cabral y Taveras salvaron la vida al resguardarse en territorio haitiano.
Honor por siempre a quien tuvo el arrojo de arriesgar la vida en la proclamación de la independencia y, por su defensa, entregarla en San Juan el 4 de julio de 1861. Probablemente, como afirmara Ramón Emilio Jiménez: murió de hambre, antes que como siervo comer pan. Si para él, morir con y por la patria no fue nada, que para nosotros, reconocer su sacrificio con ejemplos de ciudadanos responsables, lo sea todo. Loor a Sánchez, fundador, prócer y mártir de la República.
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