Ante la imposibilidad de asignar a cada objeto o evento un nombre, el entendimiento humano, acogiéndose a su limitada dimensión o frugalidad prefijadas, recurre a la inagotable extrapolación metafórica, cuyo contexto será, en última instancia, la extensión o entramado definitorio del significado. De ser así, cada palabra se constituye, intrínseca o potencialmente, en una metáfora.
Compartir esta nota