La obra de Antonio Navarro es la música callada del universo. Es una meditación metafísica, es lo que yo llamaría la intencionalidad, por el deseo interminable para encontrar lo que inunda los principios de lo que no se conoce en la consciencia. Eso que se encuentra latente en el carbón de los huertos que aspiran a formar parte del soplo dócil de Dios.  La Universidad de Murcia, inauguró la exposición el 18 de septiembre hasta el 31 de octubre de 2025.

El Centro Cultural Contemporáneo llamado Cárcel Vieja de Murcia está acogiendo la presentación de las obras de varios artistas con el título: "PatrimoniUM. Líneas, ritmos, y volúmenes que esbozan una historia. Navarro muestra su obra monocroma que conforman una instalación que se suspende en el aire con 400 kg de carbón soportado por una red de hilos que sostienen un libre movimiento de la instalación artística.

Yo miro la obra como un cuerpo pulsional inacabable que se expande y mueve como la bruma en una noche oscura de otoño.  Es arte que rompe con la formalidad de los colores de época. Es la formalización de la desmesura de un semblante que se mueve con el desnudo de lo real. Eso que se mira, pero que te remueve algo que no se entiende en el plano de lo formal.

Es una obra de arte que opera con lo sencillo, lo que forma parte de la elaboración del uno y cada uno en el marco de lo que marcan los carbones colgantes, pues anuncian los patrones de la tachadura de los viejos pizarrones que describen un lenguaje prístino con carácter metafórico y político porque forma parte de eso compone la esencia de la vida.

En mi contemplación, la obra de Navarro en fotos y vídeos yo me zarandeo siguiendo el orden de ese movimiento que guía lo simbólico, tal como lo aprecia el artista. Ver es un acto personal y la instalación la pienso como los nudos que acciona en la bastedad de la oscuridad que da paso, a los orígenes de la vida. Yo vuelvo a mirar siguiendo el movimiento y titubeo con los sentidos de mi alma y un cuerpo que sabe que tiene carbón en sus huesos. El artista es un profeta que vislumbra la hoguera de la vieja Europa. Pienso y creo que el arte es “Uno” del todo, empuja diálogos y se antecede a la época.

Entiendo, que Antonio Navarro no pudo escaparse al desorden de la nueva investidura que se promueve en los territorios nuevos que se transformarán con los fuegos y las circunstancias episódicas que cuentan con los carbones que estallaran en un nuevo saber que es inconsciente y que conformará lo que no se puede conocer más allá de lo terrenal.

El artista invita a contemplar en su instalación un semblante del saber. Pero no es un saber cualquiera, es uno que descoloca al sujeto con las formas y los sentidos de esos estadios que son propios del inconsciente dado el saber supuesto. Su obra es provocadora, pero no porque cauce goce o placer, más bien porque pone en tela de juicio la estética actual del esnobismo de las formas actuales de mirar lo artístico. Su obra interroga, lo que no se persigue, porque duele, ya que es interpelación del caos de una nueva epifanía en los territorios geopolíticos del arte.

Fátima Portorreal

Antropóloga

Antropóloga. Activista por los derechos civiles. Defensora de las mujeres y los hombres que trabajan la tierra. Instagram: fatimaportlir

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