En este mundo lleno de engaños, mentiras e injusticias, ¿la locura, podría ser la  forma de resistirnos y protegernos de no caer ante la crueldad humana? En la Obra El  ingenioso Quijote de la Mancha, la figura que nos presenta Miguel de Cervantes del Don  Quijote es una poderosa metáfora, de como a través de la locura, podemos defender  nuestras creencias e ideas. Don Quijote es la imagen de la lucha que tenemos para poder  cumplir nuestros propósitos, en un mundo que nos lleva al desencanto y la inconformidad.

Cervantes, sin duda, ha evidenciado que la resistencia, suele presentarse como un  acto de locura, en ocasiones cómico y para muchos, poco entendible, pero esos actos de  locura representan la forma en la que alcanzamos nuestra felicidad. En este ensayo se analiza como la “locura” de Don Quijote, transciende su época para recordarnos que soñar  con un mundo mejor, no es solo un acto de esperanza, sino más bien de transformación.

La locura: defensa ante a un mundo de engaño 

Una de las escenas más destacada de esta emblemática obra es donde Don Quijote  se enfrenta a los molinos de viento creyendo que eran gigantes, esta es sin duda un acto  idealista de los pensamientos del Quijote, uno de los tantos que lo hacían sentir bien consigo mismo. Esta visión idealista se representa a través de un viaje quijotesco, en el cual  se busca cumplir con los ideales propuestos, representando la lucha humana para alcanzar metas, la imaginación y deseo de hacer realidad los sueños, esto hace que en muchas  ocasiones distorsionamos nuestra realidad, con es visto en el siguiente fragmento:

“En esto, descubrieron treinta o cuarenta molinos de viento que hay en aquel campo, y así  como don Quijote los vio, dijo a su escudero: La ventura va guiando nuestras cosas mejor  de lo que acertáramos a desear; porque vez allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren  treinta o pocos más desaforados gigantes, con quien pienso hacer batalla y quitarles a  todos las vidas, con cuyos despojos comenzaremos a enriquecer, que ésta es buena guerra,  y es gran servicio de Dios quitar tan mala simiente de sobre la faz de la tierra” (Cervantes,  2004, p.137).

Para Don Quijote, los molinos son la representación de todo lo malo que se debe  erradicar, su lucha no es solo por ser un caballero andante, sino que lucha contra las injusticias que percibe en el mundo. Su idealismo, aunque a menudo lo llevó al fracaso, le  dio un propósito por el cual seguir adelante.

Don Quijote, aun después de ser derrotado por los molinos, no abandona sus ideas,  sino que más bien las rectifica, diciendo que son hazañas de algún encantador enemigo que  convirtió a los gigantes en molinos.

“cuanto más, que yo pienso, y es así verdad, que aquel sabio Frestón que me robó el  aposento y los libros ha vuelto estos gigantes en molinos, por quitarme la gloria de su  vencimiento” (Cervantes, 2004, p.138).

Este razonamiento refleja como las personas buscamos explicaciones cuando nos  derrumbamos, para seguir adelante, transformamos nuestras derrotas en experiencias que  nos fortalecen e impulsan a seguir luchando.

La locura que presenta Cervantes en el personaje de Don Quijote no es meramente  un defecto, en ocasiones es una herramienta para enfrentarse al mundo lleno de desencanto,  transformando la realidad y las situaciones adversas en oportunidades.

¿Locura o símbolo de esperanza?

La locura, en ocasiones, lejos de ser un defecto, puede ser una esperanza, para  aquellos que no tienen un motivo para batallar y vivir, ante un mundo lleno de injusticias.  Para poder sobrevivir, en ocasiones debemos convertirnos cometer quijotadas, ya que  muchas veces la verdadera cordura radica en soñar, actuar en consecuencia, incluso si eso  nos hace parecer “locos”. 

Como lo dijo Miguel de Cervantes: “cada uno es artífice de su ventura” (Cervantes, 2004, p.985). Ratificado el espíritu que movía al Don Quijote, la felicidad y el  sentido de la vida se encuentran luchando por nuestras ideas, sin importar lo imposible que  parezca.

Las quijotadas, esas acciones que son consideradas como desatinadas por otros,  suelen ser necesarias para imaginar y crear un futuro mejor. Ser locos o tener un poco de  locura como la que tuvo el Don Quijote, significa que tendremos la posibilidad de luchar,  incluso si esa lucha nos aleja de un mundo, que prefiere la complacencia. 

La idealización como sentido de vida y felicidad

Uno de los aspectos más conmovedores del Quijote es su búsqueda inquebrantable  de un mundo mejor, incluso a pesar de sus derrotas y la incomprensión de la gente. Su  forma de ver el mundo aunque para muchos es una locura, es su propósito para ser feliz.

Cervantes nos presenta un Quijote con un sueño: “ser un caballero andante”, algo  que para muchos es absurdo y desventurado. Sin embargo, para este personaje es una  elección fuera de la lógica común, no solo una idea impulsada por la locura de este que de  tanto leer, se envolvió en su mundo de caballería:

“y así, del poco dormir y del mucho leer, se le secó el celebro de manera que vino a perder  el juicio”.

Don Quijote convierte su vida de “quijotadas” en una lucha constante de ideas más  grandes de el mismo, ideas que aunque nadie comprende, le brindan felicidad y van más  allá, estas ideas sobrepasan límites y personas, convenciéndola de que muchas de las cosas  que hacemos tienen sentido, como lo vemos con su relación con Sancho Panza, el cual al  contrario es más realista, pero a pesar de esto en ocasiones adopta las ideas de su amo, lo  que demuestra que en ciertas ocasiones, aunque al inicio parezca algo absurdo, tiene poder  de motivar e inspirar a otros.

Un ejemplo de las ideas de Don Quijote influenciando en Sancho, está presente en  la segunda parte del Don Quijote de la Mancha, donde Sancho gobierna la ínsula de Barataria. Este aunque al principio gobernó con cautela, al poco tiempo empezó a adoptar decisiones inspiradas en los ideales de justicia que había aprendido del Don Quijote, demostrando que aún el idealismo más errado, se puede volver realidad.

Después de haber leído un sin número de libros de caballería, la nobleza y el  heroísmo presente en estos impregna a Don Quijote de una realidad que él considera suya, como lo reconoce:

“Yo sé quién soy, respondió don Quijote, y sé que puedo ser, no sólo los que he dicho, sino  todos los Doce Pares de Francia, y aun todos los nueve de la Fama, pues a todas las  hazañas que ellos todos juntos y cada uno por sí hicieron se aventajarán las mías”  Cervantes, 2004, p. 122).

Esta declaración es un ejemplo de que para Don Quijote su imaginación, es una  fuente inagotable de motivación y dignidad. A pesar de las burlas, de sus fracasos, su forma  de vivir la vida es la imagen de resistencia de quien delante del mundo hostil que vivimos,  decide soñar y actuar según sus propios principios.

De esta misma forma, es como viven muchas personas que se esfuerzan cada día por  defender sus ideas, como son la injusticia social, y la equidad. Estos suelen ser etiquetados como soñadores, idealistas ilógicos o simplemente locos. Sin embargo, estas luchas, al  igual que la de Don Quijote, sirven para dar sentido a la existencia de muchas personas,  como pasa con las llamadas “quijotadas” lo que para unos es locura, para otros es felicidad,  propósito y vida.

El idealismo del Quijote en nuestra época

En nuestro mundo moderno y actual, que enfrenta desafíos similares, a los que se  vivieron en el Siglo de Oro, como es la desigualdad y la corrupción, el Don Quijote, sigue  siendo relevante, sus locuras nos han enseñado a soñar con un mundo mejor, un poco irreal,  pero que puede ser una forma de resistencia ante las dificultades.

Muchos no solo encontramos sentido en la idealización, sino que también usamos o  percibimos los fracasos como oportunidades para rectificar nuestras creencias. Al elegir vivir como Don Quijote, como caballeros andantes, rechazamos la desesperanza y la  convertimos en metáforas, como decir que gigantes que resultaron ser molinos, son  nuestros fracasos y aun así, sabiendo que puede ser más grande de lo que creemos,  seguimos peleando.

Los movimientos y luchas sociales, en la actualidad, como son las protestas por la justicia racial, evocan el espíritu quijotesco. Estos movimientos, aunque en ocasiones  catalogados como idealistas, son impulsados por personas que, como Don Quijote, se niegan a aceptar el mundo tal y como es, encontrando en sus ideas un motivo para seguir  adelante.

Conclusión 

Don Quijote, nos ha demostrado que el idealismo, aunque suele ser tildado de  locura, es una manera de resistirse a las injusticias de este mundo. Es una figura que va más

allá de los años, que ha trascendido siglos para recordarnos que soñar con un mundo mejor,  no es solo un acto de tener esperanza, sino también de transformación. Nos llama a actuar, a  enfrentarnos a gigantes que aparentemente son invisibles y no nos permiten ser creadores de nuestras propias aventuras. Nos llama a vivir con valentía y así no tengamos un  propósito de vida, nosotros mismos crearlo, y demostrarnos que “la locura” en ocasiones, es  el único camino hacia la felicidad verdadera.

Bibliografía

Cervantes Saavedra M. (2004). Don Quijote de La mancha. (Edición del IV centenario).  Real Academia Española. Alfaragua

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EN ESTA NOTA

Fátima Puello

Fátima Puello es estudiante de la Licenciatura en Lengua Española y Literatura en el Instituto Superior de Formación Docente Salomé Ureña, recinto Félix Evaristo Mejía de Santo Domingo. 8096614505@gmail.com

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