Por un error cometido al momento de la inscripción en el registro civil o por la influencia de alguna tradición particular, algunos casos presentan dos formas distintas: Ribera/Rivera, Jiménez/Jimenes, Elena/Helena.
Los nombres propios están sometidos a las mismas reglas de ortografía que las demás palabras de la lengua. Dichas normas se aplican tanto al uso de las letras como a la colocación de la tilde. Por ejemplo, el nombre Héctor tiene que escribirse con h inicial y con el acento gráfico sobre la /e/ por tratarse de una palabra llana terminada en /r/, como azúcar o cáncer. Lo mismo hay que indicar con respecto a Beatriz, Cristóbal, Lucía, Mercedes, Álvarez, González, Martínez, Narváez, Salazar, Venezuela, Haití, Samaná, Higüey y a los miles y miles de nombres propios de persona y de lugar que existen en la lengua. Cometería un error ortográfico quien escribiera Beatriz con v inicial o con s final, y Cristóbal, González o Álvarez sin la tilde correspondiente. Es oportuna la ocasión para recordar que las letras mayúsculas también deben llevar la tilde si les toca según las reglas: Ángela, Úrsula y, por supuesto, LINGÜÍSTICA, AMÉRICA.
Ahora bien, con relación a los nombres propios de otras lenguas que no han sido adaptados al español, la Academia establece que se escribirán como en la lengua originaria y, por tanto, no se sujetan a las reglas de la ortografía española. Pueden ser nombres propios de persona (Richard, Christopher, Katherine) o geográficos (Frankfurt, Washington). Cuando el nombre extranjero ha sido integrado fonética y ortográficamente al español, entonces debe escribirse según las reglas vigentes. Algunos topónimos conocidos son Burdeos, Filadelfia, Londres, Milán y Turín, que se escriben de forma diferente a la original: Bordeaux, Philadelphia, London, Milano y Torino, respectivamente.
Por otro lado, existen nombres que no tienen una escritura uniforme. Por un error cometido al momento de la inscripción en el registro civil o por la influencia de alguna tradición particular, algunos casos presentan dos formas distintas: Ribera/Rivera, Jiménez/Jimenes, Elena/Helena. Y en la actualidad, se ha popularizado la libertad en la elección de los nombres. Se crean formas nuevas, a veces insólitas, acudiendo a recursos como la combinación de dos nombres (Anadel, de Ana y Delfín) y anagramas (Airam, de María, y Nomar, de Ramón, al revés). Estas formas lingüísticas son válidas con tal de que se ajusten a las normas ortográficas vigentes.
Los nombres propios están sujetos a las mismas reglas ortográficas que cualquier otra palabra del idioma
Y con relación al empleo de las mayúsculas, una de las normas mejor conocidas se aplica precisamente a la primera letra de los nombres propios (Pedro, María, América, Francia, Cuba). Cuando en los nombres geográficos el artículo forma parte de la denominación oficial, las dos palabras comienzan con letra mayúscula. De esta manera, lo correcto es escribir La Habana, Las Palmas y El Salvador. Este no es el caso, sin embargo, de la República Dominicana.
Resulta pertinente ofrecer aquí un resumen de los usos principales de la mayúscula inicial de palabra por su estrecha relación con el tema de los nombres propios.
1. En función de la puntuación:
a. La primera palabra de cualquier escrito y la que va después de punto: Hoy no iré. Mañana puede que sí.
b. La palabra que sigue a un signo de cierre de interrogación o de exclamación: ¿Dónde lo encontraste? En la librería.
c. La palabra que sigue a los dos puntos después del encabezamiento de las cartas: Querida Teresa: Espero que puedas venir a la celebración.
2. En función de la categoría o de la condición:
a. Todo nombre propio (de persona, lugar, planetas, astros, puntos cardinales, marcas comerciales, divinidades, etc.): Dios, Jehová, Coca-Cola, Toyota, Cristóbal Colón descubrió a América, La Tierra gira alrededor del Sol, La brújula señala el Norte.
3. En función de otras circunstancias:
a. Los sobrenombres y apodos con que se designa a determinadas personas: Simón Bolívar, el Libertador; Alfonso X, el Sabio.
b. Los tratamientos cuando están en abreviatura: Ud., Dr., Sr.
c. Los sustantivos y adjetivos que forman el nombre de instituciones, organismos, partidos: la Biblioteca Nacional, el Museo de Bellas Artes, el Partido Demócrata.
d. Los nombres de disciplinas científicas en cuanto tales: Soy licenciado en Filosofía. Pero se escribe: Hay que vivir la vida con filosofía.
4. Sin embargo, conviene resaltar que se escriben con minúscula inicial los nombres de los días de la semana, los meses, las estaciones del año: El próximo lunes no habrá clase. La primavera termina el 20 de junio.
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