Resumen
En este nuevo artículo de la serie dedicada a la FILSD 2025, se propone una relectura de la biblioteca como espacio poésico-afectivo, más allá de su función técnica de almacenamiento y préstamo de libros. Desde una perspectiva humanizadora, se analiza su potencial como territorio de acogida, cuidado simbólico y ternura comunitaria. A la luz del Virgilioamaramorismo, la biblioteca se redefine como un acto de amor público, una casa de palabras donde lo común se vuelve íntimo y lo íntimo se vuelve compartido.
Introducción
La biblioteca, tradicionalmente entendida como depósito de libros o centro de consulta, está llamada hoy a ser algo mucho más vital y profundo: un espacio de ternura pública, de encuentro simbólico, de refugio y belleza compartida. En un mundo saturado de velocidad, fragmentación y desarraigo, la biblioteca representa un acto de resistencia amorosa, una presencia silenciosa que acoge, cuida y eleva.
Desde el Virgilioamaramorismo, esta visión encuentra eco y profundidad. Porque el verbo amar —cuando se conjuga en plural— necesita lugar, necesita casa. La biblioteca puede ser esa morada del verbo afectivo, donde leer es entrar en comunión con la belleza y estar juntos en torno a la palabra es un gesto ético de comunidad “poética”.
Desarrollo
-
La biblioteca como refugio de sentido
Más allá de su arquitectura material, la biblioteca encarna una estructura simbólica de refugio. No es solo un espacio físico, sino un lugar en el que puede habitarse el tiempo de otra manera. Allí se cultiva una pausa en el ritmo acelerado, una posibilidad de encuentro consigo mismo y con otros. Según Mariela Viñas (2015). “Las bibliotecas están consideradas como espacios de estudio, espacios sociales, de encuentro, de ocio y de consulta de todo tipo de material; son lugares donde la sociedad se acerca por una primordial razón: encontrarse con los libros”.
La biblioteca como refugio no excluye, no segrega; se abre al lector tímido, al migrante, al niño, al anciano. Como afirma Ceballos Ospina (2018, p.64), citando al IFLA/UNESCO 1994:
“En el caso de una instancia como la biblioteca pública, los servicios que ahí se ofrecen “se prestan sobre la base de igualdad de acceso para todas las personas, sin tener en cuenta su edad, raza, sexo, religión, nacionalidad, idioma o condición social. Deben ofrecerse servicios y materiales especiales para aquellos usuarios que por una u otra razón no puedan hacer uso de los servicios y materiales ordinarios, por ejemplo, minorías lingüísticas, personas con discapacidades o personas en hospitales o en prisión” (IFLA/Unesco 1994)”.
-
Ternura pública: una ética de la acogida
Ternura pública es un concepto que implica una ética relacional, sensible y comunitaria. No es la ternura individual o íntima únicamente, sino una ternura que se despliega en lo social como forma de cuidado colectivo. En este sentido, la biblioteca puede entenderse como una institución afectiva, donde se produce un vínculo no solo entre lector y texto, sino entre cuerpos, miradas y silencios que comparten un mismo espacio ético.
El bibliotecario, Mario Aguilera Giménez (2013), plantea que “La actitud y actuación del personal son básicas para crear el ambiente de positivismo, confianza y calma deseados en el interior de la biblioteca” (p.36). La biblioteca es precisamente uno de esos espacios y su cuidado afecta directamente el tipo de humanidad que estamos construyendo.
Desde el Virgilioamaramorismo, la ternura pública es una forma de política del alma, una microrevolución ética que devuelve humanidad al espacio común.
-
La biblioteca como rito comunitario de la lengua
Entrar a una biblioteca debería ser un acto ceremonial, un ingreso simbólico al templo laico de la palabra. Cada estantería, cada rincón de lectura, cada libro prestado, es parte de un ritual comunitario del conocimiento afectivo.
Una biblioteca no es solo donde “se guardan libros”: es donde la palabra se vuelve presencia compartida, donde los textos encuentran cuerpos que los leen, los sienten, los resignifican.
Esto requiere una pedagogía del espacio:
Lugares cálidos, accesibles, cuidados.
Actividades que celebren la voz, la lectura, el silencio.
Tiempo para quedarse, no solo para buscar.
-
Biblioteca y poésica del cuidado
Desde el Virgilioamaramorismo, una propuesta filosófica y afectiva que pone en el centro el amor como verbo activo de transformación social, la biblioteca puede ser repensada como una poésica del cuidado. Esto implica verla como lugar que no solo ofrece textos, sino que cuida: cuida los silencios, las emociones, la dignidad lectora del otro.
En ese sentido, no basta con modernizar las bibliotecas o digitalizarlas: hay que amarlas. Convertirlas en espacios que abracen y no intimiden, que inviten y no vigilen.
-
Bibliotecas para amar juntos: propuesta amaramorosa
Reimaginar la biblioteca desde una perspectiva amaramorosa implica dotarla de una nueva vocación: ser lugar para amar juntos. Amar la palabra, amar la memoria, amar la diferencia. Es hacer de la lectura un acto de comunidad amorosa, donde el saber no sea competencia sino donación.
La biblioteca puede convertirse así en un territorio del nosotros, una casa simbólica donde se aprende a estar con otros desde la ternura. Es un espacio donde el lector no solo aprende, sino que se siente amado por la lengua.
Conclusión
La biblioteca es más que un edificio con libros: es una posibilidad civilizadora. En ella se puede cultivar no solo el pensamiento crítico, sino también, la ternura, la escucha, la sensibilidad. Reimaginarla como espacio de ternura pública es una tarea ética, poésica y urgente. Desde la perspectiva del Amaramorismo, se propone comprenderla como acto de hospitalidad simbólica, comunidad afectiva y palabra encarnada. Allí, entre estantes y silencios, puede nacer otro mundo: uno más humano, más bello, más amorosamente posible.
Referencias bibliográficas
Aguilera Giménez, Mario. (2013). Mi biblioteca: mi refugio. El servicio emocional de las bibliotecas públicas en tiempos de crisis económicas, Mi biblioteca, año IX, n.34, verano 2013.
Ceballos Ospina, J.A. (2018). El rol de la biblioteca pública en la inclusión social del habitante de calle (homeless). Investigación Bibliotecológica, vol. 32, núm.76 julio-septiembre, 2018 México.
Viñas, Mariela (2015). Hábito lector y promoción de la lectura en bibliotecas. Letras, 1(1), 67-71. Memoria Académica.
Compartir esta nota