Incluida en el conjunto de novelas que, bajo el título de Empresas y tribulaciones de Maqroll el gaviero, fue publicada bajo el sello de Alfaguara en el año 2000, Ilona llega con la lluvia es una novela que nos presenta un exquisito fresco sobre las empresas marítimas de un gaviero llamado Maqroll. Un personaje curtido en el vaivén de las aguas y los puertos caribeños. Desaparecido en el año 2013, Mutis (Colombia 1923), además de narrador y fino poeta, nos dejó una importante empresa literaria de gran envergadura y múltiples facetas en las que incluyó siete novelas cortas, en cuya saga se encuentra la que transcurre con varias historias, las cuales giran alrededor de Maqroll, junto a otros personajes no menos importantes como Ilona, un genial invento de la ficción caribeña.
Es pertinente destacar que Ilona llega con la lluvia pertenece al coro de novelas cortas de América Latina que han sido calificadas como geniales por la crítica internacional. Algunas, sin duda, como obras maestras. Me refiero a El reino de este mundo de Alejo Carpentier, El túnel de Ernesto Sábato, Pedro Páramo de Rulfo, Aura de Carlos Fuentes, La invención de Morel de Adolfo Bioy Casares, El coronel no tiene quien le escriba de García Márquez, entre otras. Novelas que de una u otra manera han enaltecido la ficción literaria en el mundo y han ejercido, con mucho acierto, un magisterio indiscutible en una masa importante de escritores hispanos.
Desde el primer capítulo, Mutis nos deja entrever que su novela inicia con una de las características principales de la novela latinoamericana del siglo XX: Inicia por lo que debió ser el final. A pocos párrafos de la lectura acontece la muerte de Wito, el marino mercante, dueño del barco donde trabaja Maqroll. A partir de este inesperado episodio, Maqroll queda envuelto en un mundo de intrigas y conjeturas, porque el dueño del barco, en ese momento, se acaba de suicidar ante la presión de sus acreedores. Pues, de buenas a primeras, además de perder su barco tras un embargo de los bancos panameños, el hombre también ha perdido una casa en Willemstad y ha dejado a Maqroll con una nómina que en el futuro será impagable.
Otra cosa que había dañado el destino de Wito fue la huida de su única hija con un pastor protestante de Barbados, casado y con seis hijos. La muchacha apenas cumplía quince años y padecía de un defecto de audición. “Pero lo que más le dolió a Wito fue la tartufería del pastor, la beatitud melíflua con la que se insinuó en su casa, aprovechando la ausencia de la madre y la debilidad de la joven”.
Sin duda, estas historias sirven de impulso para que el relato avance. De manera que Álvaro Mutis, como todo narrador experto en el arte de enganchar situaciones, establece las coordenadas estratégicas de la trama, mientras retrocede en el tiempo para meternos de vuelta en una taberna frente al puerto de la histórica Nueva Orleans, donde Wito conoció al emblemático Maqroll, quien de inmediato contrató sus servicios como conductor del barco, como bien lo exigen las leyes y reglamentos de la marina mercante en la zona del Caribe.
Desde el principio, Mutis nos plantea en primer plano el mundo incuestionable de un Caribe convulso y complicado, orientado, si es posible, por los excesos del contrabando, el trasiego de mercancías de toda laya, barcos de extrañas estirpes, rebatiñas, sexo y mafia frente al mundo de las drogas.
En cierta medida, Ilona llega con la lluvia; parece un coro de voces al estilo Vargas Llosa de Conversación en la catedral. Pero su exquisita manera de contar, poética por demás, nos sumerge en las extrañas aventuras de la vida de Maqroll. Un personaje tan cercano a la saga onettiana de Junta, Larsen y Díaz Grey, que adelanta su destino en las posteriores novelas de Mutis incluidas en el libro. De manera que sus andaduras lo convierten en un personaje migrante, pues va de mares en mares y de puerto en puerto. En definitiva, la de Ilona es una singular historia, en la que la intriga de los hechos va creando atmósferas diferentes. La historia está contada por el propio Maqroll, cuya voz penetra en la conciencia de otros personajes, quienes a veces nos dan la idea de ventrílocuo. Una técnica que se confabula con la teoría vargasllosiana respecto de la novela, sobre todo, quién va a contar la historia, en qué escenario situarla y en qué tiempo va a transcurrir la trama. Fiel a esta teoría, Mutis sitúa sus personajes a todo lo largo y ancho de las costas caribeñas del Atlántico con incursiones precisas en las costas sureñas de los Estados Unidos.
Sin embargo, a lo largo del relato, a la voz de Maquroll le suceden otras voces dramáticas que le dan brillo y veracidad a las historias. En cierta medida, se podría decir que Ilona llega con la lluvia es una ficción contada por diferentes voces. Leer la novela es como ir pelando una cebolla. Cada capa conforma una historia diferente de un personaje diferente, pero todas confluyen al final del mismo río.
Aparte de Maquroll, que es el personaje principal, por las páginas de esta excepcional novela transcurre la vida de Ilona, una mujer bohemia y aventurera. Otrora había sido novia de Maqroll, a quien el azar unió de nuevo para emprender negocios. Pues habían vivido juntos por varios meses, andando por los puertos de La Mancha y de Gran Bretaña, enfrascados en un complejo negocio de contabando de oro. De padre polaco, Ilona había nacido en Trieste, en tanto cambiaba de apellido según los distintos avatares: Ilona Grabousca en Trieste, Ilona Rubinstein en Alicante. Alta, rubia, con el pelo corto, el rostro redondo, los labios salientes y bien delineados denunciaban la sangre macedónica de su madre triestina. A sabiendas de que a ambos los acompaña un pasado muy oscuro, él sigue pensando en Ilona, una irreverente mundana, lesbiana, delincuente confesa y contrabandista de larga data. A este coro se suma Larisa, una puta que ha sido contratada para trabajar en los servicios de un burdel instalado por Ilona en la ciudad de Panamá con la excusa de que es una azafata. A pesar de haber sido descubierta por algunos de sus más asiduos clientes, su vida está llena de intrigas. Por sus días transcurren personajes fantásticos venidos de diferentes geografías, enamoramientos con realizaciones materiales, más los encuentros de camarotes y momentos fugaces en el bar de Ilona. A pesar de eso, la vida de Larisa, como es natural, está cargada de sueños y esperanzas. Al final de sus días, cuando el destino la quiere arrinconar porque ya no tiene el brillo de antes y el burdel ha dejado de funcionar, esta planifica su muerte y, en una jugada sucia contra Ilona, le prende fuego al destartalado barco donde vivía a orillas del muelle y ambas mujeres mueren achicharradas en plenas aguas del puerto de Panamá.
En esta novela, Mutis destaca también las irreverencias del paisaje y del aire metálico del trópico panameño, el escenario preciso donde se desarrolla la historia, entre la ciudad de Colón y la zona del Canal. Con asiduos detalles y ojo avizor, el autor se detiene minuciosamente a observar el paisaje del caribeño con su aire reluciente y el deslumbrante sol, junto a la vocinglería de los barrios bajos, de los suburbios marinos muy cercanos al canal.
Bajo esas andaduras, Maqroll el gaviero es el genuino héroe de Ilona llega con la lluvia. Aunque es, en esencia, un personaje curtido por la sal, al calor de los mares del trópico, nunca renuncia a sus ideas por extrañas y utópicas que parezcan. A pesar de las adversidades, piensa que algún día se instalará como una especie de magnate en una de las zonas más prósperas del Caribe. Maqroll es de los hombres que pertenecen a una estirpe de seres humanos especiales, a los que los sueños les son inherentes. Pues su valor lo coloca en una escala muy cercana a la energía que propende entre el cielo y el mar, entre la extraña sensación de existir y la idea de soñar un mundo mejor para él. Un hombre dispuesto a romper las rocas de las adversidades cotidianas.
Ilona llega con la lluvia es una novela sin argumento, en la que el propio lector debe ir reconstruyendo paso a paso el tiempo imaginario, a partir de los hechos que lee y de las pistas que da el narrador en primera persona. La novela está contada como el mejor de los thrillers modernos, pues no tiene una historia convencional, pero poco a poco podemos entrar en las vidas para imaginar el trágico destino de sus héroes: Wito, Maqroll, Larisa, sobre todo Ilona, quien había llegado a Panamá huyendo de la lluvia, una de esas lluvias heladas y persistentes del atardecer.
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