Resumen

Este artículo de la serie especial dedicada a la FILSD 2025 reflexiona sobre el libro no solo como contenedor de textos, sino como objeto afectivo cargado de sentido, capaz de crear rituales, alojar memorias y generar presencia simbólica en la vida infantil. Se propone una mirada integral al libro como mediador entre palabra y emoción, entre lengua y cuidado, desde una pedagogía poésica y un enfoque Virgilioamaramorista.

Introducción

Mucho antes de comprender las palabras impresas, el niño ya establece una relación profunda con el libro. Lo huele, lo muerde, lo acaricia, lo lanza, lo abraza. El libro, para la infancia, no es solo texto: es objeto, ritual, presencia. Como señala el manual de Alda (2021), cuando el adulto “lee libros y dialoga con los niños… propicia un vínculo estrecho y grato con la experiencia de leer.

Y esta relación no debe ser desestimada ni vista como etapa transitoria. Al contrario, constituye el fundamento de una vinculación afectiva con la lectura, de una memoria sensorial de la lengua, de una construcción simbólica del mundo a través de lo tangible.

Desde el Virgilioamaramorismo, el libro es más que un instrumento: es una forma material del verbo amoroso, una extensión de la ternura encuadernada. 

Desarrollo

1.El libro como objeto de apego simbólico

El concepto winnicottiano de “objeto transicional” se aplica también al libro infantil. Winnicott define este objeto como “un objeto preferido que representa la transición entre la primera relación con la madre y el mundo exterior”. Cuando un niño vuelve repetidamente a un libro que le ha sido leído con afecto, este libro puede adquirir valor transicional: consuela, acompaña y otorga seguridad afectiva.

El primer libro muchas veces no se recuerda por su argumento, sino por lo que simbolizó:

El regazo en el que fue leído.

La voz que lo narró.

El olor de la tinta o del cartón.

La textura de sus páginas.

Este tipo de experiencia genera una memoria emocional del libro, que permanece incluso más allá del contenido. El libro, así, se convierte en objeto de apego simbólico, en presencia afectiva que acompaña, calma y da seguridad.

2.Ritualidad lectora: el tiempo lento del encuentro

La lectura en voz alta se convierte en ritual cuando se repite en un contexto emocional estable. El manual de Fundación Alda (2021) sostiene que la lectura compartida genera “gozo… ante una buena lectura en voz alta”. La repetición de este acto configura una ceremonia cotidiana que crea presencia afectiva. Es en ese espacio temporal pausado donde el libro deja de ser objeto pasivo para volverse vínculo vivo.

Esta repetición no aburre al niño: lo reconforta. Le ofrece estabilidad simbólica, seguridad emocional, estructura. En este sentido, el acto de leer se convierte en un ritual amoroso, donde el libro es el centro de un pequeño universo compartido.

Desde la pedagogía poésica, este ritual lector es un acto de comunión estética y afectiva.

3.El libro como generador de memoria

Cada libro deja una huella. Aun los libros olvidados por su argumento permanecen en la memoria afectiva de quienes los vivieron. A menudo, un adulto recuerda “el libro azul que me leía mi madre”, o “la historia del elefante que siempre me hacía llorar”.

Estas memorias no son intelectuales: son emocionales, sensoriales, afectivas. El libro, así, se convierte en dispositivo de memoria amorosa, en símbolo de una época, de una relación, de una parte, de la infancia.

El enfoque Virgilioamaramorista propone rescatar esta dimensión memorial del libro como testigo poésico de los vínculos.

4. El libro como presencia: cuando la palabra se queda

Incluso cuando no se está leyendo, el libro está. En la estantería, en la mochila, en la mesa de noche. Es un objeto visible, tangible, esperable. Su sola presencia comunica disponibilidad, invita al reencuentro.

En este sentido, el libro es presencia afectiva silenciosa, como lo es un juguete querido, un peluche, una manta. Se convierte en parte del entorno emocional del niño.

Cuando un niño pide que no le quiten su libro para dormir, está pidiendo no perder la conexión emocional que ese libro representa.

5. Resonancias desde el Virgilioamaramorismo

Desde la perspectiva poésico-afectiva del Virgilioamaramorismo, el libro en la infancia no debe ser visto como una herramienta didáctica, ni como una mercancía cultural, sino como acto amoroso encarnado en forma impresa.

Un libro para un niño debe ser:

Bello en su diseño: que invite al tacto, a la mirada, a la imaginación.

Rítmico en su lengua: que respire, que cante, que abrace.

Cálido en su contenido: que toque el alma sin invadirla.

Digno en su estética: que respete la inteligencia poésica del niño.

En esta concepción, el libro es parte de la ternura activa, objeto poésico de relación, materialización del verbo amar.

Conclusión

El libro, en la vida infantil, es más que lectura: es experiencia, es presencia, es abrazo simbólico. Es un objeto que construye ritos, guarda memorias y sostiene vínculos. Ignorar esta dimensión afectiva es empobrecer la lectura, reducirla a función, quitarle alma.

Desde el Virgilioamaramorismo, defendemos el derecho del niño a libros que lo miren, lo cuiden, lo abracen, no solo desde el texto, sino desde su forma, su ritual y su permanencia.

En la FILSD 2025, sería hermoso ver no solo mesas llenas de libros, sino espacios donde el libro vuelva a ser abrazo, presencia y poesía vivida.

Referencias (APA 7.ª ed.)

Alda, F. (2021). Fomento de la lectura en la primera infancia (Manual). Fundación Alda. Disponible en PDF: Fundación Alda.

Winnicott, D. W. (1951). Objetos transicionales y experiencias transicionales. En Realidad y juego.

Virgilio Hernández Pichardo

Educador, promotor cultural y escritor

Virgilio Hernández Pichardo. Es educador, promotor cultural y escritor. Doctor en Humanidades, en Estudios Sociales y Culturales del Caribe. Maestrías en Educación, Mención Planificación Educativa y en Lingüística Aplicada. Especialidades en Promoción de la lectura y la Literatura Infantil y en Lingüística Aplicada. Licenciado en educación, Mención Letras Modernas y Maestro Normal Primario. En el área cultural miembro fundador de los talleres literarios: “Líttera” de la Alianza Cibaeña. “2001” de la UTESA y “Letras Unidas” de Santiago. Ha sido expositor de trabajos en varias instituciones de Santiago y en Ferias del Libro. En el plano escritural ha escrito y publicado artículos y ensayos sobre el idioma español y literarios. Así como libros de poemas para niños y adultos. Ha desarrollado una propuesta teórica, práctica, espiritual, poética, educativa, antropológica, filosófica, lingüística, idiomática, literaria y cultural, llamada, Virgilioamaramorismo.

Ver más