Emisión postal conjunta de muñeca sin rostro dominicana y muñeca sin rostro rusa.

En el universo simbólico de los pueblos, las muñecas ocupan un lugar especial. Más allá del juego, encarnan memorias, tradiciones, creencias y vínculos afectivos que atraviesan generaciones. En conmemoración de los ochenta años de relaciones diplomáticas entre la República Dominicana y la Federación de Rusia, se emitió una serie postal conjunta que rinde homenaje a dos figuras emblemáticas del arte popular: la muñeca sin rostro dominicana y la muñeca tradicional de la región de Kursk, en Rusia.

Ambas, sin rasgos faciales, representan un espejo profundo de la identidad colectiva, la espiritualidad y el patrimonio cultural de dos naciones hermanas. Como indica la antropóloga Rachel Corr (2015), “Los objetos sin rostro en las culturas populares muchas veces revelan más de la identidad colectiva que aquellos saturados de individualidad”. Esta colaboración cultural se convierte así en un gesto diplomático que modela puentes con barro, telas, colores y tradición.

Las muñecas sin rostro reinas de la artesanía dominicana y la feminidad caribeña

República Dominicana por su contexto histórico y ubicación geográfica tiene el gran privilegio de ser auténticamente dueña en el Caribe de un arte natural y autentico, legado de nuestra cultura aborigen, española y africana, que ha servido para conocer, reconocer y valorar nuestra identidad artesanal criolla como marca país. En la obra: “Artesanía Dominicana, un arte popular”, los autores, Manuel De la Cruz y Víctor Manuel Duran Núñez sobre nuestra artesanía refieren: La artesanía juega un papel protagónico en la consolidación de la identidad dominicana, dado que es una de las principales manifestaciones de la cultura popular. Sin embargo, tal y como se describe en las páginas del libro, es aún una materia pendiente de mayor reconocimiento social”.

Muñeca sin rostro dominicana. Fuente eterna.

Dentro de esa riqueza cultural se encuentra un símbolo distintivo creado por las manos creativas y la tradición artesanal de la comunidad del Higüerito en la provincia Espaillat, al norte del país, conocidas como “Muñecas sin Rostro” o “Muñecas Limé”, surgida hacía en el año 1981, en la década del florecimiento de la alfarería, la producción artesanal en barro y la resistente y atractiva cerámica en el país.

La artesana cibaeña Liliana Mera Limé refiere en diferentes entrevistas a los medios locales, que ella comenzó a esculpir pequeñas muñecas de barro, teniendo dos desafíos como alfarera cuando se propuso representar la belleza de las mujeres dominicanas en las pequeñas figuras de cerámica que creaba.

En primer lugar, carecía de las herramientas necesarias para definir los pequeños rasgos faciales de las muñecas y, en segundo lugar, ningún rostro podía representar por sí solo el amplio espectro de la diversidad dominicana, llegando a la conclusión de dar una característica más significativa a cada figura de cerámica que tenía una superficie lisa sin rasgos faciales. Por lo tanto, las Muñecas Limé se convirtieron en muñecas dominicanas sin rostro. Esa sencilla belleza atrajo la atención de las masas y rápidamente despertó el interés de las tiendas dominicanas.

Estas muñecas de fama nacional e internacional se fueron convirtiendo en la esencia del "hecho a mano" en la cultura criolla, trascendiendo generaciones y representando el talento artesanal local. Su diseño caracterizado por la ausencia de facciones que evocan la fusión de las diversas influencias culturales que han dado forma a nuestra historia, representando a nuestras mujeres con diferentes colores de piel, pelo trenzado, cabeza cubierta, cuellos campesinos, cargando un canasto o macuto de frutas, un delicado ramo de flores criollas, como atributo de la realidad e identidad de la mezcla quisqueyana, que con su puesta en valor se han convertido en un ejemplo de artesanía e identidad.

Historiadores establecen que la muñeca sin rostro son las reinas de la alfarería criolla, por su belleza y presencia en los hogares, en centros de trabajo, museos, escuelas, tiendas, mercados y cualquier lugar donde se exhiban artesanías y obras de arte del país. Los dominicanos las llevan consigo a cualquier parte del mundo y la exhiben con alegría y orgullo.

Desde su creación hasta la fecha, son más de cien los modelos de muñecas sin rostro que existe. Partiendo desde la más clásica, que representa a la marchante dominicana, esa mujer que vende alimentos en las calles y los mercados, hasta las que majan el café y lo toman en sus patios, las que van con sus tinajas o venden flores, carnes, víveres o leche en bidones montadas en burros por las calles de nuestros campos.

Muñeca sin rostro. Fuente externa.

Otras de sus características es la innovación en la creación, por eso la encontramos
con sus parejas, vestidas de novias, embarazadas, con sus sombreros, tinajas y hasta bailando merengue o bachata con sus deslumbrantes coloridos criollo en la confección de sus trajes, además de sus particulares atributos tanto físicos como culturales que representan las costumbres gastronómicas, musicales, religiosas y folclóricas del pueblo dominicano.

La fabricación de las muñecas se ha extendido a otros pueblos del país, convirtiéndose en una industria de la cultura artesanal dominicano. Según Milagros Rodríguez, artesana dominicana, en una entrevista para un medio nacional establece: Las muñecas sin rostros se elaboran a base de un barro que se extrae de Bonao municipio cabecera de la provincia Monseñor Nouel y se procesa solamente con agua, luego que se elabora la muñeca se le deja un tiempo a temperatura ambiente, se limpia y se pule con una esponja, luego se lleva al horno, y finalmente se pinta”. Al igual que muchos elementos y artículos culturales alrededor del mundo, nuestras muñecas Limé en todas sus versiones son el resultado del imaginario cultural dominicano.

Las muñecas sin rostro dominicanas reflejan los roles multifacéticos de las mujeres dominicanas, reconocidos o no reconocidos, celebrados o ignorados. Representan a nuestras madres, niñas, esposas, agricultoras, vendedoras ambulantes, artistas, campesinas, sustentadoras de familia, que cada día se levantan con alba a trabajar por lo suyos con amor y entrega. Donde hay dominicanidad hay una muñeca sin rostro.

La muñeca de Kursk: talismán eslavo y herencia ancestral

Muñecas sin rostros rusas de la región de Kursk.

La muñeca rusa sin rostro, conocida en algunas regiones como bereguinya, es originaria del folclore eslavo y se confeccionaba para proteger a las familias. Hecha de tela, sin costuras visibles y sin rasgos faciales, tenía como propósito impedir que los malos espíritus “poseyeran” la figura humana a través de los ojos.

Como explica la etnógrafa rusa Olga Dmitrieva (2007), “la muñeca sin rostro rusa no solo simboliza la protección espiritual, sino también la preservación de la esencia femenina en su dimensión maternal, agrícola y ritual”. En la región de Kursk, estas muñecas han sido reconocidas como parte del patrimonio cultural inmaterial y todavía se utilizan en celebraciones, rituales y como obsequios de buena fortuna. Sus colores rojo, blanco, beige reflejan simbologías espirituales profundas: vida, pureza, fertilidad.

Similitudes simbólicas entre ambas muñecas

A pesar de la distancia geográfica y lingüística, las muñecas de Limé y Kursk comparten raíces simbólicas:

La ausencia de rostro: ambas representan identidades colectivas, no individualidades. El anonimato se convierte en herramienta de memoria comunal.

La conexión con lo femenino: son símbolos del trabajo doméstico, espiritualidad protectora y la fertilidad.

Materialidad artesanal: elaboradas a mano, utilizando barro o tela, encarnan saberes ancestrales.

Significados cromáticos: colores no ornamentales, sino simbólicos, que comunican espiritualidad, alegría, resistencia y esperanza.

Estas similitudes evidencian que el arte popular puede funcionar como espejo entre culturas diversas. Las muñecas sin rostro, como sostiene Clifford Geertz (1973), “son textos culturales que, al ser interpretados, revelan la estructura profunda de las sociedades que las producen”.

Relaciones entre Rusia y República Dominicana: un vínculo lejano pero sostenido

Aunque Rusia y República Dominicana se encuentran en extremos opuestos del mundo, sus relaciones diplomáticas han demostrado estabilidad y respeto mutuo desde 1945. Durante décadas, ambos países han desarrollado intercambios en educación, energía, comercio y cultura. En los últimos años, la colaboración ha ido en ascenso, incluyendo ferias culturales, proyectos académicos y actividades diplomáticas bilaterales.

La emisión conjunta de sellos postales con las muñecas como protagonistas no solo simboliza esta larga relación, sino que además refuerza la idea de que las culturas, aunque distintas, pueden encontrarse en la belleza simbólica de sus expresiones populares.

Rusia y la salvaguardia de su patrimonio cultural: un modelo a seguir

Rusia ha demostrado un compromiso firme con la protección de su patrimonio inmaterial. La región de Kursk, por ejemplo, ha promovido políticas de preservación de sus tradiciones artesanales, incluyendo festivales, programas educativos y registros oficiales de prácticas culturales.

Según la UNESCO (2012), Rusia figura entre los países con mayor número de elementos del patrimonio inmaterial inscritos en sus registros nacionales. Museos etnográficos, escuelas de arte popular y redes de artesanos organizados son parte de este ecosistema que protege y proyecta su herencia cultural. Este modelo de preservación puede servir como referente para países como la República Dominicana, donde muchas expresiones como las muñecas Limé aún enfrentan desafíos para su conservación y promoción oficial.

Las muñecas como marca país y símbolo de diplomacia cultural

Ambas muñecas, Limé y la muñeca rusa, han trascendido su función decorativa o ritual para convertirse en emblemas de país. Aparecen en ferias internacionales, catálogos turísticos, exposiciones de arte y ahora también en sellos postales. Representan la conexión entre arte y nación.

La cultura, como plantea Edward Said (1993), “es una forma de diplomacia silenciosa que conecta sensibilidades antes que intereses”. Las muñecas sin rostro de República Dominicana y Rusia son hoy más que figuras: son mediadoras culturales que narran historias de resistencia, creatividad y pertenencia.

Muñecas sin rostro.

Rostros ausentes, presencias eternas

Las muñecas sin rostro de Quisqueya y Kursk nos enseñan que la identidad no siempre necesita un rostro para comunicar. Su silencio moldeado o cosido es poderoso: evocan memoria, espiritualidad, pertenencia y creatividad. Al celebrar ochenta años de relaciones diplomáticas a través de estos símbolos femeninos, República Dominicana y Rusia apuestan por una diplomacia cultural que no solo negocia tratados, sino que honra la sensibilidad de los pueblos.

Las muñecas, sin rostro pero llenas de historia, son un recordatorio de que la cultura puede unir lo que la geografía separa. En tiempos de confrontaciones globales, el arte popular sigue siendo uno de los lenguajes más honestos, humildes y duraderos.

Bibliografía

De la Cruz, M, Duran N. (2012).  Artesanía Dominicana, un arte popular.  Banco Popular Dominicano. Santo Domingo.

Corr, R. (2015). Crafting Identity: The Making of a National Symbol in Dominican Art. Latin American and Caribbean Ethnic Studies, 10. 55–72.

Dmitrieva, O. (2007). Russian Folk Dolls and Rituals. Moscow: Folk Heritage Press.

Geertz, C. (1973). The Interpretation of Cultures. New York: Basic Books.

Said, E. (1993). Culture and Imperialism. New York: Vintage.

UNESCO. (2012). Russia’s Efforts to Preserve Intangible Cultural Heritage. UNESCO.

https://www.gifinas.com/munecas-sin-rostro. Búsqueda: 4 de febrero 2025.

https://lainfanteriard.com/munecas-lime-hermoso-reflejo-multirracial-dominicana/. búsqueda: 4 de febrero 2025.

Jonathan De Oleo Ramos

Antropólogo Social, Investigador, Gestor Cultural,

Jonathan De Oleo Ramos. Correos: jonathan.deoleoramos@gmail.com jdeoleoramos@ccny.cuny.edu Académico e investigador dominicano, doctorando en Educación con orientado a la Investigación, Docencia y Liderazgo. Antropólogo y Cientista Social. Especializado en Antropología de la Alimentación; Políticas Culturales; Ciencias del Folklore; Estudios Afrolatinoamericanos; Derechos Humanos; Periodismo Cultural; Masculinidades y Pedagogía Sistémica. Becario Mellon del Dominican Studies Institute the City College New York, CUNY DSI, como académico, investigador y docente de Studies Afro-Dominican Cultural Manifestations of the Colin Powell School for Civic and Global Leadership. Experiencia en proyectos vinculados a su línea de investigación. Miembro Comisión de Historia, Instituto Panamericano de Geografía e Historia; Federación Mundial de Estudios Culturales y Asociación Internacional de Cultura Tradicional. Autor: Cofradías Dominicanas del Espíritu y Antropología del Plátano, Coautor: La muerte y el día de los Muertos: Una Mirada Antropológica en América Latina.

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