Series
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Como cada vez que el final del año se avecina, es el momento de hacer balance, también para la multitud de fanáticos de las series.

Estas fueron las mejores de 2025 para nosotros.

1. The Lowdown

Sterlin Harjo (Reservation Dogs) tiene un don para crear series llenas de matices, y Ethan Hawke permite que la inteligencia brille en cada personaje que interpreta. Esa combinación virtuosa nos ha brindado el polvoriento escenario en Tulsa, Oklahoma, en The Lowdown, y a Lee Raybon, el personaje vibrante, complejo y único de Hawke.

La vida de Raybon es caótica. Vive en una habitación desordenada, pero es un apasionado periodista de investigación a tiempo parcial, cuya indagación sobre una familia poderosa, los Washburn, lo sumerge en una red de corrupción, episodios de violencia y asesinato.

Jim Thompson, famoso por su ficción detectivesca, es uno de los autores favoritos de Raybon, y Harjo aporta un aire noir a la historia mientras la hace totalmente contemporánea, incluyendo la desconfianza hacia los periodistas y una trama en la que los personajes indígenas siguen, después de siglos, siendo despojados de sus tierras mediante engaños.

La apasionante trama pone a Raybon en peligro a cada paso; sin embargo, incluso cuando necesita gafas oscuras para ocultar sus ojos morados, sigue emanando de forma convincente idealismo e ingenio en una serie ambiciosa que refuerza el estatus de Harjo como un verdadero creador original. (CJ)

2. "Alien: Planeta Tierra"

Los rendimientos decrecientes de las series de Star Wars de Disney han mostrado los peligros de expandir una franquicia cinematográfica taquillera a otro medio. Y ciertamente, existían dudas sobre si la franquicia Alien —que, en muchos aspectos, da lo mejor de sí cuando ofrece terror puro y directo— realmente necesitaba el tipo de construcción y ambiente que la televisión puede proporcionar. Pero Noah Hawley —el hombre detrás de otro gran spin-off del cine a la televisión, Fargo— se lució realmente con esta serie de ocho episodios.

Al combinar dos tramas centrales, una sobre una nave espacial que se estrella con muchas criaturas horrorosas a bordo y otra con la creación de una nueva casta de superhumanos "sintéticos", logró el punto exacto entre los sustos genuinos y los placeres más cerebrales. De hecho, el terror rara vez se ha hecho tan bien en la pequeña pantalla (si es que alguna vez se ha logrado): véase, en particular, el autoconclusivo quinto episodio, un firme candidato a episodio televisivo del año, que mediante un flashback narra lo sucedido en la condenada nave que transportaba a los alienígenas y funciona como una película de Alien de primer nivel por sí sola.

Y dado su gran final en suspenso (sin spoilers), que fuese renovada recientemente para una segunda temporada solo puede verse como una buena noticia que llegará a las pantallas en 2027. (HM)

3. Mr Scorsese

Pocos cineastas son tan elocuentes sobre su trabajo y poseen tanta autoconciencia personal como Martin Scorsese, y el dinámico documental de seis episodios de Rebecca Miller acierta al darle rienda suelta para hablar. Él se muestra ingenioso, profundo y reflexivo sobre todo, desde la religión hasta sus fracasos personales, su carrera y la industria del cine.

Miller tuvo acceso a una gran cantidad de material de archivo asombroso, que incluyó fotos y videos de su familia y de su infancia en el barrio de Little Italy, escenas que se trasladarían maravillosamente a su éxito de 1973, Mean Streets (Malas calles). Ella entrelaza juiciosamente ese material, así como entrevistas perspicaces con los colaboradores más cercanos de Scorsese, como Robert De Niro.

Es relativamente fácil hacer una serie sobre un cineasta —basta con encadenar algunos clips—, pero es poco común lograr lo que Miller. Ofrece un retrato de uno de los mejores directores vivos que resulta tan cautivador y revelador que podrías desear que fuera incluso más largo. (CJ)

4. Long Story Short

Nadie crea animación para televisión con más profundidad emocional que Raphael Bob-Waksberg, el guionista estadounidense conocido por BoJack Horseman, una caricatura sobre un caballo actor que resultó ser una profunda y humorística, aunque bastante desoladora, meditación sobre todo, desde la cultura de las celebridades hasta cómo afrontar los traumas.

Su última serie es más ligera en algunos aspectos que BoJack, pero no por ello menos perspicaz y emocionalmente impactante: basada en una premisa relativamente simple, narra la historia de una familia judía de clase media desde la década de 1950 hasta la actualidad.

Lo ingenioso es la forma en la que cuenta la historia: saltando entre décadas para centrarse en episodios específicos y significativos de la vida de cada miembro de la familia; el collage de experiencias resultante se siente novelesco en su complejidad.

Además, el humor de Bob-Waksberg es tan acertado como siempre y rico en detalles brillantemente idiosincráticos, desde el hijo rebelde, Yoshi, que funda una empresa que vende colchones, hasta un moderno puesto de "helado de patata". (HM)

5. Pluribus

Vince Gilligan podría haber hecho cualquier cosa tras el éxito de sus aclamadas series Breaking Bad y Better Call Saul. Lo que ideó fue totalmente inesperado (a excepción del escenario en Albuquerque, Nuevo México), pero igual de brillante: una audaz mezcla de ciencia ficción y comentario social con una heroína irritable pero simpática.

Rhea Seehorn ofrece una actuación perfectamente equilibrada como Carol, una cínica novelista de romance que se encuentra en un mundo donde un virus ha dejado a casi todos los demás no solo felices todo el tiempo, sino iguales, encerrados en una única mente colmena colectiva que niega la identidad individual y está vinculada a un gobierno autoritario.

Mientras seguimos sus insistentes intentos por evitar que el planeta se convierta en un reino de "personas vaina" al estilo de "La invasión de los ladrones de cuerpos", la serie crea una narrativa de suspenso llena de giros inesperados que incluyen un Air Force One reutilizado de forma hilarante, un personaje que realiza una peligrosa travesía por la selva y a Carol requisando una patrulla de la policía estatal.

Mientras todo esto ocurre, Gilligan cambia de tono con fluidez sin perder de vista la escalofriante advertencia orwelliana de la historia sobre la pérdida del pensamiento y la expresión libres. Pluribus es la mejor prueba de que una serie de ciencia ficción de tono ligero también puede ser seria, oportuna y artística. (CJ)

6. "La silla"

No es exagerado decir que Tim Robinson es un genio. A través de trabajos como el programa de sketches de Netflix I Think You Should Leave with Tim Robinson y la película Friendship, ha desarrollado una variante propia y muy particular de humor que combina la incomodidad social y las debilidades de la "comedia de la vergüenza ajena" (cringe comedy) con un matiz oscuramente surrealista.

Su último proyecto, quizá el mejor hasta la fecha, añade un elemento más, el thriller de conspiración, de una manera que deja al espectador atónito y preguntándose qué es exactamente lo que está viendo.

Se centra en un protagonista muy típicamente "robinsoniano": Ron Trosper, un mando intermedio corporativo aparentemente ordinario, pero en realidad peligrosamente neurótico, cuyo gran momento al dar una presentación de trabajo se arruina cuando una silla cede bajo su peso. Un intento de queja lo lleva entonces a los vericuetos de una investigación en la que, al menos según él cree, está siendo acosado por los fabricantes de dicho asiento para que guarde silencio.

A diferencia de cualquier otra cosa en el panorama televisivo de 2025, la serie equilibra magistralmente el absurdo con el puro suspense, mientras que sus muchos detalles y escenas extrañas e incidentales le otorgan una sensación estimulante y lynchiana. (HM)

7. Blue Lights

Las tres temporadas de este drama policial ambientado en Belfast y ganador del premio BAFTA de televisión a la mejor serie dramática de este año se han convertido discretamente en una de las series más astutas y constantes de la televisión. Emplea magistralmente los lugares comunes del género, como los oficiales novatos que han ganado experiencia y los veteranos se han echado a perder, pero se distingue por un sentido realista y la idea de que el delito a menudo sí compensa y los criminales ganarán.

La serie gana peso al estar profundamente arraigada en su ubicación en Irlanda del Norte, donde el residuo del conflicto entre católicos y protestantes aún persiste en la tensión y la violencia circundantes. Esa desolación se ve compensada por el corazón de sus personajes, especialmente la Grace que encarna Siân Brooke, una extrabajadora social que aporta la empatía de su antigua profesión a su nuevo trabajo.

Pero todo el elenco de personajes, policías y criminales, está trazado de forma vívida, especialmente los capos del crimen de esta temporada (refrescantemente, ambas mujeres), interpretadas con una convicción y astucia implacables por Abigail McGibbon y Cathy Tyson. Si The Pitt emergió como el mejor drama médico de este año, Blue Lights puede considerarse la mejor de las series policiales, logrando un soplo de aire fresco en un género familiar. (CJ)

8. "La novia"

Desde el éxito de Big Little Lies, ha habido una explosión de series de suspense doméstico sobre personas ricas con secretos oscuros, muchas de las cuales han resultado ser mediocres en el mejor de los casos.

Pero este trepidante drama de Prime Video logró destacar entre la multitud gracias a su sensibilidad alegremente exagerada.

Se trata de una adaptación de una novela de la escritora británica Michelle Frances, protagonizada por Robin Wright en el papel de una dueña de una galería de arte con una relación claramente edípica con su hijo, y Olivia Cooke como su misteriosa y amenazante nueva pareja.

Entre la obligatoria exhibición de diversas casas e interiores de lujo, las magníficas actuaciones centrales son las que realmente te mantienen enganchado: al igual que en su papel en House of Cards, Wright ofrece una interpretación eléctrica de una implacabilidad propia de alguien que se cree con derecho a todo, mientras que Cooke (la estrella emergente más conocida por House of the Dragon) iguala su carisma como la escurridiza Cherry.

A medida que avanza la serie, la trama se vuelve cada vez más disparatada, pero la inverosimilitud es perdonable gracias al glorioso y feroz enfrentamiento entre estas dos actrices que actúan a pleno rendimiento. (CJ)

9. Dept. Q

Un detective brillante y cascarrabias, traumatizado por un caso anterior, puede ser un cliché, pero Matthew Goode aporta tal profundidad e ingenio mordaz a su papel de Carl Mørck, un investigador ahora relegado a casos antiguos y a una oficina en un sótano, que le da una nueva vida al concepto.

Los creadores de la serie, Scott Frank (The Queen’s Gambit y la infravalorada Monsieur Spade) y Chandni Lakhani, saben que los personajes son más importantes que los casos de hace años en Edimburgo que le entregan a Mørck, y lo han rodeado de colegas trazados con precisión que son mucho más que simples inadaptados.

El que más destaca, y una señal de la audacia de la serie, es el enigmático Akram Salim (Alexej Manvelov), quien se une al departamento de Mørck como experto en informática y demuestra tener excepcionales habilidades de investigación propias, así como un pasado misterioso en Siria. ¿Estaba del lado de los buenos o de los malos en su país?, le pregunta Mørck; una pregunta bastante pertinente dadas las tácticas bruscas de Salim.

La serie es a veces espeluznante —porque vemos a la mujer cautiva a la que el equipo de Mørck aún no ha descubierto—, pero siempre es inteligente y absorbente. (CJ)

10. Dying for sex

Basada en el pódcast del mismo título, esta miniserie de ocho episodios cuenta una historia extraordinaria: la de la fallecida Molly Kochan, quien, tras recibir un diagnóstico de cáncer de mama en etapa IV, decidió dejar a su marido y embarcarse en una odisea sexual para encontrar la plenitud física antes de que fuera demasiado tarde. Sin embargo, la brillantez de la adaptación reside en lo sutil que resulta.

Uno puede imaginar este relato contado de formas tanto sentimentales como deliberadamente provocadoras, pero en su lugar, las creadoras Liz Meriwether y Kim Rosenstock, junto a su siempre excelente protagonista Michelle Williams, dotan al viaje de Molly de una naturalidad que, en última instancia, lo hace más auténtico y conmovedor.

Lo que Molly disfruta en su tramo final no es una gran epifanía, sino simplemente una apreciación más profunda de la variedad de conexiones humanas que realmente pueden enriquecer la existencia: desde su amistad incondicional con la caótica Nikki (interpretada maravillosamente por Jenny Slate) hasta sus encuentros fetiches con un vecino (Rob Delaney) que quiere que le golpeen en los genitales. Y entonces, en un punto en el que parece que apenas está comenzando el viaje de su nueva vida, el final llega de repente, en un desenlace que ofrece uno de los retratos de la muerte más íntimos jamás llevados a la pantalla.

Sí, es posible que haya lágrimas, y están muy bien justificadas. (HM)

11. Mr Loverman

Un hombre vestido de elegante traje blanco y sombrero baja por las escaleras de acceso a una casa.
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Lennie James encarna a Barrington Loverman en Mr Loverman.

Pocas series se fundamentan en un personaje tan conmovedor, complejo y distintivo como este drama con Lennie James en el papel del siempre elegante Barrington Loverman. Ahora ya cumplidos los 70 años, Barry es esposo, padre y abuelo, y ha mantenido una relación amorosa en secreto con Morris (Ariyon Bakare) desde que ambos eran adolescentes.

En su rica interpretación, ganadora del premio BAFTA, James habita plenamente su personaje, revelando cuán profundamente Barry ama a Morris, lo difíciles que han sido sus decisiones y cuánto fue moldeado por lo que su generación consideraba respetable.

Sharon D. Clarke resulta igualmente conmovedora y genera la misma empatía como Carmel, la esposa de Barry, quien descubre el secreto de su marido y se siente indignada por la falta de honestidad que ha marcado sus 50 años de matrimonio.

No hay villanos en esta serie, basada en la novela de Bernardine Evaristo. Mientras Barry llega a un punto de inflexión en su vida, la serie se muestra lúcida sobre las concesiones en las relaciones a largo plazo y profundamente humana en su negativa a demonizar a nadie. (CJ)

12. "Demasiado"

Ha pasado casi una década desde que terminó Girls, la comedia dramática de Lena Dunham que definió una era, y aunque ella se ha mantenido ocupada con otros proyectos desde entonces, como un par de filmes y el piloto de Industry, estos han pasado relativamente desapercibidos. Por eso, es fantástico tenerla de vuelta generando conversación con esta comedia romántica vagamente inspirada en su propia mudanza a Reino Unido tan bien lograda y disponible en Netflix.

Megan Stalter, mejor conocida por Hacks, interpreta a Jessica, una ejecutiva de publicidad agotada que decide cruzar el Atlántico tras una mala ruptura; pero su primer error es asumir que su nueva vivienda será una mansión de campo y no un bloque de pisos urbano.

Afortunadamente, este tipo de bromas obvias sobre el "pez fuera del agua" no son realmente el foco aquí, sino más bien el análisis de su floreciente relación con un músico con dificultades, interpretado por Will Sharpe.

Lo mejor de su romance, escrito con matices y compasión por Dunham, es que se dedica muy poco tiempo al "¿estarán juntos o no?": son esencialmente una pareja al final del segundo episodio. En cambio, se centra mucho más en si realmente pueden hacer que una relación a largo plazo funcione, dadas las cicatrices emocionales que ambos cargan.

En los papeles principales, Stalter es demasiado exagerada y de estilo sitcom al principio, pero luego se asienta en el papel, y Sharpe resulta exquisitamente natural y encantador desde el comienzo.

Algunas estrellas invitadas, como Richard E. Grant, Naomi Watts y Andrew Scott, añaden algo de brillo cómico. Es ciertamente una obra imperfecta, con algunos episodios más flojos que otros, pero, como demuestra la historia, hay belleza en la imperfección. (HM)

13. Code of silence

Este drama plantea la estimulante idea de que una joven brillante que resulta ser sorda no debería ser subestimada, pero envuelve ese mensaje con fluidez en un thriller con una heroína cautivadora.

Rose Ayling-Ellis aporta una energía feroz pero contenida al papel de Alison Brooks, quien trabaja en la cafetería de una comisaría y es reclutada para ayudar a los detectives porque puede leer los labios en el video de una banda criminal que han estado vigilando.

A medida que ella observa el video, el texto aparece de forma parcial en la pantalla del televisor, ofreciendo una sensación visual de lo desafiante que es la vida de Alison sin la capacidad de oír. Su sordera es crucial para la serie, pero en lugar de presentar un tema de forma pesada o moralizante, la trama, hábilmente ejecutada, nos atrapa mientras Alison trabaja como infiltrada; ella se expone a situaciones más peligrosas de lo que los propios detectives (interpretados con agudeza por Andrew Buchan y Charlotte Ritchie) esperan, y se siente atraída por uno de los hombres a los que están rastreando.

Ayling-Ellis nos permite ver que Alison está decidida a formar parte de la investigación para demostrar lo capaz que es realmente. (CJ)

14. "El ensayo"

La primera temporada de esta serie del cerebral humorista Nathan Fielder, en la que ayudaba a la gente a "ensayar" situaciones futuras de su vida, con equipos de actores y capas de realidad cada vez más superpuestas, fue un logro extraordinario, algo verdaderamente distinto a cualquier otra cosa en televisión.

Pero ante una segunda entrega, la pregunta siempre iba a ser: cuando has creado algo tan singular, ¿cómo puedes aspirar a mantener su frescura creativa? Pues bien, para asombro de todos, Fielder lo ha conseguido en esta continuación, aplicando sus técnicas de simulación, tan absurdas como impresionantes, a un problema particular: la falta de comunicación que puede producirse entre los pilotos en la cabina de mando, según sostiene Fielder, es una causa clave detrás de muchos accidentes de la aviación comercial.

Para analizar esta teoría, Fielder vuelve a desafiar los límites del formato con un estilo espectacular, creando una réplica de una terminal del aeropuerto de Houston e ideando, entre otras cosas, un peculiar concurso de canto llamado "Alas de voz".

Con constantes digresiones a lo largo de los seis episodios, incluida una revelación profundamente incómoda sobre la supuesta censura de Paramount+ a su antiguo programa Nathan for You, se trata de otro estudio vertiginoso y surrealista del comportamiento humano.

La serie culmina con el propio Fielder surcando los cielos, un auténtico golpe de efecto que resulta también verdaderamente conmovedor de forma inesperada.

15. Such Brave Girls

Tres mujeres sentadas a una mesa con tazas y galletas.
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La convivencia entre una madre y dos hijas adultas es el eje de la historia de Such brave girls.

Pocas series resultan tan valientes como esta comedia británica, cruda y honesta, que se centra en dos hermanas adultas y su madre. Las tres viven juntas mientras lidian entre sí, con sus múltiples neurosis y con la amenaza constante de la penuria económica.

Si analizáramos su ADN, se podría decir que mezcla la farsa de la vergüenza ajena de Peep Show (de Jesse Armstrong y Sam Bain) con la perversidad y los dardos envenenados de I, de la pionera de la comedia británica Julia Davis.

La guionista y protagonista Kat Sadler, que interpreta a la hermana mayor, Josie, aborda temas que van desde las enfermedades mentales hasta el aborto sin ningún tipo de tapujos.

Esta segunda temporada es incluso mejor que la primera. Comienza con el clásico episodio de una boda caótica, en el que la madre, Deb, obliga a Josie a casarse con su novio Seb, un tipo más aburrido que una ostra, a pesar de que ella es lesbiana.

Mientras tanto, la hermana menor, Billie, desesperada por la validación masculina, se embarca en un desafortunado romance con un hombre casado mucho mayor, bajo la premisa de que él está "tan agradecido de estar conmigo que parece el ganador de un sorteo".

Por su parte, Deb espera desesperadamente que su propia pareja, el extremadamente banal Dev, le pida matrimonio para poder instalarse finalmente en una vida de opulencia suburbana.

En definitiva, es un retrato asombrosamente feroz de la disfunción heredada, magníficamente interpretado por su trío central que, junto a Sadler, incluye a su hermana en la vida real, Lizzie Davidson, y a la estrella de Sherlock, Louise Brealey. (HM)

16. "El estudio"

Hollywood es un blanco fácil, pero esta sátira es tan aguda, astuta y, a veces, absurda, que podría ser la serie más divertida del año. Seth Rogen, quien es cocreador del programa, interpreta a Matt Remick, el recién nombrado director de Continental Studios, un amante del cine de autor que tiene el mandato de crear éxitos comerciales basados en la propiedad intelectual de otros.

Un sinfín de actores y directores, entre ellos Ron Howard, Olivia Wilde y Zoe Kravitz, hacen cameos parodiando alegremente su propia imagen, y ninguno es más divertido que Martin Scorsese en el desternillante episodio de apertura. El reparto habitual es ideal: Ike Barinholtz como Sal Saperstein, el segundo al mando de Matt; Catherine O’Hara como la anterior jefa del estudio y Kathryn Hahn como la ruidosa jefa de publicidad de vestimenta estrafalaria.

Al adentrarnos en los Globos de Oro y en reuniones de marketing, "El estudio" sugiere que todo el mundo está simplemente dando tumbos en un momento en el que toda la industria cinematográfica se encuentra en crisis. Puede que la industria no sepa hacia dónde se dirige, pero esta comedia sobre lo que ocurre entre bastidores es una auténtica delicia. (CJ)

17. "El loto blanco"

Una cosa es segura: si la sátira de Mike White sobre los problemas del primer mundo de turistas adinerados fue admirada por muchos en sus dos primeras temporadas, en la tercera se consolidó como un auténtico fenómeno cultural, con un enorme aumento de audiencia.

En esta ocasión, White envió a sus grupos disfuncionales —un financiero corrupto y su familia, tres amigas enfrentadas, un hombre vengativo y su joven novia— a un retiro de bienestar en Tailandia; y cada semana era imposible escapar (metafóricamente) de la conversación que generaba en internet y del debate que suscitaba.

Algunos se quejaron de que esta temporada fue demasiado lenta y que carecía del ritmo narrativo adecuado, mientras que otros señalaron, con acierto, que el problema es que se trata de un drama centrado en los personajes que nunca tuvo la intención de ser analizado minuciosamente como "Juego de tronos", a no ser por su inesperada popularidad masiva.

¿Mi opinión? La disfruté como la entrega más oscura y reflexiva hasta la fecha, pero una que, de nuevo, se nutrió de un reparto coral magistral en el que Parker Posey, Carrie Coon, Aimee Lou Wood y Patrick Schwarzenegger destacaron pero en el que nadie desentona.

18. "Adolescencia"

No es de extrañar que esta serie británica sin concesiones sobre un niño de 13 años acusado de asesinar a una compañera de escuela se haya convertido en un foco de debate cultural; elogiada por el primer ministro de Reino Unido, Keir Starmer, distribuida para ser proyectada en escuelas y generadora de conversaciones sobre los hombres jóvenes y la influencia tóxica de las redes sociales.

El problema social se presenta envuelto en un drama brillantemente humanizado y dotado de vida por sus actores.

Stephen Graham, quien creó la serie junto a Jack Thorne, interpreta al padre del niño y transmite la conmoción y el dolor de un progenitor obligado a considerar la posibilidad impensable de que su hijo sea un asesino.

Owen Cooper ofrece una interpretación notablemente sofisticada como el joven acusado, quien parece no tener malicia hasta que estalla de ira. Por su parte, Ashley Walters interpreta a un detective que lucha por entender a su propio hijo adolescente, expandiendo la temática más allá de una sola familia.

Cada episodio fue rodado en una sola toma en tiempo real, lo que podría sonar a un simple artificio, pero el director Philip Barantini maneja este enfoque con tal fluidez que pasa a un segundo plano, incluso mientras añade intensidad a un drama punzante que no ofrece una resolución reconfortante. (CJ)

19. Severance

Sea justo o no, Apple TV+ se ha ganado la fama de ser una plataforma que destina recursos ingentes (según se informa, más de US$20.000 millones) a una serie de producciones llenas de estrellas que no mucha gente ve. Sin embargo, con la segunda temporada de este drama laboral distópico, quedó claro que tenía entre manos un verdadero éxito de los que dan que hablar en la oficina. Esto resulta aún más sorprendente si se tiene en cuenta lo extraña que es Severance.

Su cautivador punto de partida es una siniestrae corporación, Lumon, en la que los empleados tienen su conciencia dividida entre sus versiones del trabajo, o "internos", y sus versiones de casa, o "externos". Pero más allá de eso, la historia se adentra constantemente en laberintos surrealistas que involucran, por ejemplo, el misterioso trabajo de "refinamiento de macrodatos" o un rebaño de cabras.

A decir verdad, a medida que esta temporada avanzaba en su segunda mitad, me pareció un poco demasiado errática y su desenlace no pudo igualar el impacto de la primera temporada.

No obstante, sigue siendo una obra exquisita en todos los apartados, desde las inteligentes actuaciones de identidad dual (especialmente la de la rutilante Britt Lower) hasta su austera e impactante estética.

Que venga ya la tercera temporada y, quizás, algunas respuestas más sólidas sobre lo que realmente está sucediendo en Lumon. (HM)

20. The Pitt

Podría sonar a otro drama médico más, pero esta serie sobre un centro de traumatología en Pittsburgh revitaliza el género al poner el foco en el estrés psicológico del personal sanitario.

Noah Wyle ofrece una interpretación demoledora como jefe del departamento: el dedicado, atribulado y emocionalmente deshecho Dr. Robbie, quien sigue traumatizado tras no haber podido salvar a su mentor durante la pandemia de Covid-19.

Está rodeado de otros médicos y de un grupo de estudiantes y residentes que aportan dimensiones distintas: desde Supriya Ganesh como una brillante joven prodigio, hasta Isa Briones como una residente mordaz y Taylor Dearden como la compasiva Dra. Mel, cuya neurodivergencia la hace especialmente empática con sus pacientes.

A diferencia de la mayoría de las producciones médicas, The Pitt nunca permite que el melodrama personal eclipse el enfoque en su labor profesional.

Cada episodio absorbente y de ritmo trepidante transcurre en tiempo real durante un turno de 15 horas, oscilando entre la desolación de perder pacientes y el alivio de salvarlos. Se podría pensar que una serie tan cruda sobre la muerte resultaría deprimente, pero, por el contrario, esta resulta vibrante al centrarse en personas para quienes la vida y la muerte son el pan de cada día. (CJ)

21. Paradise

Es difícil hablar del impacto de esta serie sin desvelar el giro clave al final del primer episodio. Pero baste decir que pone patas arriba lo que comienza como un thriller político relativamente convencional.

Sterling K. Brown interpreta al jefe del equipo de seguridad del presidente de Estados Unidos y se ve acusado de asesinar a su jefe.

Pero más allá del crimen en sí, parece que no todo anda bien en el mundo.

Creada por Dan Fogelman, el hombre detrás del drama lacrimógeno This is Us, famoso por sus giros inesperados, esta obra es entretenimiento sólido en el mejor sentido de la palabra: cuenta con una trama perspicaz acompañada de actuaciones potentes, desde el héroe atormentado de Brown hasta Julianne Nicholson como una siniestra multimillonaria tecnológica.

Además, más adelante en la serie hay un episodio en particular que trata temas verdaderamente monumentales y que es sencillamente asombroso; pero, de nuevo, eso es todo lo que se puede decir sin arruinar la experiencia a quienes aún no la han visto. La buena noticia para los que ya lo han hecho es que la serie ya ha sido renovada. (HM)

22. Wolf Hall: The Mirror and the Light

Un hombre, vestido con ropa de época.
BBC/ Playground Entertainment
La corte de Enrique VIII de Inglaterra es el escenario de la trilogía Wolf Hall.

La suntuosa conclusión de esta adaptación de la trilogía Wolf Hall, de Hilary Mantel, combina una escapada bellamente filmada al lujoso pasado de la corte de Enrique VIII con un retrato imperecedero del alto costo personal que conlleva maniobrar por el poder y la influencia.

Mark Rylance resulta conmovedor en el papel de Thomas Cromwell, el asesor del rey que cuestiona sus propias decisiones mientras el voluble monarca pierde la confianza en él.

Por su parte, la interpretación que hace Damian Lewis de Enrique es deslumbrante; su voz y sus modales son escalofriantemente tenues incluso cuando dicta las órdenes más despiadadas.

Las esposas de Enrique van y vienen, pero lo que da forma a la historia es el desmoronamiento del vínculo entre estos hombres y sus trayectorias opuestas: las dudas y el declive de Cromwell frente a la voluntad de hierro de Enrique, que elimina a cualquiera que se interponga en su camino.

Escrita por Peter Straughn, reciente ganador del Oscar por su guion de "Cónclave", The Mirror and the Light tiene hoy más resonancia que el libro original de Mantel cuando se publicó en 2020. Se siente totalmente relevante en un mundo donde el avance del autoritarismo es una preocupación global. (CJ)

23. "El camino estrecho al norte profundo"

Desde que saltó a la fama con el drama juvenil de HBO Euphoria, la estrella emergente Jacob Elordi ha sabido elegir bien sus papeles; pero quizás nada le ha servido tanto hasta ahora como regresar a su Australia natal para protagonizar este desgarrador drama bélico.

Esta adaptación de la novela de Richard Flanagan, ganadora del Premio Booker, explora la vida del cirujano del ejército Dorrigo Evans a través de tres periodos de tiempo: su etapa destinado en Adelaida para el entrenamiento militar, sus experiencias infernales como prisionero de guerra en la selva tailandesa y, posteriormente, su existencia como un veterano profesionalmente exitoso pero emocionalmente muy perturbado (interpretado en esta etapa por Ciarán Hinds), todavía incapaz de procesar realmente los sucesos de hace décadas.

Dotada de una impactante fuerza visual por Justin Kurzel, conocido por sus viscerales estudios sobre la violencia masculina en la gran pantalla, como Snowtown y The Order, es sencillamente una de las mejores representaciones de los horrores del conflicto jamás filmadas.

Pero, al mismo tiempo, pone tanto empeño en explorar la pasión como la violencia, con una química entre el joven Dorrigo de Elordi y la esposa de su tío, Amy, una magnífica Odessa Young, que traspasa la pantalla.

Dadas algunas de las escenas de brutalidad sádica, es, como debe ser, una obra difícil de ver, pero también una cuya pura calidad artística ofrece una suerte de experiencia trascendente.

24. Your Friends and Neighbors

Jon Hamm nunca ha estado mejor que mezclando con maestría la comedia y el drama en esta serie sobre un gestor de fondos de inversión llamado Coop que pierde su empleo. Él trama un plan para mantener las apariencias en su acomodada comunidad, solo para descubrir una nueva faceta de sí mismo.

La serie tiene un marcado elemento cómico, ya que Coop se convierte en un ladrón de guante blanco que resuelve sus problemas financieros robando artículos de lujo a sus vecinos.

Sin embargo, la serie brilla más en su audaz enfoque de lo que él llama, en una de sus mordaces voces en off, "la silenciosa desesperación de los hombres ricos de mediana edad", y en el retrato de sus complicadas relaciones. Sigue vinculado emocionalmente a su exesposa (Amanda Peet), quien lo dejó por uno de sus amigos, y lucha por conectar con sus dos hijos adolescentes. Además, mantiene un vínculo tierno y de apoyo con su hermana, emocionalmente frágil (Lena Hall, una de las figuras más destacadas del reparto).

Hamm no había tenido un papel tan rico desde Don Draper en Mad Men, otro encantador imperfecto pero simpático que toma decisiones terriblemente malas, y define al personaje de forma tan perfecta que cuesta imaginar a cualquier otro en el centro de esta serie elegante pero penetrante. (CJ)

25. Big Boys

Puede que haya hecho un poco menos de ruido que "Adolescencia", pero aquí tenemos otra serie británica sobre la masculinidad que realmente merece ser vista.

La obra semiautobiográfica de Jack Rooke sobre dos universitarios que forjan una "extraña pareja" de amigos, el aplicado y gay Jack y el juerguista heterosexual Danny, ha sido, desde su inicio en 2022, una mezcla increíblemente hábil de humor para desternillarse repleto de referencias a la cultura pop deliciosamente de nicho y drama conmovedor, abordando el despertar sexual, la depresión y la demencia, entre otros temas.

Sin embargo, esta tercera y última temporada ha sido, sin duda, la más potente. Comienza con un episodio divertidísimo de unas vacaciones en Grecia, pero se vuelve más seria a medida que avanza, tratando con especial destreza los problemas de salud mental de Danny, que caen en una espiral descendente.

Y, desde luego, Rooke sabe cómo romperle el corazón al espectador: el episodio final es una clase magistral de emoción, incluyendo un cameo significativo del propio creador. Solo queda esperar que esto catapulte a su talentosísimo autor a lo más alto.

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