Stefanie Green
Cortesía de Stefanie Green
Stefanie Green se dedica desde hace años a ayudar a pacientes que quieren morir.

Este reportaje contiene descripciones explícitas de procedimientos que conducen a la muerte.

"Él está acostado en el patio de un apartamento dúplex. Es un hermoso escenario, con amigos a su alrededor. Estoy a punto de administrar los medicamentos, toma mis manos, me mira a los ojos y dice: 'Doctora Green, esto va a sonar un poco loco, pero creo que usted me salvó la vida. Muchas gracias’".

"Un momento como ese es inolvidable", dice la doctora canadiense Stefanie Green.

Pero. a diferencia de lo que puede parecer, los medicamentos que ella administró por vía intravenosa al paciente agradecido no eran una cura milagrosa para el dolor insoportable que él estaba sintiendo.

Las drogas eran una combinación de sustancias que lo matarían en pocos minutos.

Stefanie Green es pionera entre los médicos que ofrecen muerte asistida en Canadá. Y es autora del libro de memorias This is Assisted Dying ("Esto es muerte asistida"), en el que relata sus experiencias en este campo de la medicina.

En su sitio web declara que la muerte asistida no es poner fin a la vida de alguien.

"La enfermedad y el sufrimiento están haciendo eso. Entiendo la muerte asistida más como realizar la voluntad de la persona".

Green está casada con un académico brasileño, tiene dos hijos y vive en Victoria, en la provincia canadiense de Columbia Británica.

Dos manos unidas, una de ellas de un/a paciente con una vía intravenosa
Getty Images
La doctora canadiense es autora del libro de memorias This is Assisted Dying ("Esto es muerte asistida").

En Canadá, la legislación permite la muerte asistida desde hace casi diez años.

En 2016, el país introdujo inicialmente una ley que permite solicitar la muerte asistida a adultos con enfermedades graves e incurables, que causan sufrimiento intolerable o están en estado terminal.

En 2021, la normativa fue flexibilizada para permitir que pacientes no terminales que estén sufriendo de una manera que consideran intolerable también reciban asistencia para morir.

Y hay planes para que, dentro de dos años, adultos con trastornos mentales exclusivamente, sin otras enfermedades, también puedan optar por la muerte asistida.

Green, que es un referente en el tema y se dedica desde hace años a ayudar a pacientes que quieren morir, reflexiona sobre algo que para muchos puede parecer una contradicción: la idea de un médico que ayuda a pacientes a morir.

"En los extremos opuestos de la vida"

"Muchas personas piensan que nuestro papel como médicos es salvar vidas, prolongar vidas, y en cierto sentido, eso es verdad. Pero creo que la esencia de lo que hace un médico es ayudar a las personas", dice Green.

"Ayudamos a las personas a luchar contra enfermedades, pero a menudo no tenemos nada que ofrecer. Nos encontramos con enfermedades que no podemos combatir con éxito. Y nuestro papel no es abandonar a los pacientes", le explica a BBC News Brasil.

"Creo que el rol del médico es ayudar a las personas en todas las etapas de sus vidas, y la muerte asistida es una extensión de eso".

Stefanie Green tiene 56 años. Inició su vida profesional trabajando como médica general y luego se dedicó a atender a mujeres embarazadas, asistir en el parto y acompañar a recién nacidos.

Después de más de dos décadas en ese campo, en 2016, cuando la ley canadiense comenzó a permitir la muerte asistida para ciudadanos y residentes en el país, Green cambió su enfoque de trabajo.

Hoy dedica el 75% de su tiempo a ofrecer la muerte asistida.

Una persona recibe una inyección de un trabajador sanitario
Getty Images
Green dedica la mayor parte de su ejercicio profesional a ofrecer la muerte asistida.

Estar preparada

Green explica que ve mucha similitud entre las habilidades requeridas de los médicos que actúan al principio y al final de la vida del paciente.

Para ella, tanto en el nacimiento como en la muerte de alguien, el papel del médico es ser una guía en un proceso natural.

Pero, al responder a la pregunta de por qué cambió su enfoque del inicio al final de la vida, cita un conjunto de factores.

"Me resistí mucho a la idea de dejar el trabajo que hacía en la maternidad", cuenta. "No podía imaginar nada que pudiera acercarse a ser tan gratificante para mí".

Sin embargo, dice que con el paso de los años le costaba cada vez más recuperarse de las largas guardias haciendo partos en la madrugada.

En el plano familiar, sentía la necesidad de aprovechar el poco tiempo que aún le quedaba para estar con sus hijos adolescentes antes de que se fueran de casa para continuar con sus estudios.

Fue en ese período que Canadá legalizó la asistencia médica para la muerte. Green cuenta que había seguido las discusiones atentamente.

"Con 25 años de experiencia clínica, había visto muchas muertes. Buenas muertes, pero también muertes malas", señala.

"Creía firmemente en una medicina centrada en el paciente, en la autonomía del paciente para tomar decisiones".

Para la doctora, la muerte asistida parecía ser el epítome perfecto de la medicina.

Green comenzó a estudiar el tema y notó que había pocos médicos capacitados para trabajar en esta área. "Cuanto más aprendía, más interés me despertaba".

Pocos días después de que la ley entrara en vigor, el primer paciente llamó a su puerta. "Estaba preparada".

"El primer paciente"

"Por supuesto que fue impresionante. Extraordinario. Claro que nunca olvidaré ese momento", relata.

"Tengo mucha suerte y gratitud por haber trabajado con ese paciente y su familia en ese primer evento".

Cuenta que fue una de las primeras personas en ofrecer muerte asistida en Canadá.

"Fue un paso en la oscuridad. No tenía muchos colegas con quienes hablar sobre el tema, nadie que me enseñara cómo hacerlo".

Harvey era una persona notable, recuerda. Estaba muy enfermo y probablemente habría muerto en pocas semanas.

"Era un hombre con una forma de pensar muy original. Estaba esperando el cambio en la ley y llamó a mi puerta con los papeles en mano diciendo: 'Esto es lo que quiero' y esperaba vivir lo suficiente para hacerlo".

Él contaba con el apoyo de sus parientes.

"Era una familia valiente. No conocían a personas que hubieran vivido esa experiencia y estaban apoyando a su ser querido", y añade: "La primera vez que hice esto, me di cuenta de cuán privilegiada era al ser invitada a ese espacio tan íntimo".

"Es una experiencia extraordinaria estar junto a alguien en esa travesía. Escucharlos explicar por qué desean terminar su vida de esa manera, recibir la confianza de esas personas, hacer bien (lo que me piden) y ser parte de ese momento".

Y, casi disculpándose por sonar "quizás un poco dramática" en sus propias palabras, dice que ocho años de este trabajo la convirtieron en una mejor profesional y mejor persona.

"Este trabajo me ha dado más compasión. Me ha hecho abrir los ojos a otras perspectivas, a lo que las personas quieren, y por qué", explica.

"Me mostró que la cuestión no es la muerte sino lo que tiene significado para las personas. Lo que han perdido, cómo explican lo que han perdido y por qué eso es importante para ellas.

"Me ha abierto la mente, me ha hecho valorar más las relaciones en mi vida, me ha hecho pensar en quién es importante en mi vida, y por qué. Me ha hecho decírselo a ellos".

Harvey se durmió por última vez mirando a los ojos de su esposa, con quien estuvo casado durante 52 años.

Stefanie Green
Cortesía Stefanie Green
Stefanie Green se sintió preparada para administrar una muerte asistida cuando el primer paciente llegó a su puerta.

La muerte asistida en Canadá

El libro de Green ofrece otros relatos conmovedores de personas que dieron su último adiós, como la esposa que se quitó la ropa, se acostó en la cama junto a su marido, también desnudo, y permaneció allí, abrazada a él durante varios minutos, hasta que Green administrara los medicamentos.

Las muertes, al igual que los nacimientos, son situaciones únicas, dice la médica. "Porque las personas son únicas".

Pero, después de años haciendo este trabajo, dice que existe un proceso que tiende a seguir con todos los pacientes.

Antes de describir ese proceso, Green detalla los dos métodos utilizados en Canadá para llevar al paciente a la muerte.

En el primero, raramente utilizado, el médico le da al paciente un vaso que contiene un poderoso barbitúrico. El propio paciente bebe el líquido, se duerme, entra en coma profundo y muere en aproximadamente media hora.

"Para algunas personas, la auto-medicación es muy importante, ese autocontrol. Entonces ofrecemos ese método".

Mucho más común, explica, es el método por el cual el médico administra el medicamento en la vena del paciente.

Se utilizan cuatro medicamentos. El primero, un fármaco para la ansiedad, se usa para relajar al paciente.

"Es una dosis alta, así que el 98 o 99% de los pacientes se duermen. Sus síntomas desaparecen y se sienten bien".

La segunda medicación, opcional, es un anestésico ligero que insensibiliza la vena por donde se administrarán las drogas. Green dice que siempre lo usa.

La tercera medicación es un medicamento utilizado para hacer dormir a una persona durante una cirugía. En dosis altas, este medicamento lleva al paciente de un sueño ligero a un sueño profundo y luego al coma.

Cuando esto ocurre, normalmente la respiración se vuelve más lenta y se detiene. Muchas personas mueren después de la tercera medicación, pero Green dice que los médicos no cuentan con eso.

"Usamos un protocolo que tomamos prestado de colegas en los Países Bajos, que han estado realizando estos procedimientos mucho más tiempo que nosotros", indica.

"Tienen muchos datos sobre seguridad, así que usamos una cuarta medicación que interrumpe los movimientos de los músculos del cuerpo.

"Entonces, utilizo estos cuatro medicamentos y sé que, si se aplican en la vena del paciente, él va a morir", dice.

"Esta es una forma brutal de explicarlo, pero eso es lo que sucede".

Una mujer a quien no se le ve el rostro, apoyada en una mesa donde hay pastillas
Getty Images
Se utilizan varios fármacos en el procedimiento para inducir la muerte a los pacientes en Canadá.

"Ellos duermen y mueren"

La muerte del paciente es el culminar de un largo proceso durante el cual Green evalúa 5 criterios para definir si la persona califica para recibir la asistencia según la ley:

1. El paciente debe tener más de 18 años.

2. Debe tener derecho a asistencia médica pública en Canadá.

3. Debe hacer la solicitud voluntariamente, sin interferencia de otras personas.

4. El paciente debe tener condiciones mentales para hacer la solicitud, lo que implica comprender qué está mal consigo mismo y ser capaz de dar su consentimiento para el procedimiento.

5. La persona también debe estar informada sobre otras opciones de cuidado disponibles, incluyendo cuidados paliativos.

La ley exige también que el paciente tenga una enfermedad grave e irremediable, en estado avanzado. El paciente debe estar sufriendo de una manera que considere insoportable e inaceptable.

"Además de todo esto, hay una serie de procedimientos que involucran opiniones de especialistas", añade. "Y si al final de este proceso no estoy segura de que la persona cumple con los criterios, no firmo los papeles".

Una vez que está claro que la persona puede tener una muerte asistida, Green prepara a los pacientes y familiares para el evento. Esto implica conocer al paciente a lo largo de varias visitas.

En el día señalado, la doctora llega al lugar elegido por el paciente para recibir la asistencia. Si la persona optó por el método intravenoso, la médica viene acompañada por un(a) enfermero(a).

"Paso unos diez minutos a solas con el paciente y reevalúo si esto es realmente lo que quiere. Siempre tienen la oportunidad de cambiar de idea, hasta el último minuto".

Green dice que en esta conversación también evalúa el estado mental del paciente. ¿Está en condiciones de dar su consentimiento?

"Necesitan saber quién soy y por qué estoy allí. Si queda claro que quieren seguir adelante, el o la enfermero(a) entra y coloca el catéter en el brazo de la persona".

Mientras tanto, Green conversa con los invitados del paciente. Normalmente son familiares cercanos, a veces son grupos más grandes de amigos, o simplemente su pareja.

"Explico paso a paso lo que va a suceder. Hecho esto, nos reunimos en el lugar que el paciente eligió. Puede ser en la sala, en el jardín, en la habitación".

La médica Stephanie Green es una de las pioneras en muerte asistida en Canadá.

"Creamos un espacio para cualquier ritual que el paciente haya solicitado. Oraciones, lecturas, música. A veces, la persona quiere hablar, contar historias, reír, llorar. Decir el último adiós. Algunos no quieren nada, otros quieren mucho", expone.

"Yo doy la última palabra al paciente y pregunto una vez más si quiere seguir adelante. Si tengo el permiso, tomo los medicamentos y, explicándole al paciente lo que estoy haciendo, inicio el proceso.

"Sin prisa, les doy los medicamentos y ellos se duermen frente a la familia. Serenamente, cómodamente, dignamente. Se duermen y mueren".

Medicamentos
Getty Images
Algunos canadienses critican el procedimiento de la muerte asistida.

"A veces lloro, soy humana"

Green explica que tiene como hábito informar a la familia cuando el paciente ha fallecido.

"En ese punto, me retiro de la sala y dejo a los familiares a solas para que puedan iniciar su proceso de duelo y estar unos momentos con su ser querido".

Green dice que, antes de despedirse, conversa nuevamente con los familiares.

"Hablamos sobre lo que acaba de suceder, ellos comparten lo que están sintiendo. Realizamos los procesos oficiales, llamamos a la funeraria", explica.

"En general, me quedo en la casa durante una hora. Ese es el proceso".

Green hace una larga pausa cuando le preguntamos si se conmueve. "Ah, sí. ¿Cómo es posible que alguien no se conmueva al ver a una persona morir?".

"El acto en sí es muy intenso y conmovedor. Pero lo que más me conmueve es la forma en que las personas se despiden unas de otras", expresa.

"Con frecuencia, estoy presente en la habitación cuando dicen sus últimas palabras y veo inmensas expresiones de amor. Y de gratitud por lo que fueron unas para las otras.

"Es terriblemente emotivo. Son emociones crudas, que rara vez se testifican en la vida de los demás. Veo a personas despidiéndose de sus hijos, de sus padres, de sus esposos. ¿Qué dicen las personas en esos momentos? Soy testigo de eso".

Y admite que a veces llora. "Soy humana", dice.

"A veces la emoción es tanta. A veces, es imposible no proyectarse en esa escena. ¿Qué haría si fueran mis padres? ¿O si fuera un hijo mío? No puedes evitar emocionarte y una lágrima caerá".

Green dice que mientras consiga mantener su profesionalismo, no ve problema en ello.

"Si perdiera el control, no podría hacer este trabajo".

Paciente en cama con la mano entrelazada a la de otra persona
Getty Images
Stefanie Green asegura que le conmueven los momentos de amor que presencia con los pacientes y sus familiares.

Los casos más difíciles

Le preguntamos por los casos que más impacto tienen sobre ella.

"Los que más me marcan, en general, son aquellos en los que veo ese amor tan intenso, como ese primer paciente".

Otros casos dejan huellas por ser más difíciles. Por ejemplo, situaciones en las que existe una identificación personal entre la doctora y el paciente, por tener edades similares o por tener hijos de la misma edad.

O casos en los que los pacientes son más jóvenes, menores de 50 años.

"Los considero muy tristes, especialmente cuando hay niños pequeños involucrados", dice.

"Cuando veo a alguien que tiene 50 años y está enojado, que no quiere morir, siente que tiene más vida por vivir, tiene hijos…

"La mayoría de las personas que atiendo no quieren morir. Pero simplemente no pueden imaginar continuar viviendo de la manera en que están. Personas que están muriendo de enfermedades terribles y están sufriendo.

"Cuando veo a alguien enojado porque ha llegado al final de su vida, eso es más difícil. Es más duro para mí porque ellos no desean eso para sí mismos, y yo no deseo eso para ellos", señala.

"Algunas personas piensan que tal vez me entristezca y me sienta mal. Tal vez parezca que estoy a la defensiva al decir esto, pero la verdad es que duermo muy bien por la noche.

"Siento que estoy haciendo un trabajo que es muy importante para los pacientes y las familias".

Los críticos de la muerte asistida

Aunque los canadienses son mayoritariamente favorables a que una persona pueda optar por la muerte asistida en ciertas circunstancias, los médicos que ofrecen este tipo de asistencia reciben duras críticas por parte de grupos que desaprueban esta elección.

Green deja claro que no está defendiendo una causa. "Estoy aquí para trabajar, utilizando mis habilidades como médica de acuerdo con las leyes de mi país".

Pero en un correo electrónico a BBC News Brasil, la doctora refuta enérgicamente algunos de los principales argumentos contra la muerte asistida.

Entre las entidades que defienden los derechos de las personas con discapacidad, por ejemplo, algunas argumentan que la muerte asistida pone en riesgo a poblaciones vulnerables.

Dicen que las personas con discapacidad pueden terminar recurriendo a la muerte asistida debido a la falta de asistencia pública, incluyendo cuidados paliativos.

"¿Deberíamos mejorar la asistencia financiera del Estado a quienes tienen discapacidad? Mi respuesta es un rotundo sí", subraya Green.

"¿Estamos cumpliendo bien nuestra función de apoyar a las personas con discapacidades? Digo que definitivamente podríamos hacerlo mejor".

Sin embargo, advierte: "¿Creo que eso es razón para infringir los derechos de adultos competentes que están sufriendo de manera intolerable, en estado grave e irremediable? Digo que no. Y la Corte Suprema de Canadá está de acuerdo. No podemos convertir a las personas que están sufriendo en rehenes de las fallas de la sociedad".

Un paciente se dispone a firmar un documento acompañado de otra persona que lo sujeta
Getty Images
Los pacientes deben dar su consentimiento para que el procedimiento de la muerte asistida se active.

Las enfermedades mentales

El debate en torno a la muerte asistida en Canadá también se centra en las enfermedades mentales. ¿Deberían los pacientes con trastornos mentales tener el derecho de solicitar y recibir asistencia para morir? La legislación que permitiría esto tiene su entrada en vigor prevista para 2027.

Entre los argumentos en contra de la ley está la idea de que estos pacientes no estarían en condiciones de hacer ese tipo de elección.

Algunos médicos dicen, por ejemplo, que los impulsos suicidas son a menudo parte de los síntomas de ciertos trastornos mentales. ¿Cómo saber si el deseo de morir del paciente no es parte de la enfermedad?

"La noción de que una persona con un trastorno mental no tendría la capacidad de tomar decisiones sobre su salud es anticuada y, francamente, ofensiva para mucha gente, especialmente para aquellos que tienen diagnósticos relacionados con la salud mental", defiende Green.

"La cuestión no es si tiene o no un trastorno mental, la cuestión es: ¿hay alguna preocupación en relación con el estado mental de esa persona que esté interfiriendo con su solicitud o con su habilidad de consentir?".

En opinión de Green, decir que toda persona con un trastorno mental no tiene la capacidad de tomar decisiones es discriminación.

Canadá es visto hoy como uno de los países con leyes más liberales del mundo en relación con la muerte asistida.

En 2021, más de 10.000 canadienses tuvieron muertes asistidas. En 2023, fueron 15.000. Algunos canadienses consideran que las leyes son vagas y que el número de procedimientos en el país es demasiado alto.

Esto no le preocupa a Green.

"El número de personas que solicitan y acceden a la muerte asistida es exactamente el que esperábamos y sigue siendo menor que en países con leyes similares".

En su opinión, para quienes consideran que está mal ayudar a una persona a morir, el número de muertes asistidas siempre será muy alto.

"El número 'correcto' es aquel en el que todas las personas que piden la muerte asistida y que están legalmente calificadas para recibir esa atención puedan acceder a ella".

En gran parte del mundo, la muerte asistida es ilegal.

Según la Federación Mundial de Sociedades por el Derecho a Morir, está permitida, bajo ciertas condiciones y en distintas circunstancias, en países como Colombia, Suiza, Países Bajos, Portugal, España, Bélgica, Austria y Nueva Zelanda, entre otros.

Línea gris
BBC

Haz clic aquí para leer más historias de BBC News Mundo.

Suscríbete aquí a nuestro nuevo newsletter para recibir cada viernes una selección de nuestro mejor contenido de la semana.

También puedes seguirnos en YouTube, Instagram, TikTok, X, Facebook y en nuestro canal de WhatsApp.

Y recuerda que puedes recibir notificaciones en nuestra app. Descarga la última versión y actívalas.

!function(s,e,n,c,r){if(r=s._ns_bbcws=s._ns_bbcws||r,s[r]||(s[r+"_d"]=s[r+"_d"]||[],s[r]=function(){s[r+"_d"].push(arguments)},s[r].sources=[]),c&&s[r].sources.indexOf(c)<0){var t=e.createElement(n);t.async=1,t.src=c;var a=e.getElementsByTagName(n)[0];a.parentNode.insertBefore(t,a),s[r].sources.push(c)}}(window,document,"script","https://news.files.bbci.co.uk/ws/partner-analytics/js/fullTracker.min.js","s_bbcws");s_bbcws('syndSource','ISAPI');s_bbcws('orgUnit','ws');s_bbcws('platform','partner');s_bbcws('partner','acento.com.do');s_bbcws('producer','mundo');s_bbcws('language','es');s_bbcws('setStory', {'origin': 'optimo','guid': 'cdr5dpy2m0mo','assetType': 'article','pageCounter': 'mundo.articles.cdr5dpy2m0mo.page','title': 'La doctora que dejó de asistir partos para ayudar a morir a sus pacientes','author': 'Mônica Vasconcelos – BBC News Brasil','published': '2025-05-12T22:41:06.411Z','updated': '2025-05-12T22:41:06.411Z'});s_bbcws('track','pageView');

BBC News Mundo

La British Broadcasting Corporation (Corporación Británica de Radiodifusión) es el servicio público de radio, televisión e internet de Reino Unido, con más de nueve décadas de trayectoria. Es independiente de controles comerciales y/o políticos y opera bajo un estatuto real que garantiza dicha independencia. La BBC cuenta con una red de más de 250 corresponsales en territorio británico y más de 100 ciudades capitales de todo el mundo.

Ver más