
Las empresas francesas de agua mineral, valoradas en miles de millones de euros, están en el punto de mira debido al cambio climático y a la creciente preocupación por el impacto ambiental de la industria.
La cuestión es si algunas marcas mundialmente famosas, en particular la icónica Perrier, pueden seguir llamándose "agua mineral natural".
En los próximos meses se espera el fallo en el caso Perrier. Todo esto tras las revelaciones en los medios franceses sobre sistemas de filtración ilícitos que se han utilizado ampliamente en la industria, aparentemente debido a la preocupación por la contaminación del agua, tras años de sequía vinculada al cambio climático.
"Este es realmente nuestro Watergate", afirma Stéphane Mandard, quien dirigió las investigaciones en el periódico Le Monde. "Es una combinación de fraude industrial y colusión estatal".
"Y ahora hay una verdadera espada de Damocles sobre la cabeza de Perrier".
Según la hidróloga Emma Haziza, "el modelo comercial de los grandes productores ha funcionado muy bien, aunque es absolutamente insostenible en una era de cambio climático global".
"Cuando las grandes marcas consideran que no tienen otra opción que tratar el agua, eso quiere decir que saben que hay un problema de calidad".

Tratamientos ilegales
La noticia saltó a los titulares hace un año en Francia, después de que una investigación de Le Monde y Radio France revelara que al menos un tercio del agua mineral vendida en ese país había sido tratada ilegalmente con luz ultravioleta, filtros de carbón o micromallas ultrafinas, comúnmente utilizadas para eliminar bacterias.
El problema no era de salud pública. El agua tratada era, por definición, segura para beber.
El problema residía en que, según la legislación de la UE, el "agua mineral natural", que se vende a un precio mucho mayor que el agua del grifo, debe permanecer inalterada entre la fuente subterránea de la que se saca y la botella. Esa es la esencia del producto.
Si marcas como Evian, Vichy y Perrier han tenido tanto éxito en Francia y en todo el mundo, es gracias a una imagen atractiva de laderas de montaña, arroyos caudalosos, pureza y minerales beneficiosos para la salud.
Si se admite que el agua se filtra, la industria corre el riesgo de romper el hechizo del mercado. Los consumidores podrían empezar a preguntarse qué es lo que han estado pagando.
Para complicar aún más la situación de Perrier y su empresa matriz, Nestlé -así como la del gobierno del presidente Emmanuel Macron-, se ha hecho la acusación de que ejecutivos de la compañía y ministros conspiraron para silenciar el asunto, encubrieron informes de contaminación y reescribieron las normas para que Perrier pudiera seguir utilizando la microfiltración.
En sus investigaciones, Le Monde y Radio France alegaron que el gobierno consideraba a la industria del agua mineral tan estratégica que accedió a ocultar información perjudicial.
Una investigación del Senado sobre el asunto acusó al gobierno de una "estrategia deliberada" de "disimulación".
En respuesta a las acusaciones, el gobierno solicitó a la Comisión Europea que determine qué nivel de microfiltración estña permitida para el "agua mineral natural".
Aurelien Rousseau, entonces jefe de gabinete de la primera ministra Élisabeth Borne, admitió que hubo un "error de apreciación", pero insistió en que nunca existió ningún riesgo para la salud pública.

Los problemas en la fuente del agua
A principios de este año, en la audiencia del Senado sobre la industria, el director ejecutivo de Nestlé, Laurent Freixe, admitió que Perrier efectivamente había utilizado métodos ilícitos para tratar su agua.
Pero también admitió otra cosa: que un informe oficial de hidrólogos sobre el lugar en el que históricamente saca el agua la compañía en el departamento de Gard, en el sur de Francia, recomendó no renovar la categoría de "agua mineral natural".
Esto plantea la posibilidad de que, por primera vez en sus 160 años de historia, el agua de Perrier pronto no se etiquete como lo que la gente supone que es.
Según la hidróloga Emma Haziza, "la conexión con el cambio climático y el calentamiento global está absolutamente demostrada". Y si Perrier está sintiendo el impacto antes que otras empresas, probablemente se deba a su ubicación geográfica.
Lejos del remoto paisaje montañoso que uno podría imaginar, el agua de Perrier se bombea desde acuíferos profundos en la llanura costera entre Nimes y Montpellier, a poca distancia del Mediterráneo.
La zona está densamente poblada, con una intensa actividad agrícola, y es muy calurosa.
"Ha habido un gran cambio climático desde 2017", afirma Haziza. "Durante cinco años hubo una sucesión de sequías, que se sintieron especialmente en el sur".

"Todos los acuíferos se vieron afectados. Esto significa no solo el nivel freático superior, de donde proviene el agua corriente. Ahora podemos ver que los acuíferos más profundos, que las empresas creían protegidos, también se están viendo afectados".
"Está ocurriendo lo imprevisto. Estamos pasando de una época en la que las empresas podían extraer agua de los acuíferos profundos y tener la seguridad de que se repondrían, a una época en la que es evidente que todo el sistema no puede continuar", afirma.
El análisis de Haziza y otros hidrólogos indica que ahora existe una clara conexión entre los acuíferos profundos y los superficiales.
Los contaminantes (compuestos químicos agrícolas o desechos humanos) que se drenan del terreno en las cada vez más frecuentes inundaciones repentinas pueden ahora llegar a los acuíferos inferiores.
Al mismo tiempo, los efectos de la sequía prolongada y el bombeo excesivo hacen que estos acuíferos inferiores contengan menos volumen de agua, por lo que cualquier contaminación estará más concentrada, afirman los expertos.
"Podemos prever que lo que ocurrió primero en la planta de Perrier les ocurrirá a otros productores en los próximos años. Por eso debemos alejarnos de nuestro modelo actual de consumo", señala Haziza.

Contaminación
El año pasado, en la planta de Perrier se tuvieron que destruir tres millones de botellas debido a una contaminación.
Sin embargo, la empresa insiste en que cualquier problema se detecta con rapidez y rechaza la afirmación de que los contaminantes estén penetrando en los acuíferos profundos.
"Bombeamos agua a 130 metros bajo tierra, bajo capas de piedra caliza", afirma el hidrólogo de Perrier, Jérémie Pralong. "Estamos 100% convencidos de la pureza del agua. Y su composición mineral es constante".
Perrier afirma que no existe ninguna normativa de la UE que prohíba específicamente la microfiltración. El texto pertinente simplemente establece que no se debe hacer nada para desinfectar o alterar la composición mineral del agua.
La disputa es sobre en qué nivel de microfiltración comienza la alteración.
El manantial original de Perrier fue explotado por primera vez por un médico local en la década de 1860, pero fue bajo gestión británica que la marca despegó 50 años después.
William Albert St John Harmsworth, hermano de dos magnates de la prensa, convirtió a Perrier en sinónimo de agua mineral en todo el Imperio Británico.
Según la compañía, para la forma bulbosa de las botellas Harmsworth se inspiró en las mazas indias que usaba para hacer ejercicio tras un accidente de coche que lo dejó paralítico.
Hoy en día, la planta embotelladora de Vergèze sigue estando junto a la residencia de Harmsworth y la fuente original.
La planta ha sido altamente automatizada. Una vía férrea la conecta con la red de tren de SNCF para transportar cientos de millones de latas y botellas cada año a Marsella para su exportación.

Durante el último año, la atención se ha centrado en una nueva marca: Maison Perrier. Estas bebidas energéticas y saborizadas están teniendo un gran éxito en Francia y en todo el mundo.
La ventaja para Perrier es que las nuevas bebidas no se autoproclaman "agua mineral natural". Se pueden tratar y filtrar sin dificultad.
Perrier afirma que la nueva marca forma parte de su estrategia y que no tiene intención de abandonar su agua mineral natural original, Source Perrier. Ya abandonó la microfiltración ultrafina (0,2 micras) y ahora utiliza un sistema de 0,45 micras acordado con el gobierno.
La compañía solicitó la certificación de "agua mineral natural" solo para dos de los cinco pozos de perforación que utilizaba para el agua mineral Perrier. Se espera una decisión judicial a finales de este año.

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