En una sociedad saturada de desechos y urgencias ambientales, dos dominicanos están demostrando que el reciclaje no es solo una técnica de gestión de residuos, sino una poderosa herramienta de transformación cultural y social.

Bertha Santana, psicóloga y promotora del reciclaje creativo, y Luis Rivas, escultor y activista ambiental, han convertido el residuo en recurso y el arte en acción, desde sus respectivas trincheras.

Conciencia ecológica desde lo comunitario

Bertha Santana ha dedicado años a fomentar la conciencia ambiental desde una perspectiva comunitaria, inclusiva y pedagógica.

A través de talleres, charlas y experiencias inmersivas, Santana promueve la reutilización de materiales con un enfoque que vincula la sostenibilidad con la identidad cultural.

Uno de sus espacios más emblemáticos es el taller de barro, donde los participantes cocinan y comen utilizando vasijas hechas por ellos mismos, reflexionando sobre la relación entre consumo, tradición y medioambiente.

Reciclar no es solo separar basura, es transformar la manera en que vivimos y nos relacionamos con el entorno, afirma Santana, quien ha impactado especialmente en comunidades vulnerables del Gran Santo Domingo.

Moda, denuncia y arte con propósito

Luis Rivas, por su parte, ha transformado los desechos textiles en una bandera de lucha contra el consumo desmedido y la contaminación industrial.

A través de investigaciones y campañas de sensibilización, Rivas denuncia el impacto del fast fashion en el medioambiente dominicano y propone alternativas creativas cargadas de simbolismo.

Actualmente lidera un proyecto que reutiliza ropa descartada para confeccionar disfraces que serán exhibidos en los Premios a la Moda Dominicana y en una exposición internacional en Japón.

“Hay mucho talento y mucha basura. La solución está en unirlos”, expresa Rivas, quien recibió apoyo inicial de la empresa Coca-Cola, aunque lamenta la escasa respuesta del sector público y empresarial.

Arte, educación y economía circular

Ambos creadores forman parte de una ola de transformación que va más allá del reciclaje tradicional. En sus manos, el residuo adquiere valor estético, educativo y social, desafiando los modelos lineales de consumo y proponiendo una economía más circular y consciente.

En República Dominicana, el reciclaje sigue siendo una práctica incipiente: apenas un pequeño porcentaje de los residuos sólidos generados se recicla de manera efectiva. Sin embargo, se están dando pasos importantes para revertir esta realidad.

Avances institucionales hacia la sostenibilidad

En 2021, la Dirección General de Proyectos Estratégicos y Especiales de la Presidencia (Propeep) y el Ministerio de la Vivienda y Edificaciones (MIVED) firmaron un acuerdo para construir soluciones habitacionales ecológicas con materiales reciclados, dirigidas a familias en situación de pobreza extrema.

Organizaciones como Hábitat para la Humanidad República Dominicana también se han sumado a esta visión, utilizando insumos reutilizables en la construcción de viviendas dignas para sectores vulnerables, como explicó Francis Medina, gerente de programas de dicha entidad.

Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la conciencia ciudadana sobre el manejo de residuos ha aumentado considerablemente en los últimos años, impulsando un cambio de paradigma hacia políticas más responsables.

Cuando el reciclaje nace desde las empresas

Aunque el reciclaje aún enfrenta resistencia en la cotidianidad dominicana, algunas empresas han comenzado a asumir el compromiso ambiental.

Un ejemplo de ello es el programa Ambiente Ámbar, creado por empleados de Santo Domingo Motors preocupados por el impacto de su actividad sobre el entorno.

Formalizado en 2011, este programa tiene como objetivo clasificar y distribuir adecuadamente los desechos generados en almacenes y talleres, incluyendo neumáticos, aceites, baterías, cartón, madera y metales.

Clientes comprometidos con el ambiente

Los clientes que visitan la sede de Santo Domingo Motors, en la avenida John F. Kennedy, pueden dejar las piezas sustituidas de sus vehículos en un centro de acopio habilitado.

Además, tienen la opción de optar por un lavado ecológico —en seco o con vapor— que reduce considerablemente el uso de agua.

Este tipo de servicios no solo protege el ambiente, sino que también aporta beneficios concretos: el lavado en seco mantiene el vehículo limpio por más tiempo, mientras que el lavado a vapor lo desinfecta con mayor profundidad.

Una revolución desde lo cotidiano

Las acciones de Bertha Santana, Luis Rivas y colectivos como Ambiente Ámbar demuestran que el reciclaje no es una moda pasajera, sino una vía efectiva hacia la transformación social, cultural y económica de la República Dominicana.

En un país donde aún queda mucho por hacer en materia de gestión de residuos, estas iniciativas representan semillas de esperanza y ejemplo para nuevas generaciones que buscan una relación más armoniosa con su entorno.

Respaldo legislativo a la gestión de residuos

A pesar de que en la República Dominicana este tema se encuentra en pañales,  recientemente la Cámara de Diputados aprobó en segunda lectura un proyecto de modificación a la Ley 225-20 sobre Gestión Integral y Coprocesamiento de Residuos Sólidos, con el objetivo de reducir la generación de residuos desde su origen.

Esta pieza legislativa establece que los gobiernos locales dispondrán de una contribución especial proveniente del Fideicomiso DO Sostenible, que se utilizará exclusivamente para financiar la recolección de residuos o la adquisición de equipos destinados a su gestión.

La tarifa será de 20 pesos dominicanos por habitante, aplicable a partir del año 2026. Aún persisten opiniones encontradas: hay quienes están en contra y otros que lo respaldan, pero lo cierto es que este es un tema que nos compete a todos.

Los legisladores están haciendo esfuerzos para implementar políticas públicas sostenibles que respondan a la urgencia ambiental que vivimos.

Y mientras se debate en los salones del Congreso, Bertha y Luis ya están haciendo el trabajo desde las calles, con sus manos, su arte y su compromiso. Ellos no están esperando el cambio: lo están construyendo.

Mery Ann Escolástico

Periodista

Ganadora de Historias de Reciclaje – Premio Mundo sin Residuos al Periodismo 2020-2021. Autora del libro de poemas “Desahogando mis deseos”. Periodista, Fotoperiodista, Corresponsal de Eventos, Abogada y Docente en UNAPEC.

Ver más