El primer ministro británico, Keir Starmer, cumple un año este viernes de la rotunda victoria del Partido Laborista en las elecciones generales, con la popularidad en mínimos y un creciente descontento entre sus filas, que le achacan falta de liderazgo.
"Tormentoso" y "accidentado" es como el politólogo Karl Pike, de la universidad Queen Mary de Londres, define este primer año de mandato, que tocó fondo el miércoles cuando Starmer se vio obligado a respaldar a la ministra de Economía, Rachel Reeves, tras ser vista llorando en el Parlamento, lo que desató rumores sobre su cese.
Aunque ambos atribuyeron las lágrimas, que sacudieron a los mercados, a motivos personales, la escena expuso la presión sobre un Ejecutivo que el martes ya tuvo que ceder para que sus diputados aprobaran una polémica reforma del estado del bienestar.
Esa y otras capitulaciones, sumadas al escaso margen fiscal tras renunciar a los recortes previstos, ensombrecen los potenciales logros a largo plazo de un Gobierno que ha renacionalizado el ferrocarril y ha aumentado la inversión en los servicios públicos.
Reformas y diplomacia
Desde su victoria por mayoría absoluta en las elecciones del 4 de julio de 2024, el Gobierno de Starmer ha anunciado 113.000 millones de libras (131.000 millones de euros) en inversiones esta legislatura para infraestructuras de transporte, energías renovables y vivienda, con una partida destacada para reflotar el querido sistema nacional de salud (NHS, en inglés).
A nivel internacional, Starmer ha reposicionado al Reino Unido, aislado tras el Brexit, en el centro del multilateralismo y ha cultivado una buena relación con el presidente estadounidense, Donald Trump.
En la cumbre de la OTAN en junio, se comprometió a destinar el 5 % del PIB a defensa para 2035, con un 4,1 % en 2027. En los últimos meses, el Reino Unido firmó un acuerdo de libre comercio con India y pactó con Estados Unidos la reducción o eliminación de aranceles en sectores clave.
El 19 de mayo, Starmer presidió en Londres la primera cumbre para "resetear" las relaciones con la Unión Europea desde su salida del bloque, que concluyó con un acuerdo de colaboración en defensa y negociaciones abiertas sobre controles fitosanitarios, mercados de carbono y movilidad juvenil.
Como señala Tim Bale, también de Queen Mary, algunas de estas iniciativas "pueden tardar años en dar frutos", lo que en parte explica por qué no han mejorado la percepción del líder laborista en las encuestas.
Además, el Gobierno, que se ha impuesto estrictas normas de disciplina fiscal para eliminar el déficit, depende del crecimiento económico para aumentar ingresos. Pero, de momento, la economía avanza lentamente: solo un 0,7 % en el primer trimestre, con una inflación del 4 % en mayo.
Cuando el mensaje no llega
Según los analistas, Starmer es oficialmente el primer ministro electo menos popular en la historia moderna británica, con una popularidad neta menos de 45 % (-45 %).
Los sondeos sitúan al Partido Laborista en un 24 %, por detrás de la formación populista de derechas Reform UK, que con un 27 % se consolida como la principal amenaza política. Los conservadores, derrotados hace un año tras 14 en el poder, obtienen un 17 %.
Bale apunta que uno de los problemas del líder laborista, acusado de falta de "reflejos políticos", es que "no logra explicar su proyecto de forma que cautive a los ciudadanos", quienes "aún no conocen su visión".
En su opinión, esta ausencia de un "arco narrativo", sumada a errores en la presentación de algunas medidas, no se arregla solo con una mejor estrategia de comunicación.
"De nada sirve cuando el principal vendedor no sabe vender el producto. Starmer es un político analógico en la era digital", afirma.
Si logra cambiar, deberá demostrarlo en el próximo año, clave para consolidar su autoridad en el partido y convencer al electorado antes de las elecciones de 2029.
Aun así, Bale y Pike creen que, al menos a corto plazo, Keir Starmer no afrontará un desafío interno a su liderazgo, principalmente porque "no hay candidatos alternativos con consenso en todas las facciones del partido".
Judith Mora
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