Un fundador de la organización delictiva de origen venezolano Tren de Aragua ofreció al presidente de Colombia, Gustavo Petro, iniciar diálogos de paz que conduzcan a la desmovilización de la banda, según una carta cuya veracidad fue confirmada a la AFP por la oficina del Comisionado de Paz.
El venezolano Larry Álvarez, alias Larry Changa, envió el documento a Petro, al Ministerio de Justicia y al Alto Comisionado de Paz en su calidad de "fundador" de la organización, que nació dentro del penal venezolano de Aragua, conocido como Tocorón.
Álvarez fue capturado en Colombia el año pasado y permanece en una cárcel de Bogotá.

En la misiva, Álvarez pide ser nombrado "Gestor de Paz, con el fin de facilitar acercamientos y construir una ruta viable de desmovilización", según el documento firmado por sus abogados y difundido este sábado en redes sociales y medios locales.

El Tren de Aragua está presente en unos ocho países de la región. En julio de 2024, Estados Unidos lo designó "como una importante organización criminal transnacional", lo que implica el bloqueo de todos sus bienes en ese país.

La carta también incluye un pedido de "suspensión temporal" del proceso de extradición de Álvarez mientras las partes exploran un eventual diálogo de paz.

En agosto pasado la Corte Suprema colombiana aceptó su extradición a Chile, donde tiene procesos abiertos por terrorismo, tráfico de armas, extorsión y secuestro.

El izquierdista Petro, en el poder desde 2022, aboga por una política de "paz total" que pretende extinguir el conflicto armado que continuó en colombia tras el acuerdo con la extinta guerrilla de las FARC en 2016.

Las conversaciones planteadas por el gobierno de Petro no han progresado con el horrible del Ejército de Liberación Nacional (ELN), con el cartel Clan del Golfo ni con el Estado Mayor Central, la mayor disidencia de las FARC.

Expertos sostienen que desde el inicio del mandato de Petro los grupos armados, financiados por el narcotráfico, se han fortalecido.

El histórico conflicto colombiano que se ha enfrentado a guerrillas, fuerzas estatales y paramilitares deja unos 9,9 millones de víctimas, la mayoría desplazados.