La jurisdicción universal de la justicia francesa está en el centro del juicio de un exrebelde salafista sirio que comienza este 29 de abril en París. Majdi Nema, ex miembro de Yeish al-Islam, está procesado por complicidad en crímenes de guerra entre 2013 y 2016 en Siria. Él niega estos cargos.
Por Laura Martel
Oficial del ejército sirio, Majdi Nema desertó a finales de 2012 para unirse a Liwa al-Islam. Este grupo, que tomó el control de Guta Oriental, al noreste de Damasco, en 2011, se convirtió en Yeish al-Islam (Ejército del Islam) en 2013. Descrito como cercano al fundador y comandante en jefe Zahran Alloush, este hombre de 36 años había elegido Islam Alloush como nombre de guerra.
Portavoz del movimiento hasta 2016, está procesado por complicidad en crímenes de guerra y participación en una asociación criminal con vistas a preparar crímenes de guerra. En concreto, es sospechoso de haber participado en el reclutamiento de menores y su adiestramiento para la acción armada. Él niega estas acusaciones, alegando que solo tuvo un "papel limitado" en esta facción, que luchaba contra el régimen de Bashar al-Asad y defendía la sharia.
Jurisdicción universal
Majdi Nema comparece en París en virtud de la jurisdicción universal, que permite a los tribunales franceses juzgar a los autores de genocidio, crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra, incluso si los actos fueron cometidos en el extranjero, por autores extranjeros contra víctimas extranjeras. Sin embargo, esto está sujeto a tres condiciones: el enjuiciamiento debe ser iniciado únicamente por la Fiscalía; ninguna otra jurisdicción, nacional o internacional, debe reclamar al sospechoso; y el sospechoso debe residir habitualmente en Francia.
Por lo que se refiere a una posible acción judicial por parte de un tribunal internacional, hay que señalar que la Corte Penal Internacional no está actualmente en condiciones de ocuparse de este caso. En primer lugar, porque Siria no es signataria del Estatuto de Roma y, en segundo lugar, porque aunque la CPI podría haberse hecho cargo de la situación y de los crímenes cometidos en este país en virtud de un mandato otorgado por el Consejo de Seguridad de la ONU, Rusia y China han vetado hasta ahora cualquier resolución en este sentido.
Los tribunales franceses consideraron que se había cumplido el criterio de "residencia habitual", a pesar de que Majdi Nema solo había pasado un tiempo limitado en Francia en el momento de su detención. Tras llegar a Francia a principios de noviembre de 2019, Majdi Nema fue detenido el 29 de enero de 2020 en Marsella, adonde se había trasladado para asistir a una serie de conferencias en el Instituto de Investigación sobre el Mundo Árabe y Musulmán de la Universidad de Aix-Marsella.
Su detención fue posible gracias a la presentación, en junio de 2019, de una denuncia ante la sala de crímenes contra la humanidad del tribunal de París por parte de una ONG siria, el Centro Sirio para los Medios de Comunicación y la Libertad de Expresión (SCM), junto con la FIDH y la LDH. Ante la falta de perspectivas de justicia en Siria, que seguía bajo el control del régimen de Bashar al-Asad, estas asociaciones habían recurrido a la jurisdicción universal de Francia para juzgar los crímenes contra la humanidad, crímenes de guerra y actos de tortura que atribuían a Yeish al-Islam y a sus miembros en Guta Oriental.
Lucha contra la impunidad
"La jurisdicción universal complementa otras formas de justicia. Se aplica cuando el enjuiciamiento es imposible en otras instancias. Se trata ante todo de luchar contra la impunidad, pero también de que Francia no pueda ser un refugio para criminales de guerra de todo tipo", subraya Marc Bailly, que, junto con Clémence Bectarte, representa a cinco personas, así como a la FIDH y al CSM.
"El acusado es como Yeish al-Islam: tiene dos caras", mantiene el abogado, "es a la vez el escaparate del grupo, como portavoz, y también era responsable de vigilar su discurso ante la comunidad internacional. Al mismo tiempo, se le veía en cárceles y campos de entrenamiento con jóvenes uniformados. También mantenemos que, como alto cargo, estaba al tanto de los crímenes cometidos por el grupo".
Tras cuatro años de proceso, algunos de los cargos por los que se había acusado a Majdi Nema fueron retirados por los tribunales. En concreto, se le había acusado de complicidad en la desaparición forzada de la abogada Razan Zaitouneh y otros tres activistas de derechos humanos apodados los "Cuatro de Duma", secuestrados en diciembre de 2013.
Sin embargo, aunque la sala de instrucción reconoció "que de la información y los numerosos testimonios recogidos se desprende efectivamente que Yeish al-Islam debe ser considerado responsable de la desaparición de los cuatro activistas", las acusaciones contra el grupo y sus miembros fueron desestimadas por motivos técnicos, ya que el grupo no cumplía un criterio necesario para que se tipificara el delito de desaparición forzada.
"El hecho de que se hayan retirado la gran mayoría de los cargos contra nuestro cliente dice algo sobre este juicio y esta investigación. Creo que no hay mejor prueba de que, durante años, Francia ha sido incapaz de investigar, que ha sido incapaz, con los estándares de justicia que tenemos, de encontrar algo de importancia que poner bajo nuestras narices con respecto al Sr. Nema", afirma Romain Ruiz, que defiende a Majdi Nema junto con Raphaël Kempf.
Jurisdicción impugnada
Desde el inicio del procedimiento, los dos abogados han impugnado el principio de jurisdicción universal en este caso. En primer lugar, impugnaron los criterios para su aplicación, pero el Tribunal de Casación rechazó su recurso. Pero, más en general, cuestionan la capacidad de la justicia francesa para llevar a cabo una investigación a la vez incriminatoria y exculpatoria, y para celebrar un juicio que respete los derechos de la defensa, cuando los hechos fueron "cometidos a miles de kilómetros", en un país en plena guerra civil.
Además de la sospecha que pesa sobre la recogida de pruebas, señalan que muchos testigos de la defensa "no pudieron ser oídos in situ, en Siria o Turquía", y que se les "denegó" el permiso para venir a Francia a declarar en el juicio.
Para estos abogados, la caída de Bashar al-Asad a finales de 2024 hace aún más "ilegítima" la celebración de este juicio en Francia. "No es posible que una antigua potencia colonial como Francia imparta justicia en lugar del pueblo sirio, tanto desde un punto de vista práctico como político", afirma Kempf. "Desde el punto de vista político, todos los que trabajan en la justicia transicional saben que, ante todo, debe impartirse lo más cerca posible del pueblo, que es el primer afectado; y desde el punto de vista práctico, es evidente que es en Siria donde este juicio puede celebrarse en buenas condiciones, es decir, con acceso a todas las pruebas y testigos a favor y en contra de los acusados", prosigue el abogado.
"Imposible" en Siria
Una valoración en desacuerdo con la acusación. "Por supuesto, todo el mundo está encantado de que Bashar al-Asad haya caído", insiste Bailly. Pero, en su opinión, aunque la llegada de las autoridades de transición ha suscitado esperanzas entre los refugiados sirios de poder regresar a sus hogares, y se aprecian "mejoras", sobre todo en términos de "apertura", los cambios no pueden hacerse "de la noche a la mañana" y "sigue siendo absolutamente imposible", hoy por hoy, celebrar un juicio "justo" en Siria.
"Hoy en día, no existe una autoridad judicial verdaderamente independiente, ni una verdadera separación de poderes, y por eso el juicio se celebra en Francia", explica el abogado. "Evidentemente, todos los sirios con los que hablamos, empezando por las partes civiles a las que representamos, preferirían que el juicio se celebrara en Siria; pero están perfectamente lúcidos y están contentos que se celebre al menos un juicio contra este grupo y uno de sus portavoces". Las vistas serán, en sus palabras, "una oportunidad para poner de relieve toda la complejidad de este conflicto", para "demostrar que en Guta Oriental, la gente estaba atrapada" entre los abusos del régimen de Bashar al-Asad y los de Yeish al-Islam.
En Francia, se trata del primer juicio por crímenes de guerra en Siria dirigido contra un grupo armado y durante el cual los acusados estarán presentes en el banquillo. El primer juicio por este tipo de crímenes, celebrado hace un año, afectó a tres altos cargos del régimen de Bashar al-Asad, que fueron juzgados in absentia, es decir, en su ausencia. Fueron condenados a cadena perpetua el 24 de mayo de 2024.
Las vistas, que se filmarán "para que quede constancia", se celebrarán hasta el 27 de mayo. Majdi Nema se enfrenta a una pena de hasta 20 años de prisión.
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