El presidente estadounidense declaró el domingo 8 de junio que los militares de la Guardia Nacional, que desplegó en Los Ángeles en contra de la opinión de las autoridades locales para hacer frente a las violentas manifestaciones contra su política migratoria, restablecerían “el orden”.
“Hay gente violenta y no vamos a dejar que se salgan con la suya”, declaró Donald Trump a los periodistas antes de subir a su avión Air Force One, pocas horas después de la llegada de los primeros militares de esta fuerza armada de reserva a la megalópolis californiana. Su despliegue se produce en el tercer día de manifestaciones marcadas por enfrentamientos y violencia en la megalópolis californiana, donde reside una importante comunidad hispana, mientras los habitantes intentaban interponerse en las detenciones violentas de inmigrantes llevadas a cabo por la policía federal de inmigración (ICE).
“Volveremos a restablecer el orden”, prometió el presidente republicano, afirmando que está siguiendo la situación “muy de cerca”. Añadió que no descarta enviar tropas a otras partes de Estados Unidos si fuera necesario. “No vamos a permitir que este tipo de cosas sucedan en nuestro país”, afirmó. “Si vemos un peligro para nuestro país y nuestros ciudadanos, seremos muy firmes en la aplicación de la ley y el mantenimiento del orden”, agregó.
Los gobernadores demócratas de California denuncian un “abuso de poder alarmante”
Según el ex director de la ONG Human Rights Watch, Kenneth Roth, sería la primera vez desde 1965 que un presidente despliega a estos militares sin la solicitud previa de un gobernador estatal.
Los gobernadores demócratas estadounidenses han denunciado un “alarmante abuso de poder” por parte del presidente estadounidense Donald Trump, que ha desplegado 2000 soldados de la Guardia Nacional en Los Ángeles, en contra de la opinión del gobernador demócrata de California, Gavin Newsom. “La decisión del presidente Trump de desplegar la Guardia Nacional en California es un abuso de poder alarmante”, declararon los gobernadores en un comunicado conjunto.
"Esta es una seria ruptura de la soberanía estatal (…) Retiren la orden. Devuelvan el control a California", reclamó en X el gobernador del estado, el demócrata Gavin Newsom.
El gobernador de California se opuso a tal medida, calificándola de “deliberadamente incendiaria” y asegurando que “solo agravaría las tensiones”. “Lo llamé la otra noche. Le dije: ‘Escucha, tienes que ocuparte de esto. Si no, enviaré a las tropas’. Y eso es lo que hemos hecho”, comentó el presidente el domingo. Una advertencia que, por tanto, ha llevado a cabo.
El comando Norte de Estados Unidos dijo que "unos 500 infantes de marina (…) están preparados para desplegarse en caso de necesitarse para aumentar y apoyar" las operaciones federales en curso.
“Vivimos con miedo”
Frente al edificio federal, donde se encuentran detenidas las personas arrestadas en los últimos días, se ha iniciado un pulso. Frente a la Guardia Nacional desplegada por Donald Trump, decenas de manifestantes se rebelan contra las redadas de la policía de inmigración: “El Gobierno viene a detener a estas familias que intentan contribuir a la sociedad y huir de los cárteles, y no es aceptable que se les someta a condiciones aún peores en nuestros centros de detención”, se indigna un hombre ante el micrófono de Pierrick Leurent, corresponsal de RFI en Los Ángeles.
Las detenciones violentas llevadas a cabo por las autoridades federales tienen un gran impacto personal entre los manifestantes, como Ashley, con una bandera mexicana sobre los hombros: “Estoy orgullosa de ver a mi ciudad rebelarse. Nací aquí, pero tengo una familia que lleva más de veinte años viviendo aquí, que nunca ha podido regularizar su situación, que no tiene antecedentes penales y que vive con miedo”.
Tal y como temía el gobernador de California, la llegada de la Guardia Nacional ha agravado las tensiones, en lugar de restablecer el orden. Muchos aquí creen que el inquilino de la Casa Blanca tiene como objetivo provocar a los habitantes de Los Ángeles: “Quieren que reaccionemos con agresividad, para justificar la presencia de la Guardia Nacional y aumentar la tensión. No es necesario. Queremos paz”. Por ahora, lo que ha resurgido brutalmente es sobre todo el rostro de un país fracturado, con dos bandos decididos a no dejar que el otro imponga su ley.
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