En 2024, la aplicación de la pena de muerte alcanzó su nivel más alto desde 2015. Así lo revela un informe de Amnistía Internacional (AI) publicado el martes 8 de abril, que registra 1.518 ejecuciones el año pasado. La mayoría tuvieron lugar en tres países de Oriente Medio: Arabia Saudita, Irak e Irán, responsables de más del 90% de las ejecuciones de 2024.
En la mayoría de los casos, los condenados a muerte en estos países fueron ejecutados por delitos de drogas o terrorismo, sobre todo en Arabia Saudita e Irak.
Irán, por su parte, ejecutó al menos a 972 personas el año pasado y condenó a muerte a cientos más. Opositores, disidentes, personas que se han manifestado pacíficamente, en particular con el movimiento “Mujer, Vida, Libertad”, señala Anne Denis, responsable de la comisión sobre la pena de muerte de Amnistía Internacional Francia. “También hay minorías étnicas como los baluchis, los kurdos y muchos afganos en 2024”, afirma Denis.
El informe también señala que, sobre todo en Oriente Medio, las autoridades utilizan la pena de muerte para silenciar a los opositores e infundir miedo en la población. Un total de ocho países de Oriente Medio llevaron a cabo definitivamente ejecuciones en 2024: Arabia Saudita, Egipto, Irak, Irán, Kuwait, Siria, Omán y Yemen.
En 2024, Irak, Irán y Arabia Saudita encabezarán la tabla en cuanto al número de ejecuciones. El informe de AI señala, sin embargo, que, debido a la falta de datos, China no se incluyó en la clasificación, a pesar de que probablemente sea el país con mayor número de ejecuciones.
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