Irán ha declarado que se usará "todos los medios necesarios" tras los ataques estadounidenses contra lugares clave del programa nuclear iraní y ya el domingo, Teherán lanzó salvas de misiles contra Israel. Otras opciones se presentan al régimen iraní, como el ataque a las numerosas bases militares estadounidenses en Oriente Próximo. 

Un informe de Pierre Fesnien

Irán no esperó mucho para reaccionar tras el asalto estadounidense a tres de sus instalaciones nucleares más importantes. A primera hora de este domingo, el régimen de Teherán, que afirmó que se había “cruzado una importante línea roja”, lanzó unos cuarenta misiles hacia Israel, apuntando al aeropuerto de Ben Gurion, cerca de Tel Aviv, y a un “centro de investigación biológica”, entre otros objetivos.

Aunque se registraron importantes daños en zonas residenciales del norte y el sur de la ciudad, donde casas y edificios quedaron completamente destruidos, el alcance de estos ataques iraníes sigue siendo relativamente limitado. Los servicios de emergencia israelíes informaron el domingo de que 16 personas habían resultado heridas.

Con la implicación de Estados Unidos en el conflicto, Irán podría dirigir ahora su atención hacia nuevos objetivos. El ejército estadounidense está presente en al menos 19 puntos de Oriente Medio y cuenta con más de 40.000 soldados en la zona. Esta presencia militar se ha reforzado considerablemente desde el 7 de octubre y el ataque terrorista de Hamás contra Israel. Todas estas infraestructuras y personal militar son ahora objetivos de una posible represalia del ejército iraní.

Bases en Catar, Emiratos y Bahréin

La mayor base estadounidense en la región es la base aérea de Al Udeid, en Catar. Ocupada desde 1996, alberga más de 100 aviones y vehículos aéreos no tripulados estadounidenses. Cerca de 10.000 soldados están estacionados permanentemente allí. La base sirve de cuartel general avanzado del Mando Central estadounidense (CENTCOM) y ha desempeñado un papel central en las operaciones en Irak, Siria y Afganistán.

Estados Unidos cuenta también con una importante base naval en Bahréin, que alberga a casi 9.000 efectivos civiles y militares. Otra infraestructura clave de la presencia militar estadounidense en la región es la base aérea de al Dhafra, en Emiratos Árabes Unidos, que alberga actividades estratégicas centradas en el reconocimiento, la recopilación de inteligencia y el apoyo a las operaciones aéreas de combate.

Allí Estados Unidos tiene aviones de última generación, como el caza furtivo F-22 Raptor, y diversas aeronaves de vigilancia, como drones y sistemas AWACS. Una posición estadounidense que ya había sido blanco de ataques con misiles de los Hutíes en 2022.

Estas bases, las más importantes de la región para el ejército estadounidense, podrían por tanto convertirse pronto en objetivos prioritarios para Irán. El domingo, los Guardianes de la Revolución amenazaron a Estados Unidos con el uso inminente de "opciones que están más allá de la comprensión (…) del bando agresor, y los agresores de esta tierra deben esperar represalias lamentables".

¿Hasta qué punto puede Irán tomar represalias? 

Queda por ver hasta qué punto Irán podrá cumplir sus amenazas, dado que su poder para provocar daños a su rival parece haberse debilitado con los ataques israelíes que comenzaron el 13 de junio.

Desde el ataque del 7 de octubre contra Israel por parte de Hamás, que se beneficia del apoyo iraní, el Estado hebreo no sólo ha destruido gran parte de Gaza, sino que también ha diezmado a Hezbolá, que golpeaba su territorio desde Líbano en nombre de Teherán. Los rebeldes Hutíes de Yemen han amenazado con atacar barcos estadounidenses en el Mar Rojo.

Aunque se calcula que Teherán solía tener entre 2.000 y 3.000 misiles balísticos, ahora es "muy difícil estimar el número de misiles balísticos iraníes que aún quedan en stock". Se cree que ha disparado unos 400 contra Israel.

"Al mismo tiempo, Israel también ha llevado a cabo ataques bastante selectivos para destruir almacenes de misiles balísticos iraníes enterrados", explica Héloïse Fayet, investigadora del Centro de Estudios de Seguridad del Ifri (Instituto francés de Relaciones Internacionales).

"La opción de un ataque iraní contra intereses estadounidenses en la zona, como bases militares o embajadas, es evidentemente posible, pero esto también sería una escalada frente a Irán, que correría el riesgo de provocar otro ataque estadounidense en su territorio", añade la investigadora.

La tentación del terrorismo

No obstante, Estados Unidos se ha anticipado a este tipo de amenazas. Por ejemplo, la embajada estadounidense en Bagdad (Irak) empezó a reducir su personal el 11 de junio, medida que se aceleró el fin de semana. La Marina estadounidense también ha reforzado su presencia en la región con el envío del portaaviones USS Nimitz, que partió del Mar de China Meridional el 16 de junio rumbo al Mar Arábigo. Junto con el USS Carl Vinson y el USS Thomas Hudner, se eleva a tres el número de portaaviones estadounidenses estacionados entre el golfo de Omán y la costa israelí. Objetivos militares en gran medida inaccesibles para las capacidades militares iraníes.

Irán carece prácticamente de medios convencionales para hacer la guerra a Estados Unidos, razón por la cual Israel pudo atacar a Irán", afirma Guillaume Ancel, ex militar, ensayista y columnista. A Teherán le quedan dos opciones. "O dispara misiles, y en los nueve días transcurridos desde el inicio de la operación está claro que, por el momento, sus ataques con misiles distan mucho de ser impresionantes y hacen poco daño. La otra posibilidad es atentar allí donde haya intereses israelíes o estadounidenses. Desgraciadamente, los monumentos civiles y las sinagogas son difíciles de proteger, y es probable que los iraníes se sientan tentados y piensen en utilizar el terrorismo", explica el ex militar.

Bloqueo del estrecho de Ormuz

Atacar intereses estadounidenses e israelíes no es la única opción a la que podría recurrir Teherán, que lleva amenazando con cerrar el estrecho de Ormuz desde el inicio del conflicto con Israel. "Irán ha insinuado la posibilidad, sujeta a la capacidad efectiva, de bloquear el estrecho de Ormuz y atacar objetivos militares estadounidenses, pero no sólo eso. Potencialmente, también existe la posibilidad de atacar infraestructuras petroleras civiles", dijo a RFI David Rigoulet-Roze, especialista en Oriente Medio e investigador en el Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas, recordando que en 2019, detrás de los ataques con drones contra dos refinerías sauditas atribuidas a los hutíes, estaba de hecho Irán.

Sin embargo, bloquear el estrecho de Ormuz sería una decisión arriesgada para Teherán. Más de 20 millones de barriles de petróleo pasan por la zona cada día, y bloquearlo podría afectar hasta el 20% de los flujos de petróleo, lo que dispararía el precio del petróleo y del gas. Desde este punto de vista, el poder de Irán para causar problemas es innegable, pero también podría resultar de doble filo, ya que impediría al régimen exportar su propio petróleo a China, que compra el 95% de la producción iraní. Además de privarse de una importante ganancia financiera, Teherán también correría el riesgo de ofender a uno de sus principales y escasos apoyos políticos en una región donde el país parece más aislado que nunca. 

RFI

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