RFI entrevistó a Pablo de Orellana, profesor de Relaciones Internacionales en el Departamento de Estudios de Guerra del King’s College en Londres, sobre el acercamiento Trump y Putin, y sus crecientes presiones sobre Zelenski tras uno de los ataques más intensos lanzados por Rusia contra Kiev desde el inicio de la invasión rusa en febrero de 2022. Poco antes, Trump había declarado que un acuerdo con Putin estaba 'muy cerca' y que resultaba más fácil negociar con él que con Zelenski.
Los misiles rusos cayeron sobre Kiev el jueves en la madrugada, en el mayor ataque de Moscú contra la capital ucraniana en varios meses. El ataque, que se produjo horas después de que Trump criticara a Zelenski por no aceptar ceder a Rusia la península de Crimea —anexionada por Moscú en 2014— como parte de un eventual acuerdo de paz.
Para Pablo de Orellana, "Crimea es el único territorio ucraniano que, hipotéticamente, podría ser entregado a Rusia. En mi opinión, si hubiese un referéndum supervisado por la comunidad internacional, una votación libre, de las cinco provincias que se ha tomado Rusia, solo Crimea —e insisto, solo Crimea— votaría para quedarse con Rusia. Pero el trato que salió a flote esta mañana, mencionado por Trump, habla de ceder a Rusia todo el territorio que los rusos tienen ocupado por las armas. Esto es una concesión muy importante en términos territoriales, prácticos, diplomáticos, de principios. Estaríamos en una situación en la que la primera potencia mundial, Estados Unidos, estaría legitimando la conquista de un territorio por las armas. En la práctica, Estados Unidos está intentando obligar a Ucrania a ceder. Es como si le dijera a ese país: 'has sido derrotado, eres más débil, las armas hablan más fuerte'".
Capitular en Ucrania alentaría a países revisionistas
Para Orellana, esta situación es "muy inquietante". De hecho, afirma que el tratado para alcanzar la paz que propone Trump en Ucrania puede considerarse como una "verdadera capitulación ante la destrucción de las reglas del derecho internacional, algo muy similar a la capitulación de las potencias occidentales ante Hitler en Múnich en 1938. Si se cede a esta invasión rusa, si se legitima, si se reconocen los territorios que los rusos han ocupado por la fuerza, es muy posible que Rusia siga invadiendo más tarde el resto de Ucrania, pero también otros países. Por ejemplo, los países bálticos, mediante una "operación técnico-militar", como las llama Putin. Podría ser Finlandia. La posibilidad de que surjan nuevos conflictos aumentaría. Muchos países, que podríamos llamar 'revisionistas', tendrían la puerta abierta para reajustar, buscar revanchas, conquistar más territorio por las armas. Países como China en Taiwán; Hungría podría estar tentada; la República Srpska, dentro de Bosnia-Herzegovina. Y, muy obviamente, porque ya está ocurriendo, Israel", anota De Orellana.
Trump y Putin comparten una 'visión etnonacionalista'
Algo sorprendente para este especialista en Relaciones Internacionales es el acercamiento entre Trump y Putin. De Orellana lo explica por razones ideológicas.
"Putin y Trump son etnonacionalistas, creen que el territorio se gana por la fuerza y luego debe ser reconocido. Esto podemos constatarlo en las propuestas del equipo de Trump que, en la práctica, pretende obligar a Ucrania a reconocer las nuevas fronteras, las fronteras militares, el frente tal y como está militarmente en este momento en el Donbás. Pero reconocer territorio conquistado por la fuerza es romper todas las normas que han sido fijadas desde la posguerra en Naciones Unidas. Son reglas que fueron establecidas para prevenir exactamente esto".
Para Pablo de Orellana, "existe un ambiente ideológico en torno a Trump que quiere lo mismo que Putin, a saber, destruir las normas que han regido las relaciones internacionales desde 1945. El mismo Trump quiere la anexión de Panamá, Groenlandia, incluso Canadá. En este sentido, la administración de Trump tiene prisa por acabar con la guerra en Ucrania para destruir las normas internacionales posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Su administración está de acuerdo con Putin en que si te tomas un territorio por la fuerza, quédatelo. Si uno estudia la ideología compartida por Trump y Putin, la violencia para ellos es una manera natural de hacer relaciones internacionales", afirma.
’Europa no está preparada militarmente ni unida políticamente'
¿Están preparados los europeos ante estas transformaciones? "No. Y no lo están en un doble sentido", responde el profesor del King’s College.
"Europa no está preparada militarmente. Me refiero a términos prácticos de defensa: armamento, ejércitos entrenados, fuerzas especiales, pero también toda la preparación necesaria para que esas unidades y materiales sean útiles. Y, segundo punto, que es mucho más grave: Europa no está preparada en términos diplomáticos. No está suficientemente unida. No está suficientemente bien organizada, en sentido colectivo, para desplegar una defensa que sea mucho más imponente frente a cualquier peligro de este tipo. Europa, ahora mismo, no es una entidad, en el sentido de que no está unida. Europa tiene varios gobiernos —Eslovaquia y Hungría, por ejemplo— que están menos de acuerdo con Ucrania y más de acuerdo con Rusia, con la invasión y la destrucción de las normas internacionales de la posguerra", concluye.
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