El Parlamento israelí rechazó la mañana del jueves, por estrecha mayoría, un proyecto de ley presentado por la oposición para disolver el cuerpo legislativo, lo que habría llevado a elecciones anticipadas.
Finalmente, fracasó el voto de desconfianza presentado esta noche por la oposición, pero causó una nueva fisura en la coalición de extrema derecha y ultraortodoxos liderada por Benjamin Netanyahu.
Dos de los diputados de uno de los partidos ultraortodoxos votaron a favor de la moción de desconfianza y disolución de la Knesset, presentada por la oposición, mientras el resto se opusieron o abstuvieron.
Antes, los partidos Shas y Judaísmo Unido de la Torá (JUT) amenazaron con sumarse a la iniciativa debido a su oposición a la ley de reclutamiento, que busca terminar con la exención del servicio militar para los judíos ultraortodoxos.
Los dirigentes de las facciones ultra religiosas lograron alcanzar ciertos acuerdos con la dirigencia del Likud, el partido gobernante, principalmente en lo referente a beneficios que le son otorgados a sus votantes en el ámbito de la vivienda y la educación. Pero la crisis nacional alrededor del reclutamiento de los jóvenes ultra religiosos no sólo no concluye sino que se agrava.
Cuando se cumplen 615 días de guerra, la contienda más prolongada de la historia de Israel que llevó al reclutamiento repetidas veces de los soldados de reserva y el consiguiente daño a la economía y a la moral nacional, la población general ya no tolera que los jóvenes ultraortodoxos se nieguen a ser reclutados por el ejército.
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