Hace un año Macron disolvió la Asamblea Nacional y convocó a elecciones legislativas anticipadas. El resultado fue una Asamblea Nacional dividida en tres bloques y un país presa del inmovilismo. A partir de esta semana el mandatario puede recurrir de nuevo a esa medida constitucional. Aunque en apariencia ir de nuevo a las urnas podría desbloquear la situación, una nueva disolución no parece ser, por el momento, el escenario más probable.
Un gobierno frágil y a la merced de una moción de censura, una Asamblea dividida en tres bloques, ninguna reforma de gran envergadura aprobada: así está Francia un año después de la elección a la que diera paso la disolución de la Asamblea Nacional ordenada por el presidente Macron
"Nunca la situación política francesa ha parecido tan atrapada en una especie de laberinto sin salida", opina el politólogo Bruno Cautrès, del Cevipof.
Según las encuestas, una nueva disolución no aclararía mucho más la situación. A esto se suma la cercanía con otras elecciones: las municipales el año próximo y la presidencial dentro de dos años. El interés de una disolución es muy relativo para los partidos.
¿Hay riesgo de una nueva disolución?
Solo la extrema derecha, la Agrupación Nacional (Rassemblement National), podría sacar provecho de una disolución. Pero incluso para este partido las cosas no son tan claras. Bruno Cautrès, en todo caso, emplea muchos "si" en su análisis.
"Una disolución sería provechosa para la extrema derecha si los resultados colocaran de nuevo a ese partido en el primer lugar, si el denominado 'frente republicano' (unión de partidos de derecha e izquierda contra la extrema derecha) fuera menos eficaz que el año pasado y si Macron se viera obligado a nombrar a Jordan Bardella como primer ministro", estima Cautrès.
Desde la presidencia, cuesta ver el interés del presidente en disolver. A menos que las oposiciones lo fuercen a ello con una segunda moción de censura en un año. Los riesgos para el jefe del Estado serían enormes. "En caso de una nueva derrota en elecciones legislativas anticipadas, muchos actores políticos dirían 'Macron, dimisión'", concluye.
Todo esto convierte la votación del próximo presupuesto, anunciado como difícil por François Bayrou, en el momento político clave de los próximos meses, pues la presión será muy fuerte tanto sobre el Ejecutivo como sobre las oposiciones.
Asamblea Nacional, explosiva y acechada por el inmovilismo
La Asamblea Nacional surgida de las urnas hace un año parece cada día más caótica. Por un lado, es explosiva, pero, al mismo tiempo, está acechada por el inmovilismo. También es ilegible y a menudo se ocupa en legislar "en el vacío". Ante este deterioro de la vida política francesa, algunos abogan por la paciencia y otros sueñan con un sistema proporcional. Entre tanto, el espectro de una disolución vuelve a aparecer.
"Fue aterrador por la violencia", declaró el domingo el primer ministro François Bayrou, refiriéndose a los debates de la semana. "No hay una dirección clara ni una reforma ambiciosa", subrayó poco antes Édouard Philippe, uno de sus predecesores. "Legislamos (…) en tono menor", se lamentó ante la AFP el presidente del Senado, Gérard Larcher.
En 2024, el presidente Emmanuel Macron había justificado la disolución de la Asamblea por el "bloqueo" legislativo, ya que la aprobación de los textos dependía a menudo de la buena voluntad de Los Republicanos (LR), aún en la oposición. Un año después, el supuesto bloqueo ha dado paso a un gran "caos", según las palabras del ministro del Interior, Bruno Retailleau.
Con una Asamblea dividida en tres bloques, la tentación del Ejecutivo y de la antigua mayoría de sortear los debates en la cámara baja es grande, sobre todo cuando la izquierda recurre a la obstrucción parlamentaria.
Esa estrategia ha dado lugar a votaciones insólitas, como cuando la coalición gubernamental votó mociones de rechazo contra proyectos que ella misma había presentado —como los textos sobre la agricultura o la autopista A69— para acelerar el proceso legislativo.
"El Congreso tuitea, el Senado legisla", comentó el diputado Jean-René Cazeneuve (Renaissance) tras la votación, el lunes, de una moción de rechazo sobre el proyecto audiovisual.
La falta de mayoría lleva al gobierno a privilegiar las propuestas de ley de origen parlamentario, en lugar de los proyectos de ley de origen gubernamental.
Esto tiene como consecuencia la multiplicación de textos menores y leyes menos sólidas, por falta de estudios de impacto o de dictámenes del Consejo de Estado.
Entre una agenda sobrecargada y textos que no llegan a buen puerto, los diputados a veces sienten que están "ocupados sin avanzar", lamentaba Emeline K/Bidi (grupo comunista) a fines de mayo.
Compartir esta nota