Los agricultores estadounidenses aguardan un plan de apoyo este martes. El ministro de Finanzas, Scott Bessent, les ha prometido una ayuda sustancial, en particular para los productores de soja, que se encuentran en muy mala situación. Las exportaciones de soja estadounidense se han desplomado desde que China decidió reducir drásticamente sus compras a Estados Unidos.
Por Marie-Pierre Olphand
Los aranceles del 20 % impuestos por China en represalia por los impuestos estadounidenses han sido más que disuasorios. Con este gravamen, la soja estadounidense ya no es competitiva frente a la procedente de América Latina. Entre enero y julio, las exportaciones estadounidenses de soja a China cayeron un 39 % en volumen y más del 51 % en valor.
Entre enero y agosto, China compró 66 millones de toneladas a Brasil, lo que representa tres cuartas partes de las exportaciones totales del gigante latinoamericano. China incluso compró dos millones de toneladas de soja en Argentina, aprovechando los tres días en los que el Gobierno suspendió su impuesto a la exportación del 33 %, lo que demuestra lo sensibles que son los importadores chinos al precio y lo mucho que aprovechan cualquier oportunidad para no comprar a Estados Unidos.
Un golpe devastador para los agricultores
Cuanto más tiempo pasa, más devastadoras son las consecuencias para los agricultores estadounidenses, ya que China es, con diferencia, el primer comprador de soja del mundo. En 2024, Estados Unidos exportó 27 millones de toneladas de soja a China, lo que representó una quinta parte de las importaciones chinas de soja, por un valor de más de 12 000 millones de dólares.
En un momento en el que comienza la nueva cosecha en Estados Unidos, y en el que la cosecha ya se ha vendido en parte, China no ha realizado ningún pedido, algo que no ocurría desde hacía 20 años. En esta época del año, Pekín ya había comprado 6,5 millones de toneladas el año pasado.
China, un mercado imposible de compensar
La soja estadounidense se ha exportado más de lo habitual a otros destinos, en particular Bangladesh, pero también Tailandia, Vietnam, Egipto y Malasia, aunque esto no basta para compensar la pérdida del mercado chino. Las exportaciones estadounidenses, todos los destinos combinados, han disminuido un 8 % en los primeros siete meses del año.
En este contexto, los silos estadounidenses se están llenando, los precios de la soja se desploman y afectan a los beneficios de todos los eslabones del sector, como recuerda la agencia Bloomberg, ya sean las empresas que gestionan los silos de grano, los transformadores que fabrican aceite y tortas, o las compañías ferroviarias que transportan la soja.
Medidas que podrían no ser suficientes
Donald Trump prometió defender los intereses de los agricultores, y en particular los de los productores de soja, durante su reunión con su homólogo chino Xi Jinping a finales de mes, al margen de la cumbre de la APEC (Cooperación Económica Asia-Pacífico) prevista para el 31 de octubre y el 1 de noviembre en Corea del Sur. “Un acuerdo no significaría necesariamente que las exportaciones se reanudarían rápidamente y al mismo nivel que en el pasado”, señala Olivier Antoine, autor del libro Géopolitique du soja (Geopolítica de la soja), publicado este mes por la editorial Armand Colin.
El plan de rescate anunciado hoy tampoco lo resolverá todo: “Puede ser beneficioso a corto plazo, pero no compensará las posibles pérdidas de mercado, que podrían ser más duraderas”, advierte Scott Gerlt, economista jefe de la American Soybean Association.
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