La salida de Estados Unidos de la Organización Mundial de la Salud puede ser un golpe letal para sus actividades en Afganistán. La agencia de la ONU estima que deberá cerrar 220 de sus centros en junio por falta de fondos, tras haber clausurado ya 167 en marzo.
La Organización Mundial de la Salud anunció que el 80% de los servicios que presta en Afganistán podrían cerrar en junio por falta de financiación. Supondría el cese de actividad de más de 220 centros, dejando sin acceso a una atención médica primaria a más de 1,8 millones de afganos.
El 4 de marzo, la agencia de la ONU ya informó del cierre de otras 167 instalaciones médicas en el país, en este caso afectando a 1,6 millones de personas.
La OMS lleva alertando de los peligros que supone la falta de financiación desde que Donald Trump ordenó la salida de Estados Unidos de la agencia mediante una orden ejecutiva.
El fin de las contribuciones estadounidenses ha puesto en peligro especialmente la red de vigilancia del sarampión, financiada por Washington en su totalidad.
En Afganistán, en lo que va de año, esta enfermedad ha causado más de 16.000 infecciones y provocado 111 muertos únicamente entre enero y febrero.
Afganistán, dependiente de la ayuda humanitaria
Los talibanes, que regresaron al poder en 2021, no son reconocidos internacionalmente, lo que unido a la importante pobreza que azota el país hace que los afganos dependan altamente de la ayuda exterior y estén amenazados por todo tipo de epidemias, desde paludismo hasta dengue.
La semana pasada fue la ONG Save the Children quien anunciaba haber cerrado 18 centros sanitarios en Afganistán, igualmente por la falta de fondos. En el país talibán, 638 mujeres mueren por cada 100.000 nacimientos, según UNICEF. Las Naciones Unidas creen que la retirada de la ayuda estadounidense podría causar otros 1.200 fallecimientos más.
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