La medida anunciada por el gabinete israelí tiene por objetivo presionar a la organización Hamás para que acceda a extender la primera fase del acuerdo de intercambio de prisioneros pactada entre las partes en Catar durante el pasado mes de enero y que concluyó la semana pasada.
La siguiente fase debería incluir una declaración israelí en la que se anuncia el final de la guerra en Gaza y no sólo una extensión de la tregua, algo a lo que se opone el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, temeroso de las presiones ejercidas por la extrema derecha que amenaza con derribar su gobierno.
El cese de la ayuda incluye el cierre de los cruces hacia la Franja y el impedimento de la entrada de bienes y suministros.
Sin embargo, según estimaciones locales, durante los últimos 42 días del alto el fuego, entraron a la Franja de Gaza aproximadamente 25.200 camiones con ayuda, y los almacenes de Hamás están llenos de alimentos y medicamentos suficientes para al menos cuatro meses.
La decisión provocó condenas en el mundo árabe. Arabia Saudita y Catar calificaron la medida de "chantaje" y "violación del derecho internacional", y pidieron a la comunidad internacional que actúe para garantizar la entrada de ayuda humanitaria a Gaza.
Hamás calificó a la decisión de "castigo colectivo", y exigió la intervención de los mediadores, Egipto y Catar, para continuar las negociaciones.
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