En Hong Kong, las autoridades prosiguen su caza de voces disidentes en el extranjero. La policía ha anunciado que ofrece una recompensa por información que conduzca a la detención de 19 activistas prodemocráticos, todos ellos exiliados fuera del país y ahora buscados y acusados de poner en peligro la seguridad nacional.
Con nuestra corresponsal en China, Cléa Broadhurst
La policía de Hong Kong acusa a los 19 activistas de participar en una organización “subversiva” llamada Parlamento de Hong Kong, en referencia a una ONG prodemocrática con sede en Canadá. El hecho se debe a que participaron en una encuesta en línea lanzada a principios de julio para formar una “Asamblea Legislativa” alternativa.
Esta organización intenta “derrocar y destruir” el sistema y los órganos fundamentales del gobierno chino “por medios ilegales”, añadió la policía de Hong Kong en un comunicado.
Entre los objetivos se encuentra el empresario Elmer Yuen, figura anticomunista exiliada, para quien la recompensa asciende a un millón de dólares de Hong Kong (casi 108.000 euros). Para los demás, unos 22.000 euros cada uno, se trata de recompensas principalmente simbólicas, ya que la mayoría de ellos viven en países reacios a cooperar con Pekín.
Desde principios de año, varios familiares de activistas establecidos en el Reino Unido, Canadá y Australia han sido interrogados y a algunos se les han confiscado sus propiedades.
En el propio Hong Kong, el padre de Frances Hui, activista exiliada en Estados Unidos, fue acusado en mayo de gestionar “indirectamente” fondos relacionados con su hija. Se enfrenta a una pena de hasta siete años de prisión. Su hermano también fue detenido, pero quedó en libertad bajo fianza.
Desde la imposición de la Ley de Seguridad Nacional en 2020, más de 330 personas han sido detenidas. La disidencia en Hong Kong se ejerce ahora principalmente desde el exilio.
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