La inmigración es una de las principales preocupaciones del presidente estadounidense Donald Trump. En la frontera entre Estados Unidos y México se han desplegado cerca de 9.000 soldados estadounidenses, y el pasado fin de semana se anunciaron otros 3.000, para combatir la inmigración ilegal. Poco más de un mes después de la llegada de Trump al poder en Estados Unidos, un balance de la situación en la frontera entre ambos países.
Con Gwendolina Duval, corresponsal de RFI en Ciudad de México
El número de migrantes ha disminuido drásticamente. Todavía no se han publicado cifras oficiales, pero según un portavoz del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos, en febrero se detuvo a unas 11.000 personas. Se trata de una cifra muy baja, y parece ser un récord. Está muy lejos de las 300.000 detenciones del mismo periodo del año pasado.
Los servicios de aduanas y protección de fronteras de Estados Unidos advirtieron de que se detendría y deportaría inmediatamente a cualquiera que cruzara la frontera. Efectivamente, las deportaciones han aumentado. Desde la toma de posesión de Donald Trump, México ha recibido a casi 20.000 personas devueltas desde Estados Unidos. Y las autoridades estadounidenses precisan que están devolviendo a los migrantes al interior de México o al sur, cerca de Guatemala, en lugar de a la frontera norte, para disuadirles de intentar cruzar de nuevo.
Mayor seguridad
México también ha tomado medidas para reforzar la seguridad fronteriza. A principios de febrero, la Presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ordenó el despliegue de 10.000 miembros de la Guardia Nacional, bajo el control del ejército, para disuadir el cruce ilegal de migrantes. No se trata de una estrategia nueva; México lleva meses trabajando para reducir el flujo de migrantes hacia Estados Unidos.
En el último trimestre de 2024, México detuvo a casi 500.000 personas en su territorio, más del doble que el año anterior. Incluso antes de la toma de posesión de Donald Trump, México había logrado reducir en tres cuartas partes el número de personas que llegaban a la frontera.
Negociaciones
Estas medidas y la estrategia de disuasión que siguen Estados Unidos y México forman parte de una negociación entre ambos países. Donald Trump amenazaba con introducir aranceles aduaneros a los productos procedentes de México. Y junto a otros temas como la lucha contra los cárteles de la droga y el comercio con China, el control migratorio está en la mesa de negociación.
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Los “buenos resultados” de México han permitido a la diplomacia de Claudia Sheinbaum ganar algo de tiempo, aunque que los aranceles fueron finalmente anunciados el lunes. En respuesta, el gobierno de México dijo este martes que alista medidas "arancelarias y no arancelarias" en represalia por los aranceles del 25% que impuso el gobierno de Donald Trump a la importación de productos mexicanos.
"Hemos decidido responder con medidas arancelarias y no arancelarias que anunciaré en plaza pública el próximo domingo", anunció la presidenta Claudia Sheinbaum durante su habitual rueda de prensa matutina.
Mientras tanto, numerosas ONG y asociaciones denuncian esta instrumentalización de la inmigración, que convierte a los migrantes en moneda de cambio diplomática. Y estas medidas, por disuasorias que sean, dejan a muchas personas en un callejón sin salida, atrapadas en México, sin posibilidad de pedir asilo ni de regresar a su país.
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