El Reino Unido y la Unión Europea han alcanzado este lunes 19 de mayo un acuerdo sobre tres textos que podrían relanzar la relación entre ambos aliados, especialmente en materia de defensa, en una cumbre sin precedentes celebrada en Londres. La conclusión de estos acuerdos, anunciada por el Gobierno británico, supone un gran paso para reforzar sus lazos, muy dañados desde la entrada en vigor del Brexit.
El primer ministro laborista británico, Keir Starmer, recibe este lunes en Lancaster House (Londres) a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y al presidente del Consejo Europeo, Antonio Costa. Esta cumbre es una oportunidad para que el líder laborista pase página a los años de tensión entre los 27 Estados miembros y los anteriores Gobiernos conservadores por el Brexit, que tuvo lugar el 31 de enero de 2020.
Tras meses de discusiones y negociaciones, los negociadores europeos y británicos han alcanzado un compromiso sobre tres textos, incluida una asociación de defensa y seguridad, según ha anunciado el Gobierno británico.
Entre las cuestiones resueltas por estos acuerdos, que habían cristalizado la discordia tras el Brexit, Londres puede celebrar varias victorias, sobre todo en materia de controles fronterizos. Los británicos podrán utilizar las puertas automáticas de los aeropuertos, mucho más rápidas. Londres también se alineará con las normas fitosanitarias, garantizando que estos controles se aligeren o incluso se supriman, lo que debería facilitar el comercio entre los dos aliados, informa la corresponsal de RFI en Londres, Émeline Vin.
Londres también pretendía alinearse con las normas europeas para permitir a sus productores exportar a la Unión Europea. Este es el objetivo del acuerdo sobre alineamiento dinámico con las normas sanitarias y fitosanitarias europeas. Dado que los productores británicos “se enfrentan a trámites burocráticos y controles cuando exportan a nuestro socio comercial más cercano e importante”, Downing Street defendió el acuerdo.
La emblemática y espinosa cuestión de la pesca
Pero hubo que hacer concesiones, sobre todo en el espinoso tema de la pesca, especialmente sensible para Francia. Londres y los Veintisiete han acordado prorrogar hasta 2036 el acceso de los pescadores europeos a las aguas británicas, que expiraba en 2026. Esto sustituirá a las negociaciones anuales. Este último punto podría generar una fuerte oposición en el Reino Unido, ya que la pesca es uno de los símbolos de los partidarios de un Brexit duro.
Entre las concesiones, Londres también ha allanado el camino a un nuevo programa de movilidad estudiantil para jóvenes europeos, sin revelar los detalles. Bruselas quería que los jóvenes europeos de entre 18 y 30 años pudieran estudiar o trabajar en el Reino Unido durante varios años, y viceversa. El gobierno de Starmer, que ha hecho de la reducción de la inmigración una de sus prioridades, quiere un acceso más limitado.
El tema es delicado en el lado británico, más aún con el ascenso al poder del partido eurófobo y antiinmigración Reform UK, liderado por el antiguo defensor del Brexit Nigel Farage.
La defensa en el centro de las relaciones
Los líderes aprobaron formalmente los textos sobre defensa y seguridad. Además de una asociación, hay un documento que define una visión compartida sobre las grandes cuestiones mundiales y otro que enumera los asuntos en los que pretenden avanzar en los próximos meses.
Para Londres, lo que está en juego es también económico, con el acceso de sus empresas al futuro programa europeo de 150.000 millones de euros destinado a desarrollar la base industrial de defensa de la Unión Europea. Sin embargo, la participación en este programa requerirá otro acuerdo en una fase posterior, así como una contribución financiera británica.
Sobre todo porque “Keir Starmer ha sabido volver a situar al Reino Unido en el centro del juego diplomático europeo en materia de defensa”, explica Aurélien Antoine, profesor de Derecho Público en la Universidad Jean Monnet de Saint-Etienne y fundador del Observatorio del Brexit.
“Rishi Sunak [su predecesor, nota de la redacción] había empezado a suavizar estas relaciones. Pero ahora, muy claramente, estamos más allá de la normalización y las circunstancias, obviamente, han ayudado. Y creo que, por el momento, el socio británico en materia de defensa es probablemente un poco más fiable que algunos de los propios Estados miembros de la UE”, recuerda el profesor Antoine.
“Reiniciar” las relaciones
El primer ministro británico prometió “resetear” las relaciones con la Unión Europea cuando llegó al poder el pasado julio. Pero desde entonces, el contexto geopolítico también ha obligado a Bruselas y Londres a estrechar sus lazos, sobre todo en el ámbito de la defensa. Primero por la guerra desatada por Rusia en Ucrania, y después por el riesgo de desvinculación estadounidense del continente europeo tras el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca.
Keir Starmer quería hacerlo sin cortar el vínculo privilegiado con Estados Unidos, convirtiéndose en una especie de correa de transmisión entre Donald Trump y los europeos. Un equilibrio peligroso, según Aurélien Antoine:
“Es difícil establecer la gran diferencia entre el posicionamiento de la diplomacia europea y las orientaciones internacionales de la administración Trump por parte de Estados Unidos. Y en cuanto a las relaciones entre la Unión Europea y el Reino Unido, es cierto que tenemos la impresión de que hay declaraciones muy favorables sobre un acercamiento que no se refleja realmente en términos concretos en los programas que solían vincular a la Unión Europea y al Reino Unido cuando era Estado miembro”, analiza el experto.
Compartir esta nota