Ahmed al-Sharaa, presidente interino de Siria, fue recibido en el Kremlin por Vladimir Putin y una amplia delegación rusa. Se trata de su primera visita desde la caída de Bashar al-Asad, refugiado en Moscú y bajo protección rusa. Poco se ha filtrado sobre la reunión, pero los dos jefes de Estado, en sus breves comentarios preliminares (menos de cinco minutos), se han esforzado por destacar lo que los une.
Por Anissa El Jabri, corresponsal de RFI en Moscú
Sentados relajadamente en sillas bajo los dorados del Kremlin tras el habitual apretón de manos, en las imágenes hechas públicas, Ahmed al-Sharaa y Vladimir Putin hablaron de los lazos históricos que unen a ambos países: lazos geopolíticos y lazos más personales.
Vladimir Putin no lo mencionó, pero el hermano del líder sirio estudió y ejerció como ginecólogo en la ciudad rusa de Vorónezh. Actualmente es secretario de la administración presidencial en Damasco.
No obstante, lo que se discutía era la “nueva Siria”. Según la traducción de sus palabras en la televisión rusa, Ahmed al-Sharaa afirmó: “También seguiremos trabajando duro para reactivar nuestras relaciones y presentarles, entre otras cosas, la nueva Siria. Lo más importante ahora, por supuesto, es la estabilidad. La estabilidad, tanto en el país como en la región”.
“Estabilidad” es la palabra clave para al-Sharaa. El jefe de Estado ruso sabe que el líder sirio se enfrenta a una transición difícil y a enfrentamientos, pero lo felicita en público por el camino recorrido: “Sé que recientemente se han celebrado elecciones parlamentarias, el 5 de octubre, creo. Creo que es un gran éxito para usted, ya que contribuye a la consolidación de la sociedad. Y a pesar de que Siria atraviesa actualmente un período difícil, esto reforzará los lazos y la interacción entre todas las fuerzas políticas sirias”.
La cooperación económica y el formato del mantenimiento de las bases militares rusas se tratarán a puerta cerrada. En cuanto al exilio ruso de Bashar al-Asad, debería prolongarse.
Compartir esta nota