"Sound of falling” de la alemana Mascha Schilinski, y “Two prosecutors” del ucraniano Sergei Loznitsa inauguraron la carrera por la Palma de Oro.
El Festival de Cannes inauguró su competencia con “Sound of Falling de una desconocida en Cannes, la alemana Mascha Schilinski. La película transita por tres generaciones de familias que vivieron en una misma granja. El lugar conserva los fantasmas y olores de las mujeres, niñas y adolescentes que vivieron allí.
En este cuento cinematográfico con una gran factura visual, Schilinski utiliza la cámara para viajar en el tiempo, entre el siglo XIX, la Primera y Segunda guerras mundiales, y la época actual, a través de estas mujeres atrapadas en sus propios laberintos íntimos, sus cuerpos y sus miedos de la muerte.
La noche inaugural incluyo también “Dos fiscales” (Two Prosecutors), una desoladora y austera ficción sobre la justicia en la ex Unión Soviética, del director ucraniano Sergei Loznitsa, un invitado frecuente de Cannes.
Como si quisiera explicarnos la Rusia actual a través de sus sórdidas instituciones judiciales, Loznitsa lleva al público al infierno de las cárceles estalinianas, de la mano de un joven abogado que solicita interrogar a un comunista tras las rejas. “Two prosecutors” es una película claustrofóbica que cuenta ese intento de entender por qué el acusado se encuentra en ese siniestro lugar, a donde van a parar, enterrados en vida, los enemigos del sistema.
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