Apreciada Faride:
Un nuevo horizonte se abre hacia ti, que espero identifiques, desde el que puedes observar y encontrar allí, mirando a la distancia y desde la distancia, a olas encrespadas que anuncian múltiples movimientos de la mar que avizora la imparcialidad de los oráculos y, que trae extraordinarios sueños entre lo sutil y lo frágil.
Ahora tendrás una labor ministerial y de Estado, que te convoca a la acción, a desarrollar esfuerzos conjuntos con la Nación, que es el pueblo, para proveernos de unidad, armonía y equilibrio en la convivencia.
Sabes que, una comunidad nacional es la que erige su destino, la que crea el estatus de su libertad, para que la jerarquía de los valores pueda sostenerse como valores no temporales, sino reales, para no vivir o mal convivir desde un pulso cotidiano de enfrentamientos o vicisitudes.
Líricamente —es inevitable escucharlo— se dice que, la República Dominicana tiene leyes que nos se aplican o que no se respetan desde el deber ser. Leyes que se infligen y otras que se intentan hacer cumplir. Además, el siglo XXI nos trajo, al país, la ausencia de exegetas, intérpretes o guías para curiosamente comprender el porqué esta sociedad (también se dice)
«tocó fondo.» Tal vez, es posible expresar que, aparentemente, sufrimos de una amputación del pensamiento o de la capacidad de pensar. Tanto es así, que solo se evoca la categoría «pensamiento» cuando se plantean interrogantes sobre cuáles fueron las circunstancias o los hechos que provocaron que la sociedad perdiera su capacidad de sensatez y su vocación de nobleza.
Así vemos que, en el presente la verdad y el uso de la verdad, Faride, solo es una invitación a decir, simbólicamente, lo que «creemos»; por eso es tan peligroso para las pueblos que se le hurte la memoria, que las huellas del pasado sean tergiversadas y, que se detengan las manecillas del reloj cuando —en un momento crucial— grupos mediáticos piden y demandan ´cambios´.
Una primera lectura de ti —desde la perspectiva de tu accionar político— te presenta como una mujer firme en sus convicciones, que tiene la supremacía de saber quién eres porque construiste tu identidad siendo libre, y ejerciendo tu libertad como persona. Otra lectura, independientemente de esa expresión fundacional sobre tu carácter es que, no tienes temor en hacer uso de tu VOZ y, no tropiezas con timidez alguna, ni te dejas paralizar por ataques. Eres, como bien ha escrito Frantz Fanon, una «mujer-arsenal», pero arsenal de qué, porqué y para quién o quiénes. Creo, sin temor a equivocarme que, para tus contrarios y tus contrarias, para quienes no toleran una actitud de autonomía de ti, para a quienes tu molesta, sí, Faride, tú molestas. Molesta tu tenacidad, molestan tus propósitos políticos, molesta tu VOZ al exigir, al demandar —como lo hiciste desde la Tribuna de la Cámara de Diputados— que el eslabón principal de la lucha, desde el Estado, fuera el castigo a la corrupción.
Tú, Faride, ´moléstate´ demasiado al sistema; le hiciste sufrir en sus entrañas de complicidades; enfrentaste al poder neurótico de quienes creen que la presencia femenina/de la mujer en los órganos, instancias e instituciones del Estado tiene que ser llevada a una «doble desfloración» y, por eso fuiste sitiada, sí sitiada, para que no seas combatiente, para que hicieran mucho ruido a tu alrededor quienes planeaban decirte e imponerte: ¡Ya basta!, Faride, de molestar al sistema, al Primer Estado y al Segundo Estado.
Faride: la violencia legal, la de la represión indiscriminada, no puede ser usada como el contra-terror de la violencia, porque la violencia legal expandida por un sistema (aun fuera dentro de una democracia) se asume como una amenaza. Esa no puede ser la lógica única del ´orden´.
Esa es la indescriptible pesadez, el alfiler colocado en los cuatro cuadrantes que nos trajo el 2024. El ¡Ya basta! a las mujeres (políticas) que tienen su propio pensamiento, que conocen de los gigantes buitres que acechan para darles un golpe en el pecho que les destruya el corazón de combatiente, puesto que es indudable que hay cabezas/de mujer a las cuales le colocan un precio, cabezas/de mujer a las que no les permiten que la luz las alumbre en las noches, o, porque desean —desde su partido— ser autorizadas a elevarse a la altura de la dignidad más allá de lo que el Jefe de la aldea o de la tribu ofrece.
Aun te digan, comenten o escriban —desde los bots convertidos en granjas y testaferros de los cobardes y de las cobardes— de que, solo fuiste VOZ en la oposición y, que luego, dejaste la VOZ, debes recordar que el sistema también ´politiza‘ o mal politiza a las masas; las dirige como si estuvieran en un estadio frenéticamente siendo espectadoras de un juego y, te escribo esto, porque aquí el juego ahora -del momento- puede ser de choques violentos (recuerda que la pelota ahora está en tu cancha) y que tú puede estar a merced de distintas agresiones subliminales.
Si nos detenemos un poco en esta lectura, es posible concluir que, es subliminal el esquema de ataques que, a veces, se hace desde la autoridad, cuando se intenta convertir a las mujeres políticas en una caricatura y, se crean en torno a ellas pequeñas historias donde abundan las mentiras. Quizás, ha llegado el momento en que, tú te identifiques como una combatiente que no se pisotea ni va a dejar pisotear, que sales de la Asamblea Nacional, de tu posición de Senadora, a ser la Jefa de seguridad de la Asamblea del Pueblo, ya que la asamblea real, del pueblo, son los ciudadanos y ciudadanas.
La Asamblea del Pueblo está molesta con la represión policíaca; la Asamblea del Pueblo está en conflicto con los clanes de poder en el interior de la fuerza legal represiva; la Asamblea del Pueblo ya no soporta la experiencia desastrosa de la inseguridad; no desea ser una asamblea refugiada en sus propias casas, en sus viviendas, en su hábitat, en sus domicilios, porque de continuar esta situación vivirán constantemente en la perennidad del disgusto, desarticulada como sociedad, susceptibles día tras día, de ser víctimas del temor.
Faride, debemos meditar al respeto, si es el llamado (despectivamente) lumpen-pueblo el ´cuerpo´ de delincuentes y asaltantes, llamados también miserables que viven alrededor de las periféricas de las ciudades, porque quizás esta es una interpretación rígida, incómoda, porque —y esto puede provocar un debate— la ´comunidad´ de delincuentes (desde la perspectiva del significado de delinquir) es más excedente en las élites que en el lumpen-pueblo, solo que su práctica de mercado, de oferta y demanda, se fecunda con la impunidad porque la administran los agentes del poder.
Esa heredad de «privilegiados del sistema» tiene accionar territorial; introducen negocios e instrumentalizan (para sus negocios) al lumpen-pueblo.
¿Podrás tú, Faride, desanimar o frenar, a esas élites que agrietan la seguridad nacional que tienen responsabilidades en el tráfico y trata de personas? ¿Podrás debilitarlos? ¿Podrás desarticularlos? ¿Podrás romper sus esquemas de mayoría/minoría que tienen, por demás, en servidumbre al lumpen-pueblo?
Tal vez, es ésta la inmediata reivindicación que espera una sociedad que no termina de despertar del juego de la opresión política, de la opresión mediática y de la opresión del orden a través de la fuerza legal y, para hacerlo no puedes ser tú una bella durmiente del bosque, sino una bella despierta en la selva.
No es irrisorio decir la «bella despierta en la selva», puesto que «la selva» es una expresión sagaz del imaginario del lenguaje de la dominicanidad cuando expresa que, la «República Dominicana es una selva.» El argot popular tiene esta expresión catastrófica que equivale, prácticamente, a anarquía; es una frase total, circular y abierta, independientemente, del mantenimiento del orden, de las sumas enormes de inversiones que se pueda hacer en el orden, razón por la cual está la lucha abierta, la lucha inexorable contra quien delinque, pero que el Estado —en esta lucha abierta— la dirige contra el lumpen-pueblo que están arrojado fuera del bosque, para llevarlos a otra selva (solo que esta tiene barrotes) y amontonados como despojos humanos en las cárceles. ¿Esto es inmoral, amoral? La nueva esclavitud para el lumpen-pueblo es ser despojos humanos en una prisión, no rehabilitarlos como humanos para que habite en el bosque su alma atribulada por la grotesca desigualdad de clases y víctimas de la desigualdad de oportunidades.
Desigualdad de clases y desigualdad de oportunidades es lo que permea al lumpen-pueblo que es ejecutado en ´intercambios de disparos´ o ejecutado mediante el eufemismo de ´la fuga´. Pero ¿en qué nos ayuda saber esto, que existe una estratificación en la impunidad, para la impunidad y por la impunidad, para cada tipo de ´pandilla´, es decir, para la ´pandilla´ de los excluidos económicamente y para los no excluidos económicamente? ¿Cuáles de esas pandillas es que evade el castigo cuando afecta, por ejemplo, a la seguridad ciudadana, a la seguridad territorial, a la seguridad nacional? ¿Qué nombre vamos a dar a la “injusticia incalificable” de deshumanizar a los excluidos económicamente?
Faride: ¿se puede hacer una inversión humana positiva desde el Ministerio de Interior y Policía? ¿Se puede decir a la población que los graves errores del pasado en preservar la paz, la armonía y la seguridad ciudadana serán subsanados? ¿Se dejará de percibir con desprecio a la Policía Nacional, a partir de mediados de este 2024? ¿Ya no estará sacudida la vida de las familias dominicanas —es la pregunta de rutina a hacer y que se impone— por el temor a un asalto o un asesinado «en manos de un desconocido»? Si no se logra, Faride, se tendrá que concluir —aun se insista en mostrarnos como un país rico y en progreso— que somos una sociedad que vive una gran miseria: la miseria de lo humano y la miseria de la irracionalidad a un ritmo infernal que no se puede ocultar.
Sé que tienes las competencias intelectuales y profesionales para sacudir el estado de cosas expuesto en los párrafos anteriores y, «algo», ese «algo» de lo cual no voy a hacer una apología: carisma.
Sé que, reformularás y replantearás «todo» y, el «todo» es lo que encuentres en el colectivo del Ministerio de Interior y Policía.
Sé que, sabes lucharás con una coacción de fuerzas retrógradas, de conciencias reducidas en la ostentación de la fuerza física.
Sé que tienes un enorme desafío en tus manos; desafío que no tuvieron otras mujeres políticas que no alcanzaron a cruzar el umbral de este siglo XXI.
La masa de habitantes de la geografía nacional, Faride, tiene hambre, sí hambre y heridas, entre ellas, cómo la opulencia se arroja a la mirada de quienes no tiene igual bienestar, o, no han podido acceder a un bienestar desde el bien hacer y el buen vivir. Es la urgencia del bienestar, sobre todo el material, el que ha ultimado el alma de este pueblo, esa presión tóxica económica al «tener», mostrando el «tener» como una apoteosis mediática a ese mundo de miseria en el cual están las clases subalternas. Este es un capítulo pendiente a discutir, que alimenta a la ira, a la desesperanza, que nos devuelve —como Nación— involutivamente a la miseria paupérrima de siglos anteriores, que trae resistencia.
El Estado de ayer, Faride, no puede ser el Estado de hoy. No puede existir un Estado demagogo, con solo discursos ´optimistas´, sino un Estado vivo, real, veraz, responsable. No se puede continuar absorbido por el Leviatán que solo da posturas estériles a los que hacen los mayores esfuerzos porque la existencia se haga desde la movilización de la unidad nacional.
Por esto, es quizás posible que —desde el Ministerio de Interior y Policía— tú logres que la historia colectiva de la Nación no siga fracturándose, replicándose a través sólo del DECIR. DECIR es importante, pero el momento actual no admite más DECIR sino HACER.
Corresponderá a ti, esperamos, hacer del decir una acción, ya que se ha nombrado mucho a los hechos. Ya no más comisiones ni encuestas. Es necesario que la espiral de la violencia, en esta sociedad, se detenga. Si lo logras, todo un pueblo cerrará filas a tu lado y, se hará evidente de que se puede volver a empezar desde cero, aun en el mayor vacío, porque no se puede sistematizar a la represión solo de un lado —con «asesinatos sistemáticamente legalizados» de civiles como si vinieran de una empresa de exterminio— abriendo un abismo de incómodas percepciones en la comunidad hacia la Policía Nacional.
Faride: la violencia legal, la de la represión indiscriminada, no puede ser usada como el contra-terror de la violencia, porque la violencia legal expandida por un sistema (aun fuera dentro de una democracia) se asume como una amenaza. Esa no puede ser la lógica única del ´orden´.
Sé que éste va a ser el punto más neurálgico de tu gestión, a partir del 16 de agosto próximo; se estará pendiente a ti y sobre ti, para saber si eres capaz o incapaz ante este desafío que puede hacerte impopular o popular, despreciable o amada. Si triunfas, la Nación te dará, primero, su confianza y, luego su voto (que es lo que esperas). No obstante, es importante recordarte que, debes cuidarte de la voracidad y simulación de los aduladores, de los obsequios de marfil que son pretextos de simpatías, pero que son manifestaciones apresuradas de que se desea obtener privilegios.
Recuerda: toda gran obra, al principio, se cree que es solo una quimera. Sin embargo, apresúrate (hazlo pronto) en conocer quiénes estarán a tu lado y de tu lado, y a quiénes tienes que apartar de ti, porque hay posiciones de mando que no pueden ser dadas a los mezquinos ni a los autoritarios ni a los traidores ni a los delatores ni a los que ponen sus narices más allá de lo que les concierne.
Descubrirás, ahora más que nunca, a tus odiadores y envidiosos y, a los que te desprecian de manera visceral, ya que vas abrir las puertas de sitios donde hay acumuladas tensiones con podridas raíces. No des tu espalda nunca ni cuando suenen las alarmas o las sirenas, porque es ahí, en ese momento, que los mediocres sacan sus bestias que agreden. Recuerda que, tendrás que hacer, a veces, ejercicios de tolerancia y de prudencia, para no tener que alzar las manos y abofetear a los imbéciles.
Ha llegado para ti, Faride, la hora de provocar al destino, al azar concurrente y al azar histórico. Queda saber si tú estás resuelta a esto; si estás de ánimo y en ánimo para encarnar una fuerza de valor, moral y ética, que de sentido auténtico a la libertad y a la democracia. Es tu mayor reto: ser militante de la libertad y militante de la democracia que no se pueden quebrar ni quebrantar y, no sé si esto suena como una acción heroica.
Recuerda que, la política no es solo un manifiesto de la palabra, sino el mundo palpitante y palpitando desde las ideologías y, hay que advertir que lo simple se puede refutar pero que lo complejo requiere el arte de leer los abismos del alma humana, explorar las reivindicaciones que vienen entre aguas pantanosas o desde lo alto de un manantial cristalino. Tú, Faride, asumirás una función pública compleja, de complejidades que pueden abrumar. Es una posición de poder que la opinión pública (y, por supuesto, tus contrarios) moldean «a imagen y semejanza» de sus intereses. Sé que no eres ingenua y, sabes que la cuestión ahora es cómo construir la aprobación o desaprobación de esa opinión pública que fragua, además, intrigas; que le petrifica el aliento —con su influencia desproporcional— al más avezado político y, más aún aquellas opiniones emitidas con demasiada ligereza a través de las redes sociales.
Mi Carta, Faride, no son directrices ni la puesta en escena de un parecer apurado por lo mediático ni por esa inmediatez de quienes creen tener un derecho absoluto para enjuiciar con sus tesis y axiomas el proceder de los otros. Recuerda que, la opinión pública —mal ejercida— es una forma de dictadura (no de dictamen) de esos ojos omnipresentes y omniscientes de los poderes fácticos, entre ellos, una parte del clero politizado.
Saben ellos -los poderes fácticos- de que tu VOZ nunca ha sido neutral, sino que es una VOZ que va en el dominio de lo frontal. Y esto, este accionar tuyo, es grave para los poderes fácticos, en especial para el Segundo Estado. ¿Qué harás, ahora, que vas a tener un poder político desde el cual puedes derrotar a los poderes fácticos que te adversan? ¿Entrarás en contradicciones con ellos o en una lucha antagónica?
Este es y será, Faride, tu momento realmente histórico. El momento esperado y el momento que es tuyo y para ti y, no exagero. Estarás en el terreno, en el ámbito desde el cual se fragua la coerción de las fuerzas al interior de la Nación, en la territorialidad que pone en cuestión dos aspectos: existir o no existir como conglomerado. Ya tendrás la autoridad y pronto tendrás el mando. Además, quizás, la victoria —a conciencia— desde la superestructura de que, aun cuando te han etiquetado como combativa, serás un combatiente.
No sé si es exagerado decírtelo: de combativa a combatiente, ya que tu primacía en el Ministerio de Interior y Policía la cual enuncia un Decreto presidencial. Tal vez —y los críticos representativos del sistema la tendrán que asumir, entre ellos, quienes esculpen todo tipo de provocaciones y de menosprecios a las mujeres— que como tú no te dejas cortar las alas de Samotracia.
Recuerda que, cada circunstancia del día a día la da, y ofrece, el amanecer del día siguiente. Por esto, actúa de acuerdo a tus directrices y examínalas siempre bajo la lupa. Ten tu cabeza siempre inclinada hacia la humildad y, trata de ser certera en tus opiniones, pero no arrogante. La razón es solo la medida (abstracta) del pensamiento y, el silencio es el fundamento más activo para percibir la verdad. Cada paso que des, de ahora en adelante, influye e influirá en la vida de muchos.
Espero que estas palabras mías no las tome como letra muerta y, procures —cuando asumas el Ministerio de Interior y Policía— alejarte del viejo sistema retrógrado de la represión legal, de la fuerza legal, del ´orden´ legal cuando hace de los malos buenos y, de los buenos malos, porque unos y otros también pueden llevar contenida pobreza espiritual y dolor contenido, ya que sabes bien que el fundamento de una sociedad es la felicidad común y en armonía.
Espero que, el Ministerio de Interior y Policía no se abra para ti ni se confunda con un laberinto y, si lo es, que sea un laberinto donde puedas colocar en sus intersticios banderas blancas, de paz. Si lo haces, colocando banderas de paz, harás una revolución humana, cultural y política, y derrotarás todos los torbellinos de antaño, quizás de dos siglos, donde nubes oscuras cubrían el firmamento.
Finalmente, Faride, ya estás ¡En Marcha! No importan los peligros y desafíos —por grandes que puedan ser— ya estás ¡En Marcha!, mujer combatida y combatiente.
Santo Domingo, Distrito Nacional.
5 de agosto de 2024.