Septiembre es sinónimo de Fiestas Patria. La ciudad se tiñe de los tricolores de la bandera nacional: verde, blanco y rojo, multiplicado exponencialmente en las guirnaldas de papel picado que adornan viviendas y establecimientos públicos. Iniciando el mes las aceras del centro histórico de Ciudad de México y de los parques públicos- en las 1,812 colonias o barrios que comprenden las 16 alcaldías que conforman la ciudad- se atiborran los tenderetes con parafernalia para celebrar la Independencia Nacional.
En vez de celebrar la fecha cuando se obtuvo la independencia, lo que se celebra la noche del 15 de septiembre es el “Grito de Independencia” para conmemorar el discurso de la madrugada del 16 de septiembre de 1810 del cura Miguel Hidalgo en la Iglesia de Dolores en Guanajuato, convocando al pueblo a levantarse en armas contra el dominio español, dando así inicio a la Guerra de la Independencia que finalizó once años más tarde, el 27 de septiembre de 1821.
Ante la presencia de cientos de miles de personas que se desplazan a la Plaza del Zócalo, cada año a las 11:00 de la noche del día 15 de septiembre el presidente de turno, actualmente la presidenta Claudia Sheinbaum, sale al balcón del Palacio Nacional portando la bandera nacional. Pronuncia un breve discurso que finaliza gritando tres veces: “Viva México”. Acto seguido tañe la campana original de la iglesia de Dolores, que reposa sobre el Palacio Nacional, y mientras ondea la bandera entona el Himno Nacional. A continuación, se encienden los fuegos pirotécnicos y arranca la música de los mariachis.
La Constitución de 1917 no ha sido reemplazada por una nueva; como ésta, que sustituyó la Constitución Federal de 1857 promulgada bajo el gobierno liberal de Benito Juárez
Ahora visualice esa escena repetida simultáneamente en las plazas de todos los municipios y alcaldías a través de la geografía nacional: millones de personas gritando al unísono “Viva México” y cantando el Himno Nacional, mientras en sus hogares, también las familias se congregan para celebrar y dar “El Grito”; brindar con tequila o mexcal, y degustar platos especiales como los deliciosos chiles en nogada (chile poblano verde que no pica porque se removieron las venas, relleno de picadillo y frutas variadas, bañado en nogada que es crema blanca de nuez de Castilla, y adornado con granos rojos de granadas).
Más allá de las fiestas, estas celebraciones son el reflejo del sentimiento patriótico y del orgullo de ser mexicano, característico de este pueblo. México es como es por la mezcla, por un lado, del legado de los pueblos prehispánicos, de recia raigambre con profundas raíces manifestadas con la diversidad de creencias, tradiciones y costumbres; y, por otro lado, por los eventos históricos cruciales que contribuyeron a forjar la nación que es hoy. Me refiero a su Independencia y, posteriormente, a la Revolución Mexicana y a la proclamación de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, el 5 de febrero de 1917.
La Guerra de la Revolución comienza en 1910 dirigida por figuras claves, como Francisco Madero, Emiliano Zapata, Pancho Villa y Venustiano Carranza. Cuando culmina transforma radicalmente las estructuras políticas y sociales del país con la promulgación de la Constitución del 1917 que estableció importantes reformas. La Revolución Mexicana es considerada como uno de los hechos históricos claves del Siglo XX en América Latina, pues tuvo gran impacto en diversos movimientos sociales y revolucionarios de otros países.
Por su parte, la Constitución de 1917 deja un enorme legado a la humanidad. Se considera la primera constitución social del mundo al incluir por primera vez en un texto constitucional los derechos sociales individuales como la educación obligatoria, laica y gratuita, base fundamental para el desarrollo de una sociedad más igualitaria; los derechos laborales fundamentales de la población trabajadora y campesina: jornada máxima de ocho horas, salario mínimo, derecho a huelga y asociación; e instituyo la propiedad originaria de la nación sobre tierras y aguas, lo que permitió al Estado tramitar la expropiación de tierras que eran propiedad privada y fraccionar latifundios para introducir la reforma agraria.
Además, se reservaba la propiedad del subsuelo; es decir, la explotación de minerales e hidrocarburos, estableciendo que los recursos naturales deben ser utilizados para el beneficio de la nación. También, se instauro un Estado laico al separar la Iglesia del Estado, estableciendo la primacía del segundo; y en lo político se introdujo la no reelección presidencial que aún se mantienen vigentes. El texto original no reconocía el sufragio femenino, incorporado a mediados del siglo XX, como tampoco consideraba los derechos a la libre determinación de las poblaciones indígenas del territorio mexicano. Estos fueron incorporados a finales del siglo XX junto al reconocimiento de la nación mexicana como un ente pluricultural.
Más allá de las fiestas, estas celebraciones son el reflejo del sentimiento patriótico y del orgullo de ser mexicano, característico de este pueblo
Al ser la primera en el mundo con esas características, la Constitución del 1917 se convirtió en referente, contribuyendo así a la consolidación del concepto de Estado social de derecho que influyó en el desarrollo a nivel mundial de los derechos humanos. Por otro lado, la importancia de haber sido la primera constitución social establece un precedente que demuestra que las constituciones, en adición de defender los derechos individuales, también podían proteger el bienestar colectivo y los derechos de los trabajadores, sentando así las bases para un nuevo modelo de Estado social al romper con el paradigma que consideraba que las constituciones debían limitarse a las garantías individuales.
La Constitución de 1917 no ha sido reemplazada por una nueva; como ésta, que sustituyó la Constitución Federal de 1857 promulgada bajo el gobierno liberal de Benito Juárez, aunque mantuvo las reformas. Hasta febrero de 2025, el texto original ha sido modificado cientos de veces, pero preserva los valores de la diversidad cultural, justicia social, solidaridad y el respeto a la autodeterminación de los pueblos. Las modificaciones deben ser aprobadas por dos terceras partes de los y las presentes en el Congreso, que es un órgano bicameral compuesto por la Cámara de Diputados con quinientos miembros- 300 electos por mayoría relativa en sus distritos electorales y los restantes 200 electos por representación proporcional- y el Senado de la República integrado por 128 senadores: 3 por cada estado y por la CDMX, además de 32 por una lista nacional. En adición, se requiere la aprobación de la mayoría de las legislaturas de los 32 estados que conforman la Unión Mexicana.
Al festejar la Independencia de México y su desarrollo institucional y democrático, celebramos también su contribución a la evolución de los derechos humanos en el mundo. ¡Viva México!
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