Una de las peores desgracias que empaña nuestra versión actual de justicia social es que los ricos compran sus alimentos a precios mucho más bajos (25-40%) en los supermercados que los que laceran a los pobres en los colmados. El reto de igualar esos precios debe recibir la máxima prioridad de la política pública. ¿Podría INESPRE jugar un rol decisivo contra ese maldito incordio?
En abril 2023 el gobierno anunció el programa especial “A Comer: del campo al colmado” cuya finalidad es precisamente combatir esa inequidad. “Su objetivo principal es bajar los precios de 16 productos alimenticios que son expendidos por los 90,000 colmados del país. Estos productos incluyen: aceite, arroz, ajo, azúcar, cebolla roja, plátano, papa, batata, yuca, huevo, habichuela, leche, espaguetis, sal molida, sardinas y salami.”
El programa comenzó con un piloto en Santo Domingo Oeste y hasta ahora le está dando servicio a más de 5000 negocios y 19 asociaciones de colmaderos. Se ha reportado que está siendo llevado a Santo Domingo Norte y hay planes para una rápida expansión a otros puntos del pais. Entusiasma saber que: “El programa también se estará implementando en la provincia San Pedro de Macorís, representada por Fellito Luna y la cooperativa Coopenadu, que además funcionará como centro de abastecimiento para las provincias La Romana, La Altagracia, Hato Mayor y El Seibo.”
Sin embargo, el éxito reportado aparenta no ser tan exitoso. Hay denuncias de colmaderos sobre la pobre calidad de algunos de los productos. Ellos reportan que ese problema implica que comprar en los mercados sea más deseable. Y tres otros aspectos del Programa cuestionarían su validez: 1) la permanencia de las asociaciones de productores y cooperativas de colmaderos no se ha probado con el tiempo, 2) no se tiene información fidedigna que compruebe que los precios se equiparan a los de los supermercados, y 3) no se ha registrado hasta ahora una protesta de los intermediarios desplazados, pero esta puede suceder en cualquier momento. De ahí que el prometedor programa tiene sus bemoles.
Debe pues cuestionarse si INESPRE pudiera evitar esos problemas y fortalecer la estructura organizacional del programa. La interrogante surge como consecuencia de un reportaje de prensa que identifica las falencias del Merca Santo Domingo. El titular del reporte señala sus graves problemas: “Merca: mayorista a minorista; y parece mercado de la Duarte”. Es decir, el Merca no ha cumplido con su mision original de convertirse en un mercado para mayoristas y su “arrabalización” se asemeja al Mercado Nuevo de Santo Domingo. ¿Sería posible rescatar el rol de mayorista del Merca y con ello reemplazar la necesidad de las cooperativas de colmaderos en el Gran Santo Domingo?
El plan original del Merca incluía la construcción de tres mercados minoristas que se abastecerían de él. “Los tres mercados se construyeron: uno en Cristo Rey, otro en Villas Agrícolas y el otro en Villa Consuelo. Hubo muchas dificultades para poner a funcionar esos centros de expendio de alimentos al detalle, los cuales se iban a abastecer del Merca Santo Domingo, pero por la distancia (kilómetro 22 de la autopista Duarte) se han abastecido del mercado Nuevo de la Duarte.” “El mercado de la Duarte iba a ser desarrabalizado para remodelarlo y convertirlo en un mercado de ventas al detalle y todos los mayoristas se irían al Merca, pero al pasar de los años se han quedado en los dos lugares. El desastre del Mercado de la Duarte sigue casi igual que antes.”
La pregunta del neófito es si INESPRE puede tomar posesión del Merca y retornarlo al rol de mayorista para el cual se concibió. A fin de resolver el problema de la distancia que lo separa de los colmados del Gran Santo Domingo el INESPRE podría 1) tomar posesión de los tres mercados que originalmente se suponía que fueran minoristas para convertirlos en sucursales mayoristas del Merca, y 2) suplir directamente a los colmados del Gran Santo Domingo utilizando la flotilla de vehículos que usan para los “mercados populares” y las “bodegas móviles”. Por supuesto, los precios serían los del mayorista, eliminando así el costo de intermediación de los mercados minoristas y proveyendo calidad y estabilidad en el suministro.
Este esquema requeriría que se fortalezca la red de productores y que estos se comprometan a suplir su producción al Merca. Los productores comprometidos recibirían “el crédito necesario del Banco Agrícola, además de insumos subsidiados como el urea de los fertilizantes.” De manera que el INESPRE pasaría de ser un minorista que actualmente compite con los colmados a un mayorista que los suple a precios de mayorista. La distribucion podría organizarse por cuadrantes del Gran Santo Domingo distribuidos en función de los tres mercados actualmente minoristas (Villas Agrícolas, Cristo Rey, Villa Consuelo), ya modificados para ser mayoristas.
La prioridad de este esquema se concentraría en los productores agropecuarios. Pero INESPRE tambien diligenciaría la incorporación de los bienes industriales entre los 16 productos mencionados. Los colmados individuales harían sus pedidos semanalmente por teléfono, usando una aplicación digital (y ahorrándose así los costos de acudir a los mercados minoristas). INESPRE podría incluso otorgar créditos limitados para lograr compromiso con las compras y podría supervisar los colmados para que los precios que ofrezcan no pasen de un cierto porcentaje del costo.
Los supermercados tienen menores precios porque compran directamente a los productores, mientras los colmados y sus consumidores pagan una cara intermediación. Naturalmente, las leyes originales de Mercadom (No.108-13) y del mismo INESPRE (No.526-15) serian modificadas para que configuren este nuevo rol. Hay tanta justificación en que INESPRE incursione en el mercado como minorista –como lo hace actualmente con los mercados populares y las bodegas móviles—como habría como mayorista. Este último rol sería un servicio público con la categoría de estratégico, especialmente si prioriza a la Red de Abastecimiento Social del programa Supérate.
Por supuesto, en este propuesto esquema INESPRE no tendría ningun margen de intermediación. Al contrario, sus operaciones tendrían que ser absorbidas por su presupuesto estatal. Se puede asumir que los costos de sus mercados populares y bodegas móviles serian reemplazados por los de la distribucion de los productos a los colmados. El esquema iniciaría como piloto en el Gran Santo Domingo, pero podría replicarse en los cuatro o cinco grandes centros urbanos del pais que tienen la gran mayoría de los 90,000 colmados existentes.
Estatizar la intermediación de los productos agropecuarios para la alimentación básica de la poblacion de menores ingresos podría escandalizar a los que conciben al “libre mercado” como cómplice de las clases pudientes. Pero las características y condiciones de nuestra economía requieren intervenciones estatales que sesguen los resultados de ciertas funciones del mercado a favor de los menos pudientes. Un analista provee la justificación en un reciente artículo: “En el caso de la República Dominicana lo que se observa es una débil presencia del sector público en la economía y en la cobertura de las necesidades básicas de la población. El gasto público apenas representa el 18.5% del PIB, y el gasto en protección social representa el 4.1% del PIB; sólo un 15% de lo que en la Unión Europea.”
Con el esquema sugerido podría lograrse el objetivo de que por lo menos los 16 productos mencionados lleguen al consumidor a menores precios. Y ese objetivo redituaría beneficios políticos superiores a los que emergen del actual esquema de comercialización. Reconfiguremos pues a “A Comer: del campo al colmado” para aprovechar las capacidades de un nuevo INESPRE y hacer que los mercados mayoristas dominen la comercialización para beneficio de los consumidores de los colmados.