El general Juan Manuel Méndez, director del Centro de Operaciones de Emergencias (COE), es un narcisista que realiza una labor excelente: sabe lo que hace, trabaja incansablemente y comunica bien, aunque a veces se cabrea con los periodistas que osan contradecirlo.
Consciente de su valía, es posible que, tras muchos años de éxitos en su cargo, se sienta insustituible. Tal vez lo sea, y dado que muda con habilidad sus afectos de un presidente de la República a otro, su única amenaza sería la biología. En eso, y en la egolatría, se parece mucho a un gran funcionario del área económica y financiera.
Méndez roza el heroísmo, sin dudas, pero necesita un ‘cariñito’ del presidente Abinader. Requiere con urgencia equipamiento a la altura de la gran metrópoli en la que vivimos, gracias a la visión de Joaquín Balaguer y Leonel Fernández.
A Méndez le sobra voluntad, pero le faltan grúas para levantar escombros; tiene la sensibilidad de un scout, pero no escaleras extensibles que suban al piso 10 de un condominio; es disciplinado como un monje, pero le vendrían bien helicópteros y drones contra incendios.
La tragedia de la discoteca Jet Set –y la de San Cristóbal, Polyplas, el desnivel de la 27 de Febrero– demuestran que los equipos para la prevención y mitigación de desastres del país no se corresponden con el coraje y la entrega del personal del COE.
Esta carencia tampoco hace honor a la actitud solidaria del presidente Abinader con las víctimas y sus familiares. En la tragedia, la ternura no basta. Hay que procurar que los muchachos de Méndez hagan su trabajo con la misma eficiencia que sus colegas de Nueva York o Barcelona.
Podemos perdonar que nunca se concluya la circunvalación de Baní o que la ampliación del kilómetro 9 no salga de su limbo; lo inexcusable es que más ciudadanos mueran innecesariamente bajo escombros o se ahoguen tontamente en sus calles sin desagüe.
Así que, déle un ‘cariñito’ al COE, presidente; Méndez es un mago en materia de defensa civil; pero hasta a los mejores taumaturgos les falla un truco si no tienen la chistera y la varita adecuadas.
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