La sociedad dominicana finaliza el proceso electoral de 2024 con éxito. Culmina con la elección del presidente de la República y los representantes al Congreso Nacional. Este proceso evidencia cambios. Los más significativos se vinculan al carácter dialógico, a la organización, a la información y a la transparencia. El punto de partida de esta valoración crítica es que no hay nada perfecto. Generalmente, en todo accionar humano aparecen aspectos mejorables. Por tal motivo, no hablamos de un proceso perfecto; pero, sí de una experiencia que presenta una forma de pensar y de organizar las elecciones con criterios y políticas cercanos a requerimientos institucionales.

La Junta Central Electoral (JCE) es el foco central de este artículo. Es la institución que  marca una etapa nueva en el modo de accionar. Se destaca, en primer lugar, su capacidad dialógica. En todo el proceso recibió solicitudes, denuncias y críticas de los partidos de oposición. Además, escucha y observa expresiones y gestos de dubitativos con respecto a la integridad de su funcionamiento y de algunos de sus funcionarios. Sin embargo, se muestra abierta y decidida al diálogo para ofrecer clarificaciones, orientaciones necesarias y rectificaciones pertinentes. El diálogo facilita toma de decisiones que fortalecen la calidad de las relaciones entre los partidos y la JCE.

En este contexto, se observa, también, un esfuerzo mayor en el ámbito organizativo. La previsión en este campo favorece la agilidad en la definición de políticas y de procedimientos internos.  Asimismo, se garantiza con tiempo la selección y orientación del personal; y la entrega de materiales, de equipos y de los diferentes dispositivos para que los votantes disminuyeran la inseguridad y la desorientación. Adquiere un valor importante el esfuerzo de la JCE para posibilitar ambientes de votación distendidos y seguros. La organización de las elecciones fortalece el sentido estratégico y la eficiencia de la JCE. La formación del personal que colabora requiere más atención y calidad.

La JCE despliega un amplio programa de información a la ciudadanía. Lo hace teniendo en cuenta la perspectiva de inclusión. Reconoce que todas las personas no tienen las mismas posibilidades para ejercer el derecho al voto; y utiliza estrategias y técnicas para que el votante pudiera  hacerlo con dificultades mínimas. La información es un proceso que permite toma de decisiones de calidad y seguras. Por tal motivo, al ofrecer informaciones amplias y oportunas, los votantes tienen la oportunidad de ubicarse y de fortalecer su educación electoral. Este tipo de educación tiene sus propios enfoques, valores, criterios, contenidos y metodología. Adquirir esta formación constituye un salto cualitativo en educación ciudadana y democrática.

De otra parte, la JCE evidencia transparencia. Sus acciones y decisiones son diáfanas. Por este modo de actuación, la mayoría de los partidos de oposición reconocen que ha puesto empeño para hacer un trabajo apegado a la ética, a la normativa electoral y a las necesidades de la democracia en la República Dominicana. Felicitamos a la JCE por el esfuerzo desplegado para fortalecer la transparencia y por superar, en gran parte, la corrupción y doblez que ha exhibido en otras épocas. Este logro no es un resultado exclusivo del trabajo de la JCE. A ello han contribuido, también, algunos medios de comunicación, organizaciones de la sociedad civil; y la veeduría establecida por los partidos; que, aunque no son amigos de la transparencia para sí mismos, lo requieren para las demás instituciones, especialmente, para la JCE.

El avance experimentado por la JCE evidencia, además, que el país va dando pasos en la institucionalidad. Por esto, constituye un motivo de celebración el aporte de la JCE a la instauración en el país de la institucionalidad en las instituciones públicas y privadas. Con ello se fortalece la participación social y política de la ciudadanía; adquiere mayor calidad y estabilidad, el funcionamiento de las instituciones. Se debilita la cultura de la corrupción. Son muchas las décadas en búsqueda de institucionalidad. Hoy esta búsqueda adquiere una respuesta efectiva por parte de la Junta Central Electoral. Esta decidió fortalecer la ética institucional. Decidió, además, potenciar la institucionalidad en la sociedad dominicana. Decidió tomar distancia de la corrupción abierta y soterrada.