El pasado miercoles 10 de septiembre, en un poblado de México llamado Iztapalapa, un camión tanquero cargado con más de cinco mil galones de gas propano explosionó en el centro de esa ciudad dejando a 90 personas heridas y 9 fallecidos.
El funesto hecho ocurrió momentos en que un camión de los denominados “Pipa”, cargado de gas propano, sufrió una volcadura cerca de varios elevados vehiculares y centro lleno de venduteros.
La población vivió horas de angustias y desesperación por el gas que en cuestión de minutos se esparció por todo el lugar y detonó en fuego alcanzando a carros, camionetas y autobuses con personas, comercios y transeúntes que caminaban por ese lugar.
La población se encuentra apenada por el número de quemados y los ciudadanos que perdieron sus vidas cuando se dirigían a diferentes lugares. La comunidad de Iztapalapa es una zona poblada con 1,8 millones de habitantes y, al parecer, la tragedia sucedió en un horario pico cuando personas se trasladaban a pie y montados en sus carros.
El ver en las redes sociales infraestructuras de elevados, rampas y calles parecidas a las nuestras envueltas en llamas, nos hacen reflexionar sobre la probabilidad de que en el Gran Santo Domingo u otra ciudad urbanizada del país se viva una experiencia similar.
En la capital de Santo Domingo vemos a camiones tanqueros cargados de materiales peligrosos pasar por el centro de la ciudad en horarios picos, sobre todo en momentos de congestión de tránsito, atravesando de un extremo a otro la ciudad, con un mínimo de control y pocos elementos contra incendios instalados.
Pensar en un escenario como ese tanquero mexicano que explosionó esta semana me preocupa. Especular en la probabilidad de evento asi es una alerta que llama a establecer un mayor control en el tránsito de esos vehículos al pasar por zonas urbanas, autopistas y avenidas.
Diseñar protocolos de desplazamiento en carretera de tanqueros cargados con distintos productos químicos (materiales peligrosos) para que circulen en hora de la noche, sin poner en riesgo a la población, es una tarea pendiente. Ojalá nuestra ciudad nunca pase por una situación dolorosa como esa de México. Nuestras condolencias a los familiares de las víctimas.
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