Una diligencia personal me llevó a Santo Domingo Este, específicamente a El Brisal y parte de Alma Rosa, transitando por calles interiores, parte de la avenida San Vicente de Paul y de la carretera Mella. Una amiga de infancia que me sirvió de anfitriona resaltó desde el primer momento la limpieza que exhibe la ciudad desde que el síndico Dioris Anselmo Astacio Pacheco, mejor conocido como Dío Astacio, implementó un plan que, por lo que pude apreciar, es una verdadera revolución en limpieza y ornato, instalando a todo lo largo y ancho de la ciudad unos contenedores donde los ciudadanos depositan la basura.

En su página Web, el Ayuntamiento presenta en primera plana cuatro temas a los que le da la mayor importancia: Presupuesto participativo municipal 2025, Conoce nuestras rutas y frecuencias (de la) recogida de residuos sólidos, Boletín semanal y derechos y Obligaciones del gobierno local y de los ciudadanos. En el segundo se puede leer el calendario y horario de la recogida de los residuos sólidos por cada avenida y calle; la frecuencia más utilizada es de seis días a la semana, aunque la hay de siete, tres y dos; también utilizan unas brigadas que denominan de acción rápida para algunos puntos específicos.

Con excepción de algunas ciudades, entre las que sobresalen, entre otras, Baní y San Francisco de Macorís, nos hemos acostumbrado a convivir entre la suciedad y la basura, cuyo símbolo por excelencia es uno o varios tanques de 55 galones en frente de casas y edificios. En donde resido, Viejo Arroyo Hondo, Santo Domingo, Distrito Nacional, se agrega el desparrame que dejan los camiones recolectores en su periplo contaminante, así como por su aspecto mismo, dignos del mejor desguazadero.

Que recuerde, Santo Domingo Este no tuvo la necesidad de un decreto en el que “Se declaran de emergencia nacional las compras y contrataciones de bienes, servicios y obras para la gestión, recolección, transporte y disposición final de residuos sólidos del Distrito Nacional, como prevención a la inminente crisis sanitaria que se generaría en caso de no realizarse la contratación de manera oportuna”.

Hay que emular a Dío Astacio y a los demás síndicos que exhiben una buena administración para tener ciudades limpias, en un país donde el turismo es uno de los pilares de nuestra economía.

Leonardo Diaz Jaquez

Nacido en Dajabón, estudió en el Instituto Politécnico Loyola de San Cristóbal, donde se graduó de Perito Industrial en Electrónica, ingresando más tarde a IBM como técnico en computadoras. En INTEC realizó la Maestría en Alta Gerencia, siendo parte del segundo grupo de egresados de la misma. En IBM alcanzó la posición de manager del departamento técnico, hardware y software, y luego manager del departamento de nuevos negocios. Al salir de IBM compró una finca en La Romana en la cual sembró ajíes cubanela, lechosas y crio ovejos. Con los ajíes logro récord de producción e impuso en los supermercados la compra de los mismos pesados, antes era por sacos. El tiempo libre disponible después de salir de IBM es lo que lo hace abrazar la genealogía y desde su inicio después de contribuir a terminar un trabajo compartido sobre el apellido Jáquez, se dedicó a sus otros apellidos y de manera especial, al Saint-Hilaire, en el que después de una investigación de más de 8 años, escribió el libro Los Saint-Hilaire: de Francia a la Línea Noroeste. Dedicación y entrega a una actividad que lo apasiona, siendo charlista en diferentes actividades de genealogía, hicieron que sus compañeros lo eligieran presidente del Instituto Dominicano de Genealogía en el 2010. Por varios años organizó y dirigió La Tertulia de los Martes, medio de divulgación científica y cultural por la cual pasaron destacados científicos e intelectuales dominicanos y extranjeros.

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