La reciente apertura de la Embajada de la Federación Rusa en la República Dominicana, anunciada en mayo por el canciller ruso Serguéi Lavrov durante su visita al país, marca un hito en una relación bilateral que empezó en 1945, y que ha transitado de la desconfianza durante la Guerra Fría a una era de colaboración estratégica.

Este paso refleja el dinamismo alcanzado en las últimas tres décadas, cimentado en acuerdos comerciales, culturales y de seguridad, así como en hitos históricos que revelan los desafíos y logros detrás de este vínculo.

De la tensión a la cooperación después de 1991

Tras la disolución de la Unión Soviética en 1991, Rusia y la República Dominicana iniciaron un lento pero firme proceso de acercamiento, para darle valor a unas relaciones diplomáticas que se establecieron en 1945, pero que se mantuvieron inactivas. Durante la Guerra Fría, el alineamiento dominicano con Occidente y las diferencias ideológicas mantuvieron a ambas naciones en polos distantes. Sin embargo, desde los años 90, la diplomacia dominicana priorizó diversificar sus alianzas, mientras Rusia buscaba ampliar su influencia en América Latina.

El comercio ha sido un pilar clave: Rusia se consolidó como uno de los principales destinos de exportaciones agrícolas dominicanas, como cacao, tabaco y ron, con un crecimiento sostenido del intercambio bilateral en la última década. Paralelamente, acuerdos en educación permitieron el intercambio de estudiantes y profesionales, especialmente en ciencia y tecnología.

El largo camino hacia las embajadas: Una crónica desde 2002

La historia detrás de la representación diplomática revela los matices de esta relación. En 2002, bajo las instrucciones del entonces canciller dominicano Hugo Tolentino Dipp, se iniciaron los trámites para abrir la Embajada de la República Dominicana en Moscú. Hoy me permito relatar los desafíos de aquel momento.

"Recibí la encomienda de gestionar la apertura ante la cancillería rusa a través de la embajada en Berlín”, recuerda. Sin embargo, el contexto internacional era complejo. Se iniciaron los trámites protocolares e intercambios entre ambas cancillerías. Yo era embajador concurrente con la Federación Rusa y recuerdo que la solicitud para presentar Cartas Credenciales se complicaba por la tensión generada por la Guerra de Irak (2003), donde Estados Unidos y sus aliados chocaban con la oposición de Rusia y parte de Europa. Presentar cartas credenciales en Moscú no era pertinente diplomáticamente.

"Le planteé al canciller Tolentino que el Departamento de Estado de EE.UU. podría ver con recelo este acercamiento. Era un momento delicado". La respuesta del gobierno dominicano fue pragmática: posponer el acto hasta una "fecha oportuna". Finalmente, la embajada dominicana en Rusia se concretó años después, pero aquel episodio subrayó los equilibrios geopolíticos que históricamente han influido en esta relación.

El comercio, sobre todo el tabaco, se adueñó del mercado ruso. Las actividades conjuntas con PROCIGAR, así como en turismo, fueron parte de una ambiciosa agenda bilateral. El Secretario de Estado de Turismo, Rafael Subervi Bonilla, visitó Moscú, y el flujo de visitantes rusos a playas dominicanas impulsó la simplificación de visas y la promoción conjunta.

Hoy, con la apertura de la embajada rusa en Santo Domingo, que se suma a la dominicana en Moscú, ambos países buscan profundizar su asociación. Para analistas, este movimiento no solo facilita la gestión diplomática, sino que simboliza una madurez en la relación, alejada de los viejos fantasmas de la Guerra Fría.

Este es un capítulo que sigue escribiéndose entre Rusia y la República Dominicana. De los recelos del pasado a los acuerdos del presente, ambos países han demostrado que la diplomacia, aunque llena de complejidades, puede construir puentes en beneficio mutuo. Con desafíos globales como la seguridad alimentaria y el cambio climático, la cooperación bilateral parece destinada a expandirse. Como señaló Lavrov en su visita: "Este es un paso natural para dos naciones que miran hacia el futuro".

Este artículo integra testimonios históricos y contexto geopolítico para narrar una relación diplomática que, tras décadas de evolución, entra en una nueva fase con la apertura de sedes diplomáticas. En el siglo XXI, se escribe un nuevo capítulo de las relaciones diplomáticas entre ambas naciones.

Willians De Jesús Salvador

Medico y diplomatico

Medico y diplomatico.

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