El presidente Medina anunció su decisión de renegociar el contrato que Leonel Fernández ordenó aprobar a los legisladores de su partido, el cual facilitaría riquezas extraordinarias a los piratas de la Barrick y a nosotros nos dejaría un tollo difícil de recoger, pero aquí vamos.
El plan político que Fernández pensó al facilitar tal prenda a los mineros canadienses fue creer que con esa chulería dorada lubricaba su camino reeleccionista. Otro equívoco tontamente político, de consecuencias oscuras y que muestra la auto sobre estimación del tres veces presidente.
Pero la crisis financiera creada por el alza inesperada del valor de la onza de oro no ha dejado gozar a los piratas canadienses del escarceo reeleccionista que Leonel les dispensó, increíblemente, ahora deben más que nunca a los bancos que le prestaron el dinero para “joyar” esta isla entera, de aquí hasta Haití. Mas esa es su deuda, no es nuestra, y no vamos a pagarla.
Hay que estar preparados para el match Gobierno-Piratas-Barrick. Vale la pena entenderlo bien para no desenfocar el centro y torear el tema legal. Hay que ver las vertientes despacio, desapasionarse, usar bien la inteligencia y dada la naturaleza del suceso, no hay otro camino posible que dar un voto de confianza a Danilo y su equipo para iniciar el desenredo.
Quieran unos y otros no, las partes ejecutivas serán las que se sentarán en la mesa y sin pruritos debemos reconocer que a nosotros nos representarán los dialogantes oficiales. De nada servirá el verbo encendido, tampoco ayudarán los análisis de tantos especialistas al vapor, mucho menos las propuestas radicales. El momento es único para observar como ciudadanos la difícil tarea asignada a nuestros negociadores, apoyarles por el camino correcto y corregir las dobleces si las hubiese.
Eso si, que quede claro para hoy, mañana y siempre, en este lío nos metieron Leonel Fernández y su pandilla, impulsados por el único interés de reelegirse.