Desde el 27 de febrero de 1963 hasta el 16 de agosto del año 2020, la República Dominicana ha escuchado con suma atención la pieza oratoria que cada presidente electo expone ante las dos Cámaras Legislativas convertidas en Asamblea Nacional. Luego de casi treinta y un (31) años de dictadura (1930-1961) la nación ha contado con diversas transferencias de mando desde el año 1963 del siglo Veinte (XX) hasta el 2020 del siglo Veinte y Uno (XXI).
La relación de presidentes inicia con el profesor Juan Bosch al juramentarse el 27 de febrero de 1963, seguido por el Dr. Balaguer y sus tres (3) mandatos consecutivos desde 1966 hasta el 1978. Posterior a esa etapa asume la conducción del Estado el hacendado, Silvestre Antonio Guzmán Fernández, quién dirige su alocución al país el 16 de agosto del año 1978; El 16 de agosto del año 1982, corresponde al Dr. Salvador Jorge Blanco dirigir el Estado Dominicano. Es importante destacar que el Lic. Jacobo Majluta Azar fue quién entregó al Dr. Jorge Blanco el poder, pues el presidente Antonio Guzmán Fernández, se había suicidado cuarenta y cinco (45) días antes de la fecha de traspaso de mando. Majluta Azar ocupaba la vicepresidencia de la República del mandato que presidía Antonio Guzmán Fernández, y en las elecciones nacionales de 1982 fue electo Senador del Distrito Nacional, capital de la República Dominicana. En las elecciones de los bufetes congresuales, resultó electo presidente del Senado.
El 16 de agosto del año 1986, vuelve el Dr. Joaquín Balaguer Ricardo a conducir los destinos del país, extendiendo su gestión de gobierno hasta el año 1996. El Dr. Balaguer tenía por costumbre mantener de forma consecutiva sus aspiraciones presidenciales, pero para ello cuenta con la ayuda técnica, logística y militante de muchos de sus funcionarios, asistentes y amigos partidarios. Esa labor proselitista no muy santa quedó claramente evidenciada en los procesos electorales de 1990 frente al profesor Juan Bosch, pero sobre todo, en el certamen comicial del 1994 frente al Dr. José Francisco Peña Gómez, candidato presidencial del Partido Revolucionario Dominicano. Prácticamente demostrado y desmontado el fraude que afectó al Dr. Peña Gómez, Balaguer se vio en la obligación de aceptar ante la opinión pública nacional e internacional el recorte de su mandato por dos años. Incluso, propuso al doctor Peña Gómez que aceptara dirigir el país por los últimos dos años del período de cuatro (1994-1998), propuesta que el líder del PRD no aceptó. En cambio, acordó con el caudillo del Partido Reformista, convocar elecciones nacionales de nuevo en dos años (1996) para elegir mediante el voto popular el ciudadano que dirigiría por cuatro años (1996-2000), la república que fundaran en 1844 Juan Pablo Duarte, Francisco del Rosario Sánchez y Ramón Matías Mella y demás integrantes de la sociedad secreta “La Trinitaria”.
En 1996 obtiene el triunfo electoral y es juramentado como presidente de la República el Dr. Leonel Fernández Reyna, candidato presidencial del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), contando con el apoyo político del Dr. Joaquín Balaguer, imponiéndose al líder y candidato del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), José Francisco Peña Gómez. Ese primer mandato de Fernández concluyó como se había previsto, en el año 2000.
El 16 de agosto del año 2000, fue juramentado presidente de la República Dominicana el ingeniero agrónomo Ramón Hipólito Mejía Domínguez, siendo candidato del Partido Revolucionario Dominicano, recibiendo el respaldo de las grandes mayorías del pueblo dominicano. Luego de la muerte del Dr. Peña Gómez, acaecida el 10 de mayo de 1998, el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) y su candidato aumentaron ampliamente las simpatías en la población votante, situación que también favoreció a la organización en las boletas electorales al Congreso Nacional y al poder municipal. Lamentablemente, esa gestión de gobierno se fue poblando de pobres acciones gerenciales, concluyendo de manera estrepitosa.
De nuevo, en el año 2004 fue electo presidente el Dr. Leonel Fernández Reyna, quién además logró repostularse en el cargo y mantenerse en el poder durante dos (2) períodos consecutivos, terminando en el 2012. Para obtener su segundo mandato presidencial le favoreció la grave crisis económica nacional e internacional que vivía la Nación, como consecuencia de un mal manejo de la crisis que en 2003 provocó la quiebra de varios bancos comerciales, situación que hizo muy impopular el gobierno del presidente Hipólito Mejía Domínguez.
Como parte de los acuerdos y estrategias políticas extra e interpartidarias, Leonel Fernández contribuye a que lo suceda en la dirección del Estado el Lic. Danilo Medina Sánchez, miembro importante también del Partido de la Liberación Dominicana, organización que fundó Juan Bosch, luego de renunciar a la presidencia del Partido Revolucionario Dominicano (P.R.D.) el 23 de noviembre de 1973 y de llevarse una parte de sus militantes a la nueva organización política.
Danilo Medina Sánchez se mantiene en el poder durante dos períodos consecutivos, concluyendo el 16 de agosto del año 2020. Los intentos de este último por extender su mandato por uno o varios periodos se hicieron de manera constante y pública. Durante los últimos años de su segundo mandato (2016-2020), las fuerzas políticas, contrarias a ese punto de vista, que además requería modificar nueva vez la Constitución de la República, abortaron las pretensiones de éste, viéndose en la obligación de apoyar otro candidato y celebrar las elecciones en las fechas previstas y de entregar el poder el 16 de agosto del año 2020, al candidato triunfador del novel Partido Revolucionario Moderno (P.R.M.), Lic. Luis Rodolfo Abinader Corona.
Independientemente de ciertos y serios forcejeos entre las fuerzas políticas del país por mantenerse u obtener el poder del Estado, desde el año 1963, existe la certeza de que cada cuatro (4) años la sociedad dominicana debe ser convocada democráticamente a las urnas. El pueblo sabe que debe ejercer su sagrado derecho de elegir nuevas autoridades en los distintos niveles de la administración de los poderes estatales, tal y como lo consagra la Constitución de la República.
Cada jefe de estado al asumir tan altas responsabilidades ante la nación, debe exponer en un discurso ante la Asamblea Nacional, las características esenciales de las acciones y ejecutorias a implementar en sus cuatro (4) años de gobierno, adelantando además, cómo serán financiadas estas y de qué forma se llevarán a cabo.
Ese primer aliento del mandatario frente al pueblo debe ser claro, profundo en sus contenidos, y contundente en sus criterios operativos, de modo que los habitantes del país perciban que quién les habla como jefe del Poder Ejecutivo, tiene pleno conocimiento de cada uno de los aspectos que, en mayor medida, pudieran afectar su bienestar familiar, personal y colectivo.
Desde ese solemne acto de asunción del poder el 27 de febrero del 1963, cuyo protagonista principal fue el profesor Juan Bosch, el pueblo dominicano ha sido impactado con las propuestas esbozadas en dos (2) discursos del Coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó, seis (6) discursos del Dr. Joaquín Balaguer; uno de Antonio Guzmán; uno de Salvador Jorge Blanco; tres de Leonel Fernández; uno de Hipólito Mejía, dos de Danilo Medina y uno de Luis Abinader.
Esas piezas oratorias cargadas de emoción patriótica y, sobre todo, de razones políticas a decir de analistas sociales, históricos y políticos, deben ser tomadas en consideración por quienes van a dirigir un estamento estatal en cualquier nuevo gobierno, y de manera particular, por quienes pasan a la oposición por cierto período de tiempo.
Realmente, resulta válido poner atención al perfil general del discurso leído y motivado por cada presidente que jura ante las instituciones políticas del país, la sociedad y los poderes fácticos que integran la sociedad dominicana.
Su extensión puede variar dependiendo de las intenciones del nuevo gobernante y su equipo de trabajo; por su alta capacidad de síntesis o elipsis, así como por razones económicas o políticas, que deban esbozarse para dejar establecido en el panorama nacional e internacional las ejecutorias que entrarían en vigencia en las próximas semanas y meses.
El total de discursos correspondientes a las tomas de posesión de los presidentes luego de descabezada la dictadura trujillista en el mes de mayo del 1961, son diez y seis (16), tomando como punto de partida la ascensión al poder del profesor Juan Bosch el 27 de febrero de 1963. De esa fecha al 2020 han transcurrido cincuenta y siete (57) años. Esas intervenciones magistrales de nuestros presidentes suman doscientas setenta y seis (276) páginas, donde descansa la visión democrática y la actuación gerencial de los líderes políticos que han conducido los destinos de la República Dominicana en los periodos señalados.
Las intervenciones presidenciales ante el Congreso Nacional en el acto solemne de su juramentación, han tenido el siguiente comportamiento literario:
- Profesor Juan Bosch, 1963, presentó un discurso de cinco (5) páginas.
- El Dr. Balaguer en su primera toma de posesión en 1966, presentó un discurso de 19 páginas.
- El Dr. Balaguer en 1970, leyó una pieza oratoria de 27 páginas.
- El mismo Dr. Balaguer en 1974 se dirigió a la nación con una arenga de once (11) páginas.
- Antonio Guzmán Fernández, en 1978 se dirigió a la nación con un texto conformado por once (11) páginas.
- Salvador Jorge Blanco en 1982, leyó y motivó un discurso de 28 páginas ante el país y la Asamblea Nacional.
- El discurso del Dr. Balaguer en 1986, al retornar al poder, se extendió por espacio de tan sólo nueve (9) páginas.
- La siguiente intervención del Dr. Balaguer en 1990, fue sintetizada en siete (7) páginas.
- La última presentación discursiva del Dr. Balaguer ante la Asamblea Nacional en 1994, la limitó a cinco (5) páginas.
- La primera comparencia presidencial del Dr. Leonel Fernández en 1996, se caracterizó por una extensión de quince (15) páginas.
- El presidente Hipólito Mejía Domínguez, al jurar ante la nación en el año 2000, sintetizó su intervención a seis (6) páginas.
- La alocución del segundo mandato del Dr. Leonel Fernández Reyna, en 2004, alcanzó una extensión de catorce (14) páginas.
- La tercera intervención de Leonel Fernández en el 2008, se extendió a un poco más de treinta y tres (33) páginas.
- La primera intervención del presidente Danilo Medina Sánchez fue integrada por treinta y tres (33) páginas en 2012.
- La segunda participación de Danilo Medina Sánchez ante las Cámaras Legislativas de la nación, requirió treinta y siete (37) páginas en 2016.
- La comparencia ante las Cámaras Legislativas por parte del Lic. Luis Abinader Corona, en agosto del año 2020, se extendió por espacio de diez y seis (16) páginas.
Resulta importante destacar que luego de descabezada la dictadura el 30 de mayo de 1961, se sucedieron en el poder diversos grupos y estructuras políticas para conducir de manera provisional los destinos del país en momentos de suma dificultad social. En esa etapa de transición a la democracia el primero que dirige el Estado es el doctor Joaquín Balaguer, quien desempeñaba las funciones de presidente títere de la dictadura trujillista. Luego, las presiones políticas y sociales lo forzaron a ceder una parte del poder, dando paso a un primer Consejo de Estado, el cual encabezó. Producto de nuevas presiones sociales y políticas se forma otro Consejo de Estado, dirigido esta vez por el doctor Rafael F. Bonnelly y otros prestantes ciudadanos de la nación.
La labor de Bonnelly y su equipo de trabajo era normalizar el país y organizar lo antes posible un proceso eleccionario de donde surgiera electo democráticamente el presidente de la República, de modo que la sociedad quedara satisfecha, se calmara y diera su apoyo a las nuevas autoridades.
Las elecciones se llevaron a cabo el 20 de diciembre de 1962, resultando ganador el profesor Juan Bosch, quien obtuvo el 58.72% de los votos depositados en las urnas. Este fue juramentado el 27 de febrero del año 1963.
Tanto el Dr. Bonnelly como el doctor Balaguer, aunque ocuparon en esa convulsa etapa del país tan altas responsabilidades políticas, no prestaron juramento presidencial ante la Asamblea Nacional. El momento, bajo dificultades políticas y sociales muy extremas, sólo requería la buena voluntad de los hombres y mujeres que manejaban cierta cuota de poder e influencia para dar paso a negociaciones que evitaran peores consecuencias políticas y sociales para el pueblo dominicano luego de treinta y uno (31) años de férrea dictadura.
Siete (7) meses después de la juramentación presidencial del profesor Juan Bosch, se produce el lamentable Golpe de Estado del 25 de septiembre de 1963. El naciente proceso democrático dominicano es abortado por influencias de grupos militares, del Partido Unión Cívica, la iglesia católica y civiles pertenecientes a partidos opuestos al gobierno del profesor Juan Bosch.
La dirección del Estado, luego de consumado el golpe, queda de manera momentánea en manos del aparato militar concentrado en las Fuerzas Armadas, cuyo jefe máximo era en ese momento el general Elbys Viñas Román, quien al día siguiente lo entrega al Poder Civil conformado por un primer Triunvirato, encabezado por el abogado Emilio De los Santos. Desavenencias políticas y militares en torno al asesinato del líder del 14 de Junio, Manolo Tavarez Justo y sus compañeros de guerrilla en las Manaclas, hacen colapsar esta nefasta dirección estatal, la que da paso a otra con idénticas condiciones gerenciales. El segundo Triunvirato fue encabezado por el empresario Donald Reid Cabral. Era además integrado por los señores: Dr. Ramón Tapia Espinal y Manuel Enrique Espaillat.
Ambos gobiernos transitorios y de triste recordación, tampoco juraron ante las cámaras legislativas electas de manera formal durante el gobierno del profesor Juan Bosch. Estos son desconocidas y combatidas por los grupos de la oposición política, concentrados en el Partido Revolución Dominicano (P.R.D), sindicatos, obreros y militares, descontentos con el saqueo y corrupción que esos gobiernos interinos prohijaron en detrimento de toda la sociedad.
Ese segundo triunvirato no soportó la inmensa presión popular que la sociedad, los sindicatos, los partidos de izquierda y de centro izquierda, junto con el apoyo de grupos militares de pensamiento avanzado desarrollaban, situación que provoca la guerra civil del mes de abril del 1965. Esa guerra, que luego de la intervención norteamericana se convirtió en guerra patria (28 de abril de 1965), trajo consigo varios grupos enfrentados y cada cual eligió una figura para encabezar las acciones militares y gerenciales de un gobierno en armas.
Los dos primeros gobernantes bajo fuego de metralla fueron el doctor Rafael Molina Ureña, quien permaneció dos días en el poder, del 25 al 27 de abril de 1965 y luego se asiló en la embajada de Colombia, pues su vida corría peligro ante las acciones militares.
El segundo presidente fue el coronel Pedro Bartolomé Benoit del 1ro al 7 de mayo de 1965, instalado como tal por la junta que los militares formaron en la base aérea de San Isidro, por recomendación de la embajada norteamericana en el país.
El mandato del coronel Benoit fue también muy efímero, sólo duró tres días, dando paso a la presidencia del general Antonio Imbert Barreras (del 7 de mayo al 30 de agosto de 1965), quien fungía de presidente del Gobierno de Reconstrucción Nacional, cuya sede principal funcionaba en el Congreso Nacional. Este gobierno también se formó e instaló como una sugerencia de la legación diplomática norteamericana acreditada en el país.
Los tres gobernantes interinos señalados no hicieron acto de juramentación presidencial dadas las difíciles condiciones en que les correspondió asumir el mando. Como es lógico, ninguno de los tres preparó ni publicó un discurso para la ocasión.
El cuarto presidente dentro de la Revolución de Abril y que luego se convertiría en Guerra Patria, fue el coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó (del 4 de mayo al 3 de septiembre de 1965). Este militar, unido a la revuelta por el ideólogo de la misma, Coronel Rafael Fernández Domínguez, si fue juramentado como primer mandatario en medio de los enfrentamientos militares.
Caamaño y el equipo de valiosos militares y civiles que le acompañaban, se ocuparon de implementar un dinámico gobierno aún bajo las difíciles condiciones bélicas que vivía el país. El Coronel de Abril, convertido en presidente de la República, prestó juramento ante la Asamblea Nacional electa y constituida el 4 de mayo de 1965. Como presidente formalmente juramentado, leyó y motivó su pieza oratoria de asunción del mando ante los asambleístas de ambas cámaras, y el pueblo en armas en el Parque Independencia, frente al Altar de la Patria.
Ese discurso que corresponde al presidente número nueve (9) de los que han dirigido el país después de decapitada la dictadura trujillista, lo he incluido en este texto sobre el discurso político de los presidentes dominicanos, como también agrego el correspondiente a su entrega del poder político al pueblo dominicano, cuya enorme representación se dio cita en la Fortaleza Ozama o Plaza de la Independencia, el 3 de septiembre del año 1965.
Con todo gusto agregaría los discursos del Doctor Molina Ureña, y los discursos de los generales, Imbert y Benoit si existieran. En mis humildes, pero insistentes indagatorias, no tuve la oportunidad de encontrarlos. Ojalá algún valioso ciudadano de ese tiempo que los posea, pudiera darlos a conocer. Sería un gran aporte al conocimiento de los hechos relativos a la historia dominicana reciente.
Como pueden notar, en las siguientes páginas del libro, se incluyen las biografías correspondientes a cada uno de estos personajes, los que el destino colocó en el centro de un momento vital y difícil de la historia nacional. De igual manera he agregado los resultados de los procesos electorales en los que diez y siete (17) presidentes han obtenido la victoria para pasar a conducir los destinos de la Nación.
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