- Conductividad térmica (λ\lambdaλ)
Gracias a su gran masa térmica (inercia térmica), el hormigón puede almacenar y liberar calor lentamente, lo que ayuda a mantener temperaturas estables en edificios. El hormigón tiene una conductividad térmica moderada, lo que significa que transmite el calor, pero más lentamente que los metales.
Su valor varía entre 1.4 y 2.5 W/m·K, dependiendo de la densidad y el tipo de agregados utilizados. A mayor densidad y contenido de humedad, mayor conductividad térmica.
- Capacidad calorífica
Se refiere a la cantidad de calor que puede almacenar el material. Su valor típico es de 0.84-1.0 kJ/kg·K, lo que lo convierte en un buen material para estabilizar la temperatura en interiores.
- Difusividad térmica (α\alphaα)
Es la rapidez con la que un material responde a los cambios de temperatura.
El hormigón tiene baja difusividad térmica, lo que significa que los cambios de temperatura en la superficie tardan en afectar su interior en función del estudio climático de la zona…
- Expansión térmica
El hormigón se expande con el calor y se contrae con el frío. Su coeficiente de dilatación térmica es aproximadamente 10-12 × 10⁻⁶/°C.
El acero de refuerzo tiene un coeficiente similar (11-13 × 10⁻⁶/°C), lo que minimiza las tensiones internas entre ambos materiales.
- Resistencia al fuego
El hormigón es resistente al fuego debido a su tipo de conductividad térmica y su alto contenido de agua en estado ligado.
A temperaturas superiores a 300-500°C, el hormigón puede perder resistencia mecánica, y a más de 900°C puede agrietarse y colapsar.
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