Juan Miguel, Amaury Giordano y Amín Pérez *
Al producirse la invasión norteamericana de 1965 en el país, el gobierno de Cuba fue uno de los primeros en levantar su voz en defensa de la soberanía dominicana. Aprovechando la tradicional conmemoración del Día Internacional de los trabajadores, la revolución cubana y su líder Fidel Castro dedicaron al pueblo dominicano el desfile del 1ro de mayo en La Habana. Como fiel expresión de los vínculos que unieron en otros tiempos a José Martí y Máximo Gómez, cuya hermandad sería reeditada con los esfuerzos libertarios de Enrique Jiménez Moya y Delio Gómez Ochoa, en esta movilización la revolución cubana denunció la agresión militar imperialista y manifestó su inquebrantable solidaridad internacionalista.
A la cabeza del multitudinario desfile, ante cientos de miles de cubanos y delegaciones de todo el mundo, marcharon verdaderos estandartes de la lucha revolucionaria dominicana. En aquel acto legendario, se encontraban seis figuras históricas que llevaban consigo el fuego sagrado de la resistencia : Chito Henríquez y Pericles Franco, ambos fundadores del Partido Socialista Popular de la República Dominicana y emblemáticos opositores al régimen de Trujillo; Angélica Cruz y Gilda Pérez, la primera vinculada al Movimiento 26 de Julio y a la revolución cubana mientras la segunda tuvo una activa militancia en la Juventud Democrática, en franca oposición a Trujillo; y Raúl Pérez Peña y Eberto Lalane (Papilo), ambos militantes del Movimiento Revolucionario 14 de Junio, el primero participó en la guerrilla de 1963 con Manolo Tavárez y el segundo con Francisco Caamaño en la que desembarcó por Playa Caracoles en 1973. Cada uno a su manera simboliza la dignidad expresada en la banderola que portaban “Santo Domingo en lucha a muerte al invasor – Libertad o Muerte”, la cual refleja el coraje y la determinación de un pueblo resuelto a no rendirse.
En el libro “Relatos biográficos de Francisco Alberto Henríquez Vásquez” del investigador Pastor De la Rosa Ventura, aparece contenida la anécdota de aquel momento en los testimonios familiares de Angélica Cruz, esposa de Francisco Alberto Henríquez (“Chito”) y los de sus hijos Alma Angélica y Federico Alberto Henríquez Cruz. Entre los hechos que más marcaron a éste último junto a su padre estuvo la “marcha a la Plaza de la Revolución, un primero de mayo de 1965, yo tenía siete años; ahí un grupo de exiliados dominicanos, porque no les permitían entrar a territorio dominicano por sus posiciones políticas de izquierda. Ahí en esa marcha mi hermana mayor, Alma, Alma Henríquez, estaba yo, estaban los hijos de Pendes Franco, Pendes Franco, la esposa, Hilda Pérez, estaba uno de los hermanos Lalane, que vino con Caamaño, había un grupo de dominicanos que desfilábamos con la bandera dominicana en solidaridad con la Revolución de 1965, que habían quedado atrapados en Cuba. Porque Fidel, el Primero de Mayo [Día Internacional de los Trabajadores] en un discurso antiimperialista y cuando nosotros lo escuchamos eso fue muy emocionante”.
Tiempo más tarde, Federico Alberto nos señaló el vínculo familiar que existía entre nosotros y particularmente la presencia de Raúl Pérez Peña (Bacho) en aquella memorable jornada dentro de la representación dominicana. En la entrevista que le hiciera Nayibe Tavárez Abel sobre su militancia en el grupo estudiantil FRAGUA, Bacho rememoró sus pasos en Cuba y especialmente durante esa etapa lo que nos sirve para complementar esta historia. Allí cuenta que a principios de 1965 lo mandaron para el campo a entrenarse. Él les insistía a los cubanos sobre su vocación política. Estando en Oriente, específicamente en una loma de Mayarí, los cubanos le dijeron que estaba entrenado, afirmándole que por su condición de político lo trasladarían a La Habana. En esa ciudad se mudó a un hotel que estaba en la esquina de la Juventud (Comunista). Antes, lo llevaron a una escuela de cuadros políticos donde dormía con su compañero Eberto Giordano Lalane José en una “litera”, véase un camarote. Subraya que él dormía arriba porque era mucho más flaco que Lalane.
Evocando el desfile de 1965, Bacho señala que le gustaría encontrar esa foto por su trascendencia y valor histórico. Ante la pregunta de Nayibe Tavárez sobre ¿Qué informaciones les llegaba a ustedes de la guerra? Bacho respondió: A partir de ahí yo me enfermé de la ansiedad. Respiraba hondísimo como si tuviera asma por la ansiedad que le dio por venir. Fue en ese momento cuando los cubanos le dijeron que alguien debía hablar, indicándole que él era el más apropiado por ser el político del grupo y en virtud de los vínculos establecidos con la Federación de Estudiantes Universitarios -FEU- y la Unión de Jóvenes Comunistas -UJC-. Bacho, cuyo nombre clandestino era Ramiro del Valle, compuesto de la fusión de los nombres de dos comandantes de Cuba, Ramiro Valdez y Sergio del Valle, habló en un mitin de la FEU para denunciar la invasión yanqui y la situación en el país.
Agrega que vio la oportunidad de venir cuando se iba a llevar a cabo un festival de las juventudes comunistas internacional, en Argelia. Lamentablemente, recalca: “tuve tan mala suerte que el día antes dieron un golpe en Argelia, cuando eso tumbaron a Ben Bella”. Dicho golpe de Estado se produjo el 19 de junio de 1965. La imagen de todos ellos juntamente con los hijos de Chito y Pericles al frente del desfile, ondeando con orgullo la bandera tricolor dominicana, envió un mensaje claro al mundo sintetizado en el discurso del Che que nos recuerda que “no hay enemigo pequeño ni fuerza desdeñable porque ya no hay pueblos aislados”. Este jueves 8 de mayo, en la sala de orientación de la Biblioteca Pedro Mir de la UASD, el Museo de la Dignidad proyectará el cortometraje inédito del noticiero cubano del 3 de mayo de 1965 de donde se pudo extraer la imagen. Allí se apreciará el vibrante discurso de Fidel y la solidaridad de Cuba con República Dominicana, entre otras cosas.
*[Esta publicación es parte del Proyecto por la Memoria Histórica Raúl Pérez Peña (Bacho), auspiciado por sus hijos Juan Miguel, Amaury y Amín Pérez Vargas].
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