La geoestratégica Pedernales, aunque en modo turismo, tiene una sola carretera para entrada y salida hacia la ciudad Barahona, la provincia más cercana por la costa, pero es muy mala y riesgosa en sus 124 kilómetros de reconstrucción interminable. Inaudito.

En el horizonte de los tres años restantes al segundo y último cuatrienio del presidente Luis Abinader, sin embargo, no se ve el final de la intervención profunda al tramo vital Enriquillo-Pedernales (74 kilómetros), iniciada formalmente la mañana del 23 de junio de 2021 en el marco de la primera palada del proyecto de desarrollo turístico, durante un vibrante acto en Cabo Rojo, pese a la garantía de la constructora Andalar International para  entrega “a más tardar en 2024” con una ampliación de primera y sin 70 curvas peligrosas.

Esto viene en grande, pensamos poner tres o cuatro frentes de trabajo, y te puedo asegurar que no van a haber curvas; el presidente no quiere ver una curva ahí, se van a economizar 10 o 12 kilómetros. La semana que viene vamos a estar de lleno y la vamos a entregar a más tardar en el 24. Antes era de boca, pero es un presidente que quiere, y lo ha ordenado. Comenzamos hace dos meses y los tractores están trabajando, el campamento está instalado”, aseguró en la ocasión,  Luis Gómez, administrador.

Pero un vistazo hoy a los avances en los trabajos resulta desesperanzador. El retraso es brutal. Pasó el plazo garantizado para terminar el tramo Enriquillo-Pedernales; se va el 2025 y las perspectivas para terminar antes de 2028 comienzan a ensombrecerse. Pocos ya creen en la provincia que el compromiso será cumplido, salvo aceleración del ritmo con los frentes de trabajo prometidos.

Lamentable, porque debió ser prioridad 1-A para terminarla en tiempo record. Salvo vía aérea o marítima, no hay alternativas para evadir aquel infierno no apto ni para aventuras.

Y la socorrida opción de la carretera hacia Puerto Escondido, Duvergé, desde Aceitillar, cruzando la sierra Baoruco (ruta de los colonos del 27), se ha agotado en promesas.

Quizá ni el mismo mandatario sepa la extraordinaria impresión positiva provocada a los provincianos por su anuncio en aquella mañana calurosa; especialmente lo referido a los 51 kilómetros entre los municipios de la provincia, Oviedo y Pedernales.

Porque no hay antecedente sobre intervención de tal calado en el trayecto, abierto por primera vez en las décadas 40 y 50, a pico y pala, por brigadas de fundadores, siguiendo el sendero de las vacas y los burros; una, trabajando desde Oviedo, y otra, desde Pedernales, hasta encontrarse. De ahí la falta de peraltes y la cantidad de cuestas consecutivas innecesarias y locas a los ojos de los humanos de hoy.

El martirio de los usuarios de la vía Barahona-Pedernales (nativos, visitantes y turistas) se alarga por carencia de señalización y la multiplicación del tiempo de viaje que, de una hora y media, hoy es impredecible.

Obras Públicas nunca ha informado a la comunidad si la causa del retraso es falta de dinero, o escasez de equipos e inexperiencia de la constructora Andalar Internacional.

Tampoco ha difundido fecha de finalización, pese al compromiso del mandatario ante el país. Mucho menos sobre la solución al caos de “El Derrumbao”, en La Ciénaga, tramo Barahona-Enriquillo, causante de tapones insufribles y vuelcos. Un monumento a la desvergüenza.

El recién designado ministro de OP, Eduardo Estrella, ha visitado recientemente la zona y ha admitido retraso. Su antecesor, Deligne Ascención, alababa el proyecto y aseguraba que iba a buen ritmo, una especie de desmentido indirecto a quienes, preocupados, denunciaban el caos.

El vacío de información completa y veraz connota desprecio a las comunidades impactadas y multiplica la incertidumbre. Un día la verdad flotará y dañará la imagen del Gobierno y su presidente.

La mañana del miércoles 23 de junio de 2021, en el marco de un acto vibrante en Cabo Rojo, Abinader dio la  palada inicial del proyecto desarrollo turístico, a un costo en la primera fase de al menos mil millones de dólares, y, al final, con al menos doce mil habitaciones –afirmó el mandatario-, tres mil millones de dólares.

Ese mismo día, él formalizó el arranque de la reconstrucción del tramo mencionado y el comienzo de la carretera Aceitillar-Puerto Escondido para interconectar a Duvergé por sierra Baoruco y ampliar la oferta turística con atractivos como el lago Enriquillo, los balnearios y otros de las provincias Independencia y Baoruco.

Desde entonces, en Cabo Rojo, al menos tres de 10 hoteles planteados están en fase final; el servicio eléctrico, las vías de acceso y las obras hidrosanitarias, también: la terminal turística nacida del viejo muelle de embarque de bauxita hace rato que siente las anclas de los cruceros y unos cuantos turistas bajan al pueblo; avanza a buen ritmo el aeropuerto internacional, en Tres Charcos, camino a Oviedo; en  el municipio cabecera está en curso el frente marino, el Gobierno ha logrado lo que buscaba afanoso desde el primer día, el socio estratégico: Consorcio Cabo Rojo. liderado por el prestigioso Grupo Puntacana.

Eso está muy bien. Pero a leguas se ve que la carga se inclina hacia un solo lado. Y así no fue que hablamos.

Pedernales entraña un valor fundamental para la integridad territorial dominicana. Es demasiado grande la carga que lleva su gente sobre los hombros como para que le releguen obras cruciales para su desarrollo y su seguridad como el circuito vial que permitiría la entrada y salida segura, en menor tiempo y a costo razonable.

Urge poner la tapa a pomo. Una acción que puede ejecutar  Abinader si va al ruedo y, capeando relatos mediáticos de funcionarios, recorre toda la ruta en su vehículo para sentir lo sentido por los usuarios: rabia e impotencia.

No nos crea, presidente; vaya, verifique y hable abiertamente con los dolientes.

Tony Pérez

Periodista

Periodista y locutor, catedrático de comunicación. Fue director y locutor de Radio Mil Informando y de Noticiario Popular.

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