En el recién concluido Congreso Iberoamericano de Filosofía de la Ciencia y laTecnología tuvimos espacio para discutir sobre el problema de la posverdad y sus implicaciones para las sociedades democráticas actuales.
El concepto posverdad resulta sospechoso para muchos filósofos profesionales quienes lo asocian a esa moda de agregar un manoseado prefijo para designar un supuesto fenómeno novedoso. De igual modo, el concepto “era de la posverdad” resulta problemático, pues parece remitirnos a una época perdida y añorada caracterizada por la posesión de la verdad.
Daniel Innerarity señala que lo más dañino para las democracias es pretender tener siempre la verdad. (https://elpais.com/opinion/2024-12-19/la-democracia-y-la-verdad.html). Es bien sabido los males que esta actitud dogmática ha generado a lo largo de la historia. Para las democracias, semejante actitud es nociva porque clausura los espacios del diálogo y la escucha que nutren sus formas de vida.
No obstante, una vez reconocido los peligros de pretender poseer la verdad, también tenemos que matizar la afirmación de Innerarity: “La democracia no tiene por objetivo alcanzar la verdad, sino conversar y discutir sobre la base de que nadie […] tiene un acceso privilegiado a la objetividad”. (https://elpais.com/opinion/2024-12-19/la-democracia-y-la-verdad.html).
Y es que, si bien el mundo de la política se relaciona mucho más con la negociación que con la verdad, no podemos obviar que problemas fundamentales de las sociedades democráticas actuales pasan por establecer quienes la poseen para una situación determinada.
Acaso, ¿no es la verdad lo que está en juego cuando se discute sobre los desaparecidos de una dictadura o sobre la necesidad de la vacunación colectiva durante una pandemia? O, volviendo al concepto de posverdad (indiferencia hacia la verdad), ¿la despreocupación por la verdad no implica peligrosas consecuencias prácticas para la sobrevivencia misma de nuestra especie?
Si bien el concepto de posverdad resulta problemático, el término remite a una situación preocupante de nuestro tiempo relacionada con disposiciones intelectuales y emocionales que, aunque teniendo precedentes lejanos, se va amplificando y reconfigurando con el poder de las tecnologías de nuestro tiempo.
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