Se trata
de no huecos, de realidades compactas
de la retaliación inexistente, del afán;
no hay oquedad, hendidura, ni resquicio
para la vacilación, ni para la debilidad.
Hay Carpe diem
para la inmensidad del pecho ardiente
para las manos y los oídos, la voz, en el suavizar, en el organizar.
Carpe diem para el tejido que se hace, que se siente, que une,
en cualquier lugar
está revivir en la alegría del trinar
y en el volar de las aves
se vive en el saber que existen …amores eternos…
…amores sin nombres… amores extraños.
Están: la certeza
la luminosidad del sol
la frescura del aire
la lejanía de la tristeza y del sin sentido
Están súbita y constantemente
los trillos que unen los tiempos
los recuerdos diversos
la inclusión de todo lo extraño
la imaginación y las acciones que abrazan.
Sin remedio: hay plenitud
porque se trata de cuando se ama
y se siente.
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