Ya hemos iniciado el último cuatrimestre del año, momento en que las instituciones deberían estar elaborando sus planes de trabajo para el próximo período. Ese proceso, naturalmente, debe partir de una evaluación rigurosa de las operaciones y de los resultados alcanzados hasta la fecha, a fin de realizar los ajustes necesarios que garanticen el cumplimiento de las metas propuestas. El punto de partida más adecuado es someterse a un análisis de fortalezas, debilidades, oportunidades y amenazas (FODA).

Esperemos que los amigos del gobierno del PRM hayan realizado ese ejercicio durante su retiro del pasado fin de semana, para no seguir acumulando errores que nos empujan a una crisis sin precedentes. Una crisis que responde, en gran medida, a la ausencia de un plan de gobierno coherente, capaz de mantener la economía a flote sin los traumas que hoy padecemos en áreas tan sensibles como el sistema eléctrico, la movilidad, la educación, la salud y otros servicios públicos que parecían haber superado ciertas dificultades.

Es precisamente en los momentos de mayor dificultad cuando más urgente se hace la planificación. Y lo es todavía más cuando se asume una posición con la promesa de cambio, bajo el compromiso de corregir las anomalías heredadas. Sin embargo, a cinco años de gestión, el gobierno central sigue sin encontrar la ruta para eliminar —o al menos reducir— los problemas que aseguraron haber recibido.

La ausencia de planificación estratégica ha profundizado las crisis en sectores clave como salud, educación y energía

Una de las debilidades más evidentes de nuestros políticos es la administración de los recursos. Son expertos en organizar campañas electorales exitosas y en persuadir a la gente para que los respalde, pero cuando se trata de gestionar los fondos públicos, pocas veces saben aprovecharlos en beneficio del pueblo. En cambio, sí dominan el arte de ejecutar acciones que favorezcan sus intereses personales y los de sus grupos cercanos. Luego, inevitablemente, acudimos a organismos internacionales como el FMI, para que nos dicten lo que ya sabemos que debemos hacer.

El gobierno actual es el mejor ejemplo de lo que no debe ocurrir en ninguna institución. Todos los que administramos recursos tenemos la obligación de mantener, cuidar y fortalecer la entidad bajo nuestra responsabilidad, cumpliendo su misión y visión con acciones planificadas y evaluadas paso a paso.

Si no queremos fracasar —como está ocurriendo ahora—, debemos ser estrictos con los principios de la buena administración y aprender a hacer lo correcto bien hecho. Y si aún no han empezado a diseñar su estrategia, ya es hora de comenzar, partiendo de un análisis FODA serio y transparente.

Osiris Mota

Político

Soy Administrador, cooperativista, cofundador de Seguros Reservas, del Centro Asistencial del Automovilista y de Coop. Mano Solidaria, Consulto de Seguros ...

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