Tristemente tenemos que admitir que la educación dominicana de hoy es una de las peores del mundo. Lo dicen muchas instituciones nacionales, así como las  instituciones internacionales relacionadas con la calidad de la educación en el mundo (UNESCO, PNUD, OEI, OEA, BID, OIE, OCDE, BM y otras).

Esta realidad palpable e  innegable, sabida por todos los dominicanos, debe ser motivo de una profunda preocupación, si partimos del hecho de que la educación es la base del desarrollo de los pueblos.

La educadora Dinorah García, actual rectora del Centro Poveda de la República Dominicana nos presenta esta crudeza con una crudeza filosófica que espanta: “La sociedad dominicana tiene décadas con una gran preocupación, el déficit de calidad de los aprendizajes de los estudiantes y los problemas de deserción en el ámbito preuniversitario y en la educación superior. De igual manera, le preocupa que los estudiantes de Educación Primaria y Educación Secundaria continúen llegando a los estudios universitarios sin saber leer ni escribir; y con dificultades para razonar lo que hacen. No estamos hablando de estudiantes incapaces. Estos estudiantes están insertos en un sistema educativo que se degrada progresivamente”. (Dinorah García Romero: Repensar la educación dominicana. Acento. 17/06/2019).   ·

La ex ministra de educación y meritoria educadora dominicana Jacqueline Malagón,  acaba de afirmar recientemente que los estudiantes dominicanos “llegan al sexto curso de primaria sin saber leer”. (Acento, mayo 2024). ¡Y esto es muy grave!

Y lo es, dado que la lectura es la competencia fundamental que sirve de base al aprendizaje de otras competencias académicas, tecnológicas, ciudadanas, para el trabajo y el aprendizaje a lo largo de toda la vida. Por esto,  hemos de pensar que la educación dominicana se encuentra en un calamitoso estado de emergencia.

 Pese a los grandes esfuerzos del actual gobierno para mejorar la calidad de la educación, la educación retratara por la rectora y la ex ministra dominicanas sigue llamando a preocupación.

¡Y es en esta coyuntura es donde está la esperanza y también el peligro. Peligro que afecta por igual a la escuela pública como a la escuela privada e impacta negativamente a todos los niveles educativos por igual!

Cada gobernante, cada cámara legislativa, cada ministro de educación, cada Consejo Nacional de educación, cada Ong. (Educa, INICIA y otras), la ADP y los  organismos internacionales; cada quien trae sus “propios intereses”,   sus fórmulas mágicas (algunas importadas con contenidos y consultores incluidos) para mejorar la educación del país: desde importar maestros, reducir el 4% del PIB a la educación,  pagar el salario magisterial según rendimiento, hasta el uso de computadoras en detrimento del uso de libros de texto.

Así, cada cuatrienio volvemos a los mismos polvos, a las mismas tragedias y a las mismas huelgas y penas educativas en las que los estudiantes y los padres son los grandes perdedores.  Y también a los deprimentes resultados de la prueba PISA, además de sumarle los millones de pesos que se pierden en un día sin clase por  huelga de la ADP.

Y esto, porque se no se piensa verdaderamente en cómo mejorar, cambiar revolucionar la educación del país.  ¡Y pareciera que a nadie le duele!

Cada gobierno trae su propia revolución educativa, que no es necesariamente la verdadera revolución educativa que requiere el país de cara al siglo XXI.

¡Y Pensar que otros países si lo están logrando! ¡Y pensar que nosotros como país podemos lograrlo! Vuelvo a decir: “sobran recursos, faltan ideas!

Faltan compromisos, legisladores comprometidos con la educación. Falta el compromiso de los padres, de los ayuntamientos de la comunidad, de los medios, de los intelectuales y academias (de Ciencias, Historia y otras), de las universidades.

 Faltan oidores, veedores. Faltan vigilantes, faltan defensores. Como dijera el poeta nacional Pedro Mir: “Faltan hombres y falta una canción… Faltan hombres que se acuesten con la vieja cordillera  y la devuelvan preñada de paredes”… Y yo digo con él: preñada de una auténtica revolución educativa.

 Falta unión de voluntades empresariales y políticas (alianza público-privada) para reformar, cambiar, revolucionar la educación del país de cara al futuro. Un futuro en el que la empresa privada requiere de recursos humanos capacitados y formados en el marco del Modelo STEAM.

El modelo STEAM es un ejemplo de cambio educativo. Un programa de carácter científico que pretende adecuarse y dar respuesta a las nuevas exigencias académicas y laborales del presente y del futuro. ¿Pero qué significa STEM y STEAM? ¿Cuál es la diferencia?

STEM es el acrónimo bajo el cual se engloban las siglas: Science, Technology, Engineering, Mathematics, lo que para el sistema educativo dominicano sería Ciencias Naturales, Tecnología y Matemáticas.

Este modelo educativo se inició con el nombre STEM  en los Estados Unidos en la década de los 90. Comenzó como un movimiento liderado por los empresarios, buscando generar nuevas soluciones de competitividad.

Desde hace algunos años a este acrónimo se le añade la letra A, sinónimo de Arts, que representa a las disciplinas de arte y diseño. La iniciativa la puso en marcha la Rhode Island School de EEUU. Desde entonces STEAM ha traspasado las fronteras del continente americano llegando a tener  una presencia internacional.

En el año 2006  Georgette Yakman (pionera en Educación STEAM) introdujo el término STEAM para exponer un nuevo paradigma educativo en el que la ciencia y la tecnología  son interpretadas a través de las artes.

Hagamos la última revolución educativa del sistema educativo dominicano y hagámosla a la luz de la Ley 66´97, una ley virtuosa que los reformadores anónimos procuran reformar en la sombra.

El estado desvalido del sistema educativo dominicano se debe a la falta de cumplimiento estricto a la democracia educativa,  que se perfila en la Ley de Educación 66´97, que declara:

Art. 4.- La educación dominicana se fundamenta en los siguientes principios:

a La educación es un derecho permanente e irrenunciable del ser humano. Para hacer efectivo su cumplimiento, cada persona tiene derecho a una educación integral que le permita el desarrollo de su propia individualidad y la realización de una actividad socialmente útil; adecuada a su vocación y dentro de las exigencias del interés nacional o local, sin ningún tipo de discriminación por razón de raza, de sexo, de credo, de posición económica y social o de cualquiera otra naturaleza;

b  Toda persona tiene derecho a participar de la vida cultural y a gozar de los beneficios del progreso científico y de sus aplicaciones;

c La educación estará basada en el respeto a la vida, el respeto a los derechos fundamentales de la persona, al principio de convivencia democrática y a la búsqueda de la verdad y la solidaridad;

d La educación dominicana se nutre de la cultura nacional y de los más altos valores de la humanidad y está a su servicio para enriquecerlos;

e Todo el sistema educativo dominicano se fundamenta en los principios cristianos evidenciados por el libro del Evangelio que aparece en el Escudo Nacional y en el lema "Dios, Patria y Libertad";

f El patrimonio histórico, cultural, científico y tecnológico universal, y el propio del país, son fundamentos de la educación nacional;

g La familia, primera responsable de la educación de sus hijos, tiene el deber y el derecho de educarlos. Libremente, decidirá el tipo y la forma de educación que desea para sus hijos;

h La educación, como medio de desarrollo individual y factor primordial del desarrollo social, es un servicio de interés público nacional, por lo que es una responsabilidad de todos. El Estado tiene el deber y la obligación de brindar igualdad de oportunidad de educación en cantidad y calidad, pudiendo ser ofrecida por entidades gubernamentales y no gubernamentales, con sujeción a los principios y normas establecidas en la presente ley;

i La educación dominicana se fundamenta en los valores cristianos, éticos, estéticos, comunitarios, patrióticos, participativos y democráticos en la perspectiva de armonizar las necesidades colectivas con las individuales;

j Es obligación del Estado, para hacer efectivo el principio de igualdad de oportunidades educativas para todas las personas, promover políticas y proveer los medios necesarios al desarrollo de la vida educativa, a través de apoyos de tipo social, económico y cultural a la familia y al educando, especialmente de proporcionar a los educandos las ayudas necesarias para superar las carencias de tipo familiar y socio-económico;

k La libertad de educación es un principio fundamental del sistema educativo dominicano, de conformidad con las prescripciones de la Constitución;

l Los gastos en educación constituyen una inversión de interés social del Estado;

ll La nutrición y la salud en general son determinantes básicos para el rendimiento escolar, por lo que el Estado fomentará la elevación de las mismas;

m Los estudiantes tienen derecho a recibir una educación apropiada y gratuita, incluyendo a los superdotados, a los afectados físicos y a los alumnos con problemas de aprendizaje, los cuales deberán recibir una educación especial;

n La educación utilizará el saber popular como una fuente de aprendizaje y como vehículo para la formación de acciones organizativas, educativas y sociales, y lo articulará con el saber científico y tecnológico para producir una cultura apropiada al desarrollo a escala humana. El eje para elaboración de estrategias, políticas, planes, programas y proyectos en el área educativa será la comunidad y su desarrollo;

ñ El sistema educativo tiene como principio básico la educación permanente. A tal efecto, el sistema fomentará en los alumnos desde su más temprana edad el aprender por sí mismos y facilitará también la incorporación del adulto a distintas formas de aprendizaje.

Art. 5.- La educación dominicana sustenta los siguientes fines:

  1. Formar personas, hombres y mujeres, libres, críticos y creativos, capaces de participar y constituir una sociedad libre, democrática y participativa, justa y solidaria; aptos para cuestionarla en forma permanente; que combinen el trabajo productivo, el servicio comunitario y la formación humanística, científica y tecnológica con el disfrute del acervo cultural de la humanidad, para contribuir al desarrollo nacional y a su propio desarrollo;
  2. Formar ciudadanos amantes de su familia y de su Patria, conscientes de sus deberes, de sus derechos y de sus libertades, con un profundo sentido de responsabilidad y de respeto a la dignidad humana;
  3. Educar para el conocimiento de la dignidad y la igualdad de derechos entre hombres y mujeres;
  4. Crear y fortalecer una conciencia de identidad de valoración e integración nacional, en un marco de convivencia internacional, enalteciendo los derechos humanos y las libertades fundamentales, procurando la paz universal con base en el reconocimiento y respeto de los derechos de las naciones;
  5. Formar para la comprensión, asimilación y desarrollo de los valores humanos y trascendentes: intelectuales, morales, éticos, estéticos y religiosos;
  6. Formar recursos humanos calificados para estimular el desarrollo de la capacidad productiva nacional basado en la eficiencia y en la justicia social.

Por el bien de la patria hagamos la última revolución educativa. ¡Comencémosla de nuevo y hagámosla bien. Recordemos a Bolívar: “Las naciones avanzan hacia su grandeza al mismo ritmo que su educación”.

Asumamos la “última revolución educativa” como un acto de amor a la patria de Duarte: “El amor de la patria nos hizo contraer compromisos sagrados para con la generación venidera; necesario es cumplirlos, o renunciar a la idea de aparecer ante el tribunal de la Historia con el honor de hombres libres, fieles y perseverantes”. (Juan Pablo Duarte).