Desde hace cierto tiempo he venido planteando un concepto propio respecto al tipo de comunicación que se hace en estos tiempos y la he denominado Comunicación Coprológica porque observo muchas personas con diarrea de palabras y estreñimiento de ideas.
En este modelo la comunicación no está basada en el periodismo acucioso, sino en la inmediatez de las redes sociales en donde se puede ofrecer información sin investigar o confirmar porque lo demás se resuelve presentando disculpas, aunque ocasiones con tus denuncias irresponsables la difamación e injuria de otros.
El pensamiento que norma en este modelo de comunicación, que a su vez es un fenómeno mundial es lo que algunos autores denominan Pensamiento Tribal.
El pensamiento tribal es una forma de razonamiento en la que las personas adoptan creencias, opiniones o ideologías basadas en su identificación con un grupo específico, en lugar de evaluar las ideas de manera objetiva o racional.
Este tipo de pensamiento se basa en la lealtad a la comunidad, la identidad compartida y la defensa de las creencias del grupo, incluso cuando hay evidencia en contra.
El pensamiento tribal se caracteriza por creer lo que se asemeja o acerca a lo que yo creo, el problema en el pensamiento tribal es que la manera de responder es agresiva con un rechazo que incluye la denostación del otro si es necesario.
En este tipo de pensamiento, la persona que cree una información, aunque le demuestren que está equivocado buscará la manera de hacer encajar en su visión de las cosas lo que cree.
Es así como hemos asistido a una polarización ideológica radicalizada, aquí no se admiten verdades a medias, en este fenómeno quien no coincide conmigo está contra mí, es mi enemigo y aún más si está basado en algún pensamiento religioso.
Uno de los principales teóricos que ha abordado el pensamiento tribal es Jonathan Haidt, psicólogo social conocido por su trabajo sobre moralidad y polarización política. En su libro The Righteous Mind (2012), Haidt argumenta que los seres humanos están predispuestos a pensar de manera tribal debido a la evolución, lo que les hace priorizar la cohesión grupal sobre la búsqueda de la verdad.
El pensamiento tribal afecta negativamente el debate porque:
Fomenta la polarización: En lugar de buscar puntos en común, los grupos se ven como enemigos y rechazan automáticamente las ideas de los demás.
Reduce el pensamiento crítico: Las personas defienden su postura sin analizarla de manera racional, lo que limita la capacidad de cambiar de opinión frente a nueva información.
Promueve sesgos cognitivos: Como el sesgo de confirmación (buscar solo evidencia que refuerce las creencias propias) y el sesgo de grupo (defender a los miembros de la tribu sin cuestionarlos).
Impide el consenso y el diálogo constructivo: En lugar de debatir ideas, las personas se enfocan en defender su identidad y atacar a los que piensan diferente.
Este fenómeno es especialmente evidente en discusiones políticas, religiosas o ideológicas, donde la identidad del grupo se convierte en un factor más importante que la verdad o la evidencia.
Por eso no discutas con quien tiene un pensamiento tribal porque jamás entenderá tus posiciones y argumentos ya que suele cerrarse en lo que cree y todo lo que esté fuera de ahí es disparate porque aquí solo importa una verdad y lo que esté fuera de ella está mal.
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